Agradecimientos

Yo tengo tantos hermanos

que no los puedo contar.

En el valle, la montaña,

en la pampa y en el mar.

Atahualpa Yupanqui (1908-1992),

Milonga

Mi más sincero agradecimiento a todos los que han hecho posible que este libro llegue a publicarse.

A Carmen Romero, directora de Comunicación de Ediciones B que me impulsó a escribirlo. Ella y Caliope del Val Mendiz me guiaron, durante el tiempo que me costó escribirlo, en lo que para mí era un camino mal conocido. Leyeron el manuscrito y atemperaron parte de mis excesos de principiante que quiere ponerlo todo y más. De modo exquisito lograron que me convenciese de que no estaba escribiendo una enciclopedia y atemperaron lo farragoso de mis párrafos.

A Christine, Yasmín y David, que invirtieron muchas horas en leer coma por coma, punto por punto y palabra por palabra todo el texto, además del sentido de cada frase, logrando dar fluidez expositiva al libro que ha quedado.

A todos mis maestros en el hospital La Fe de Valencia, pero en especial a Gabriel Abeledo, pediatra clínico, que me enseñó a usar mis sentidos, incluido el común, para tratar niños y no análisis; a Francisco Morcillo, neonatólogo infatigable, del que aprendí a templar los nervios con los recién nacidos enfermos y prematuros; a Santiago Mendizábal, mi «R» mayor de Pediatría, que me puso en marcha como pediatra y me dio seguridad por vez primera desde acabar Medicina. A Ana Muñoz, que me enseñó a conjugar la neonatología tecnificada con el trato cálido debido a recién nacidos y a sus madres, descubriéndome algo tan obvio como que detrás de todo niño hay una madre a la que escuchar.

A todos mis compañeros del hospital Marina Alta, con los que tuve el privilegio de compartir muchos años, muchos niños, muchas sesiones, conocimientos y sentimientos, gran parte de los cuales he plasmado en este libro.