Desarrollo motor, cognitivo y de comunicación
Fils de bourgeois ou fils d'apôtres
Tous les enfants sont comme les vôtres.
Fils de César ou fils de rien
Tous les enfants sont comme le tien:
Le même sourire, les mêmes larmes,
Les mêmes alarmes, les mêmes soupirs.
(Hijos de burgueses o hijos de apóstoles,
todos los niños son como los vuestros.
Hijos de César o hijos de nada,
todos los niños son como el tuyo:
La misma sonrisa, las mismas lágrimas,
los mismos miedos, los mismos suspiros.)
JACQUES BREL, 1967,
Fils de...
LOS TRES PRIMEROS AÑOS
Los primeros tres años de vida, pero en especial el primero, los bebés logran adquirir múltiples capacidades en todas las áreas del desarrollo. Estas capacidades o habilidades se construyen poco a poco, por pasos, empezando por las más simples y afianzándose las más complejas en las anteriores. Unas y otras áreas se inte-rrelacionan y progresan; por ejemplo, el área motora y el área visual se influyen mutuamente para que el bebé acabe siendo capaz de poder coger con habilidad un objeto. Es más, muchas de estas habilidades parten inicialmente de la base de reflejos innatos: los manotazos que da el bebé recién nacido y su tendencia a cerrar la mano cuando le toca algo acaban convirtiéndose por medio de muchas pruebas de ensayo y error en el movimiento preciso, dirigido para coger un objeto. Es una etapa fundamental del desarrollo; no en vano el 80 % del volumen del cerebro adulto se consigue en estos tres primeros años.
Para Jean Piaget (1896-1980) los tres primeros años de vida constituyen lo que él llama el período de desarrollo sensorio-motriz, que según este psicólogo suizo ocurre entre el nacimiento y los 2 años. Se trata de un período anterior al habla y al pensamiento que luego conoceremos. El bebé parte de los reflejos innatos y, por medio de repeticiones múltiples y utilizando sus sentidos y capacidades motoras, va alcanzando habilidades crecientes. Todo lo que le provoca placer lo repite constantemente, la inteligencia es preverbal, basada en la actividad de experimentación. En este período acaba por aprender también que los objetos o personas que desaparecen de su vista siguen existiendo aunque no los vea, de ahí lo interesante de los juegos de ocultación tipo cucú.
A los 2 años, para Piaget, comienza el período de pensamiento preoperacional que dura hasta los 7 años. Inicialmente, se va consolidando el lenguaje como medio de conseguir los deseos y comienza el juego simbólico y la imitación.
En este capítulo os pongo unos datos orientativos de la edad a la que los bebés acaban alcanzando las diferentes habilidades del desarrollo, tanto en el aspecto motor como en el relacional y el del habla.
Importa saber que no todos los bebés son iguales y, por eso, el momento en que desarrollan una habilidad puede variar algunos meses de unos a otros y no quiere ello decir que van a estar finalmente más capacitados o menos: tan competente puede ser el que camina desde los 10 meses como el que lo logra a los 18 meses. Hay tiempos por encima de los cuales es conveniente hablar con el pediatra por si hay que realizar alguna investigación que descarte algún problema. Un retraso en una sola área no es tan preocupante como un retraso en múltiples áreas (motora y del habla, por ejemplo) o en todas.
En los bebés prematuros, nacidos antes de tiempo, conviene restar el tiempo que les faltó de embarazo para corregir la edad a la hora de mirar si aún no hacen una determinada cosa como sostener la cabeza. Es decir, si nacieron 4 semanas antes, no esperaremos que hagan algo que hacen los niños de su edad hasta 4 semanas después.
CRONOLOGÍA DEL DESARROLLO DURANTE
LOS PRIMEROS TRES AÑOS
El desarrollo en el bebé sigue un patrón de continuidad y acumulación, progresa día a día aunque haciendo breves parones a temporadas, y lo que aprende se mantiene, no lo pierde. Además, sigue una secuencia predeterminada, es decir, las destrezas las adquiere en un orden determinado y no en otro. Es preciso haber dominado bien las de una etapa para adquirir otra (no puede caminar sin ser capaz de sentarse previamente). El desarrollo se realiza sobre varias áreas que son necesarias para el total desempeño del niño como persona autónoma: área motriz (dominio del cuerpo y de los movimientos finos), área del lenguaje, área social y emocional y área del conocimiento.
Nacimiento
1 mes
3 meses
4 meses
5 meses
6 meses
7-8 meses
9 meses
10 meses
11 meses
12 meses
15 meses
18 meses
2 años
2 años y medio a 3 años
VARIACIONES NORMALES
Los siguientes son los límites tempranos y tardíos en los que niños normales alcanzan algunos de los hitos del desarrollo. Si vuestro bebé tarda más que el límite tardío en conseguir alguno de ellos, es conveniente comentarlo con vuestro pediatra.
TIEMPOS LÍMITE DE ALARMA
Visto de otra manera, aunque cada bebé sigue un ritmo diferente, hay una edad máxima en la que cada hito del desarrollo normalmente se habrá adquirido; en caso contrario es mejor consultar con el pediatra:
EL JUEGO
Los padres, en el trato cotidiano habitual, estimulan a su hijo. Su presencia es necesaria para relacionarse mutuamente, estimularlo, alentar a descubrir y enseñarlo a aprender, a explorar. Algunas madres me han preguntado que qué pueden hacer para estimular a su hijo, qué juguetes comprar, incluso he visto libros que enseñan a «estimular más» a los hijos. En realidad, no hace falta nada especial y no creo que sea bueno «estimular más» a los hijos. No es preciso, ni es bueno para su desarrollo, pues necesitan únicamente la estimulación diaria normal y necesitan descansar y ser felices, disfrutar. Lo único necesario es vuestra presencia o la de un adulto solícito cuando no podáis estar vosotros.
Conviene mostrarle el mundo que le rodea empezando por vosotros y las otras personas, primero las próximas, fundamentales, la mamá y el papá y luego los extraños, que al principio no distingue y luego rechaza, para acabar aceptándolos e incluso interesarle solo al final de este período inicial de 3 años. Conviene después simultanear con la exposición de objetos cotidianos del aseo personal, de la comida o juguetes, estimular sus sentidos, el tacto (la textura de los objetos), el oído (ruidos, canciones), la vista (colores de los objetos). Del olfato y el gusto se encarga fundamentalmente la alimentación, desde el principio, pero se puede continuar cuando se interese en ayudar a preparar comidas.
Es bueno tocarle mucho, darle masajes, dejarle que nos toque, que nos explore la cara (les suele fascinar los ojos y la boca de las personas); es bueno que le habléis mucho desde que nace, leerle cuentos aunque aún parezca que no nos entiende y, en el primer año, enseñarle los dibujos de los cuentos. No es preciso gastarse mucho en juguetes, importa más vuestra presencia y guía que mil juguetes. Además, vuestro bebé es capaz de entretenerse con los objetos comunes de la casa: una caja, el mando a distancia (ojo a la saliva que se cuela entre las teclas), la puerta de un armario o mesita, los botones de la cadena musical, etc. De hecho, después de su primer cumpleaños, lo que más le gusta es explorar toda la casa y puede pasar horas seguidas en ello sin dar muestras de fatiga. Es el momento de poner todo lo peligroso (medicinas, productos de limpieza, etc.) a buen recaudo, tapar adecuadamente los enchufes e ir subiendo las piezas de cerámica y otros objetos frágiles que apreciemos a estanterías superiores. Las cosas y juguetes que le dejemos coger deben ser de bordes romos y no estar pintados o estarlo con pinturas homologadas para uso en menores de 3 años y tener un tamaño lo suficientemente grande para que no se los pueda tragar y tener un accidente.
Ponedle objetos atrayentes cerca pero no se los pongáis en la mano a partir de los 4-5 meses, que ya es capaz de intentar cogerlos por sí mismo: acercádselos y esperad a que se incline él mismo para cogerlos, con lo que se refuerzan los músculos del tronco y extremidades. Siempre conviene no dirigir el juego, esperad a ver cómo lo dirige el bebé, qué se le ocurre; os sorprenderá muchas veces, pues tiene una imaginación desbordante, mucho más que la nuestra. No desesperéis con sus repeticiones, que pueden resultarnos monótonas, pero para el bebé son fundamentales: intenta algo, repite y repite sus intentos hasta que consigue hacer lo que quería y, una vez que lo ha conseguido, está tan feliz y orgulloso por ello que vuelve a repetir la acción, ahora correctamente, sin descanso; además, necesita hacerlo para fijar el aprendizaje.
JUEGOS INTERESANTES PARA VUESTRO BEBÉ
EN ESTOS PRIMEROS AÑOS
TELEVISIÓN, ORDENADORES, VIDEOJUEGOS
Y TABLETAS. LAS HORAS DE PANTALLA
En un puerto italiano, al pie de las montañas,
vive nuestro amigo Marco, en una humilde morada.
Se levanta muy temprano para ayudar a su buena mamá.
Pero un día, la tristeza llega hasta su corazón.
Mamá tiene que partir cruzando el mar a otro país.
«No te vayas mamá, no te alejes de mí,
adiós mamá, pensaré mucho en ti,
no te olvides mamá que aquí tienes tu hogar,
si no vuelves pronto iré a buscarte donde estés,
no me importa donde vayas, te encontraré.»
Adiós, mamá.
Canción de la serie japonesa de dibujos animados
Marco, de los Apeninos a los Andes (1976)
Desde que nacieron nuestros hijos y desde el principio de mi actividad profesional, nos preocupaba los efectos que podía tener la televisión en el desarrollo emocional e intelectual de los niños. Comenzaban a aparecer en aquel momento los primeros videojuegos, pero estaban en sus balbuceos iniciales, nada que ver con lo de ahora y no había nacido Internet.
Todo lo que leímos Christine y yo en libros especializados de la época escritos por pediatras, profesores y psicólogos sobre los efectos de la televisión era bastante ominoso para la seguridad psíquica de los niños, así que decidimos no comprar aparato de televisión y recuerdo que teníamos que ir a casa de unos amigos que sí que tenían, creo que los martes por la noche, para poder ver un estupendo ciclo de cine negro que se programó durante varios años.
Seguí leyendo y pronto advertí que todos los autores indican que la televisión no es buena para los niños por diversos motivos que luego analizaré, pero unos abogan por que los padres controlen tanto el tiempo de visionado como el contenido de los programas que ven sus hijos, y otros, muy pocos, dicen claramente que los niños no deben ver la televisión hasta determinadas edades.
Durante años he comprobado cómo la vida que llevamos en Occidente no da para que los padres controlen, no ya el contenido, que creo que es realmente incontrolable, sino siquiera las horas. No todos somos psicólogos para ver qué hay detrás del programa que están viendo nuestros hijos, la publicidad que hay en las pausas o incluso dentro del mismo de forma velada, así que lo de controlar el contenido es por decir algo. El tiempo no digo que no se pueda controlar, pero no el contenido.
Aunque en España se han firmado varios acuerdos para proteger a los menores de la influencia nociva de la televisión, como el Código ético en 1993 y el Código de autorregulación de 2004, no se cumplen en absoluto y se vulneran de manera sistemática. Casi nadie controla casi nada.
En las últimas dos décadas, han aparecido y proliferado nuevos ingenios que los de mi generación no conocimos; es difícil concebir nuestro modo de vida sin teléfonos móviles, ordenadores, tabletas e incluso para algunos, videoconsolas. Por ello, ahora no nos podemos limitar a hablar de los efectos de la televisión o de los videojuegos sobre el psiquismo infantil, sino que se habla genéricamente de los tiempos de pantalla para expresar la suma de horas que pasa una persona, en nuestro caso en edad infantil, delante de una pantalla, sea de televisión, ordenador, vi-deoconsola, tableta, teléfono móvil, etc.
Hoy día hay suficientes datos publicados en libros y revistas científicas de pediatría, psicología y psiquiatría para saber con certeza que el tiempo de pantalla que consume un niño no solo afecta a su desarrollo psicológico, sino que está directamente asociado con la obesidad infantil. Se ha visto incluso relación a cualquier edad con el desarrollo de diabetes tipo 2, el aumento de coleste-rol y la enfermedad cardiovascular, infartos incluidos, en la edad adulta.
Se ha comprobado que el uso de estos dispositivos:
El exceso de violencia que puebla habitualmente los contenidos de estos medios es un modelo de conductas agresivas para los niños. Se ha demostrado que la visión de situaciones violentas en la televisión o videojuegos antes de los 5 años se asocia a comportamientos antisociales y agresivos a edades tan tempranas como los 7 a 10 años.
La mayoría de series de dibujos para niños contienen escenas de violencia. En ocasiones es muy sutil o psicológica; basta pensar en la serie japonesa Marco basada en un relato de Amicis (18461908): según la edad a la que se visione, puede dar problemas de ansiedad por miedo a la pérdida de la madre. Y empleo visionar y no ver no por pedantería, sino porque el primer significado de vi-sionar, por delante del de «Ver imágenes cinematográficas o televisivas» es «Creer que son reales cosas inventadas», justamente lo que les sucede a los menores de 3 años, con su pensamiento simbólico, que no llega a distinguir entre ambas.
Para los defensores de que con estos medios los niños pueden aprender algo y por tanto no hay que desaprovecharlos, la misma Academia Americana de Pediatría asegura que en menores de 2 años no hay ninguna prueba de que existan beneficios derivados de su uso y sí que hay pruebas de múltiples efectos adversos para su salud y desarrollo.
El número de horas de pantalla influye directamente en el riesgo de obesidad infantil: a más horas de exposición, mayor es la posibilidad de que la criatura acabe con sobrepeso y obesidad. La falta de ejercicio y la publicidad de alimentos en estos programas, que les impele a consumir con más frecuencia comida rápida o basura y bebidas azucaradas, contribuyen al desarrollo de obesidad y otros problemas metabólicos.
Y todos estos datos no son especulaciones, son datos comprobados en cientos de publicaciones en varias partes el mundo. Pese a ello, un porcentaje elevado de niños occidentales pasa más tiempo delante de pantallas diversas que con sus padres o sus maestros y, en algunos países, en uno de cada seis hogares los menores de un año tienen televisión en su propia habitación y, si se miran las habitaciones de los menores de 3 años, en una de cada tres hay un televisor.
Es por ello que departamentos de salud de Estados Unidos, Canadá o Australia han declarado como prioritario para mejorar la salud de los niños el disminuir su «tiempo de pantalla» y en concreto sus metas son «aumentar la proporción de niños y niñas de 0 a 2 años que no vean televisión o vídeos en días laborables y aumentar la proporción de niños y adolescentes de 2 hasta 18 años que, entre televisión, vídeos o videojuegos, no empleen más de 2 horas al día». El Gobierno francés prohíbe a las cadenas francesas transmitir programas de TV dirigidos a niños menores de
3 años, ni aunque se pretendan de tipo educativo. Autores británicos bien informados aconsejan los siguientes tiempos máximos de pantalla diarios:
De 0 a 3 años: 0 horas, nada
De 3 a 7 años: media hora
De 7 a 12 años: una hora
De 12 a 15 años: hora y media
Más de 15 años: dos horas
Todavía hay personas, incluidos profesionales de la medicina, que piensan que los niños de hoy deben convivir desde la más tierna infancia con estos poderosos medios y que, bien empleados, son buenos para ellos. Bien, ahora ya tenéis los datos actualizados a día de hoy. Os toca tomar una decisión. Ante unos medios que se ha demostrado que no mejoran para nada ni el aprendizaje, ni las capacidades de desarrollo de vuestro bebé, bien al contrario, hay que tomar una decisión prudente y sensata. ¿Vais a entretener a vuestro bebé con la tele o videojuegos?
BILINGÜISMO PRECOZ O TARDÍO.
¿A QUIÉN CREER?
Será una griega, para que el lactante se habitúe con ella a la más hermosa de las lenguas.
SORANO DE ÉFESO, siglo II d. C.
Gynekia (Enfermedades de la mujer). Capítulo 8.
De la elección de la nodriza
Desde el mismo momento en que se empieza a desarrollar el oído durante el embarazo como hemos visto en el capítulo 1, comienza el desarrollo del lenguaje en el bebé. Al nacer, ya hace semanas que reconoce bien la entonación o prosodia del lenguaje de su madre y es el que prefiere. Pero no deja de intrigarle mucho la escucha de un idioma diferente.
La globalización y el desigual reparto de la riqueza en las diferentes regiones de la Tierra están provocando grandes fenómenos migratorios, con lo que cada vez son más frecuentes las uniones familiares de personas de diferente idioma. Puede que la lengua de uno de ellos sea la del país de residencia, pero con frecuencia hay parejas cuyos idiomas distintos no son tampoco el del país en el que viven. Además, en España, por ejemplo, una familia puede residir en una de sus zonas bilingües (Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia o Baleares). Los hijos de estas uniones se van a ver expuestos a dos, tres o cuatro idiomas. ¿Es eso bueno? ¿Es perjudicial? ¿Tardarán más en aprender un idioma? ¿No aprenderán ninguno de los dos o tres bien?
En los años setenta y ochenta del pasado siglo, justo cuando los de mi generación estábamos criando a nuestros hijos, los libros de puericultura y de psicología que leíamos advertían de los perjuicios que conlleva el enseñar a los niños dos lenguas a la vez. Recomendaban que nunca se intentase hacerlo antes de los 3 o más años, cuando ya se hubiesen adquirido unos rudimentos sólidos de la primera lengua. Y así hicimos con nuestros hijos.
Más tarde descubrimos que lo que en esos libros ponía estaba basado en los prejuicios de sus autores, no en nada comprobado.
Menos mal que su abuela y bisabuela del otro lado de los Pirineos nada sabían de tales teorías y les contaban largas historias en su lengua, sin molestarse en traducirlas, porque además no sabían.
Las razones que daban en esa época para evitar el bilingüismo precoz eran que se producían transferencias entre ambas lenguas, no solo de palabras, sino de ordenamiento de las mismas, gramaticales, que no se aprendía bien ninguno de los dos, que la adquisición del lenguaje se retrasaba, que nunca se dominaría ninguno de los dos bien y que podía haber problemas en otras áreas del conocimiento.
Hoy día hay suficiente investigación publicada al respecto para saber que solo parte de esto es verdad y además no grave. Se producen transferencias ocasionales sin importancia y algo se retrasa el aprendizaje de dos idiomas a la vez, pues parece que el número de palabras total que dominan en cada época se reparte entre los idiomas que está aprendiendo a manejar, pudiendo lentificarse ini-cialmente el desarrollo del vocabulario. Al cabo de pocos años, esto deja de tener importancia. Todo lo demás no es cierto: pueden acabar dominando a la perfección varios idiomas y no hay retraso en otras áreas del conocimiento, sino, para algunos investigadores, todo lo contrario.
Por haber trabajado toda mi vida profesional en una zona en la que conviven dos lenguas, valenciano y castellano, y además, por su atractivo climatológico y costero, con una gran proporción de residentes extranjeros, siempre me sorprendió escuchar niños muy pequeños que hablaban muy adecuadamente dos o tres idiomas. Recuerdo una niña de 5 años con síndrome de Down que hablaba con soltura valenciano, español y holandés. Algunos de ellos, más ma-yorcitos, incluso me hacían de intérpretes con su madre, que no hablaba mi lengua.
Ni siquiera los niños con problemas de lenguaje, o riesgo de adquirirlos por tener algún tipo de discapacidad neurológica, empeoran sus resultados por aprender dos idiomas a la vez y ser bilingües. Estudios hechos en niños con síndrome de Down confirman lo mismo: no hay pruebas de efectos perjudiciales del bilingüismo.
La importancia de dominar bien un idioma extranjero para tener más posibilidades de éxito laboral en la vida adulta hace que muchos padres ocupen a sus hijos de maneras diversas y, a veces intensivas, en el aprendizaje, incluso muy precoz de otra lengua. Se les hace oír grabaciones, ver y escuchar programas de televisión en otra lengua, acudir desde muy pequeños (menos de 3 años) a clases de inglés, por ejemplo, y hasta el padre o la madre le hablan en un idioma que no es el suyo propio y que incluso no dominan. Otros siguen métodos que preconizan el éxito en el aprendizaje de un segundo idioma y el éxito en general.
El bilingüismo puede mejorar ciertos aspectos y habilidades del conocimiento, como clasificar y adaptarse mejor a cambios de tareas y controlar mejor la atención. Se sabe hoy que tiene más efectos positivos que negativos. Conocemos bastante acerca de las ventajas cognitivas de las personas adultas bilingües y cómo funciona su cerebro, pero poco sabemos seguro sobre los niños expuestos a dos idiomas y su aprendizaje. No hay una certeza absoluta en las conclusiones de los estudios publicados, pues son muy complicados de realizar por lo difícil que es observar a niños bilingües sin inmiscuirse en su aprendizaje y en sus vidas.
El lenguaje activa determinadas zonas del cerebro. Si a un bebé se le habla de continuo en otro idioma distinto del materno y es por una persona a la que se siente vinculada (el padre, por ejemplo), el bebé muestra interés por asimilar ese idioma en el que le llegan señales queridas e interesantes y activa zonas diferentes del cerebro, acabando por aprenderlo a la vez que el materno.
Los bebés aprenden un segundo idioma, como aprenden el primero: porque les interesa, interactuando constantemente con la persona que les habla, la persona a la que se vinculan. De poco sirven pues narraciones grabadas, programas de televisión, clases u otros métodos que nada les dicen y que no les interesan. De hecho, hay trabajos que relacionan el visionado de televisión puesta de fondo, o de programas sin interés, o sin acompañamiento de adultos e incluso el ver televisión a edades tempranas, con puntuaciones bajas de vocabulario en cualquier idioma, pero en especial en casos de bilingüismo.
La hija de nuestra amiga de Vienne (Francia) se casó con un joven japonés y ambos se establecieron en Japón. En 2008 nació su nieta a la que la madre le habló siempre en francés, mientras que el padre y toda la familia paterna lo hacían en japonés. La niña aprendió a hablar en esa lengua y nunca decía nada en francés, ni a su madre, hasta el punto de que ella no estaba segura de que la entendiese del todo ni de que sus esfuerzos sirvieran de algo.
En 2011, tras el desastre de Fukushima, temiendo la exposición a la radiación, los padres enviaron a su hija, de 3 años recién cumplidos, con la abuela de Francia, hasta que la situación se aclarase. Nuestra amiga había adquirido nociones de japonés, pero no las suficientes como para mantener una conversación con su nieta. No le hizo falta: desde el segundo día la niña le habló a su abuela en un francés perfecto para su edad.
La estructura del idioma, el cómo se ordenan las palabras, la gramática en suma, los bebés la aprenden temprano y sin esfuerzo. Se sabe que la deducen de las características prosódicas específicas de cada idioma, es decir, de la pronunciación, el tono y la acentuación de ese idioma. De ahí la poca efectividad de estrategias como que el padre o la madre se esfuercen en hablarles, para que lo aprendan, en un idioma que no es el suyo y que no manejan adecuadamente. Aparte del desconcierto que les puede causar el que mamá o papá cambien de registro lingüístico a ratos.
Así pues, si los padres son de diferente lengua, es recomendable que cada uno le hable la suya propia. Tanto si la lengua de ambos es diferente de la del país en que viven y queremos que la vaya aprendiendo, como si deseamos que se vaya familiarizando con otro idioma, la solución no pasa por hablarles un idioma que no es el nuestro propio, ni por ponerles la televisión en ese idioma. Tampoco es útil comprar programas educativos o llevarlos a academias de idiomas para bebés, soluciones caras, de efectos no comprobados y posiblemente atosigantes para un bebé.
Si tu pareja y tú deseáis que adquiera rudimentos de otro idioma hay varias estrategias prácticas que se pueden realizar sin alterar los esquemas que habéis decidido sobre la crianza de vuestro bebé. Es decir, que la crianza está por encima del aprendizaje de idiomas. Tener amigos de lenguas diferentes que si además tienen hijos, mejor; ir a jugar al parque en el que hay niños del país de residencia; la persona que contratáis para que cuide a vuestro bebé durante vuestras horas de trabajo que sea hablante del idioma deseado y la posibilidad de una guardería bilingüe son algunas oportunidades que pueden concurrir en vuestra situación.
Pero contratar a una persona o llevarlo a una guardería no estará influido por el aprendizaje del idioma, sino porque es lo que habéis decidido como medio de cuidados alternativos.
Al final resulta que Sorano sabía mucho. ¿Cuál es la razón de que prefiera una mujer griega como nodriza? Por su bello lenguaje, aclara el mismo Sorano. Teniendo en cuenta que los contratos de nodrizas duraban de dos a tres años, al cabo de ese tiempo el niño romano atendido por una nodriza dominaba bien el griego. Hoy, de persistir el sistema de nodrizas, las elegidas serían las de habla inglesa o, ¿por qué no?, china.
SABER MÁS. REFERENCIAS
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