Capítulo 6

Acto de Fe

 
 
 
Después de una breve parada en el nivel tres, para que David pudiera curar sus heridas en Curación Exprés, siguieron al nivel cinco. El trato de Metatrón aun resonaba en las orejas de Kara. Era una melodía irritante que se repetía una y otra vez sin detenerse.
"Kara, ¡dime cuál fue el trato! ¿Cuál fue el acuerdo?" le preguntaba David una y otra vez. Pero ella presionó sus labios firmemente y sacudió la cabeza, enfureciendo aún más a David.
El continuó viéndola nerviosamente, pero ella no se animaba a decirle qué era lo que había ofrecido a cambio de sus vidas… aun no.
Finalmente, el ascensor se detuvo. David recuperó su tarjeta dorada del enorme primate color miel con cola de gato que había mantenido sus ojos en el panel de control durante todo el viaje. Los dos ingresaron al nivel cinco, el Departamento de Defensa.
La división Contadora de Demonios se veía tal y como la recordaba. Era una sala circular gigante del tamaño de un campo de béisbol, con oficinas en el segundo y tercer piso separadas por paredes de cristal. Cientos de ángeles de la guarda caminaban hacia arriba y hacia abajo de las escaleras o estaban sentados en sus escritorios, tecleando a mil por hora.
Al principio la sala rujía con el sonido de las voces, pero a los pocos segundos de su llegada, la habitación se silenció por completo. Kara  hizo su mejor esfuerzo para no hacer contacto visual con nadie mientras pasaban por las pantallas holográficas que parecían papel tapiz viviente. Trató de ajustar el ángulo de su cuerpo estratégicamente para poder esconderse detrás de David, pero fue inútil. Todo el mundo la veía. 
En vez de moverse hacia el amplio escritorio redondo en el centro de la cámara, donde los guardianes generalmente celebraban sus reuniones, David la llevó hacia cuatro cubículos de color verde agua. Los tanques vega brillaban como esmeraldas gigantes bajo la luz del techo. 
Un grupo de ángeles estaba parado nerviosamente alrededor de los tanques, como si se estuvieran preparando para el salto. Kara podía ver a Ashley y a sus compinches, Sasha, Raymond, y Ling. Los ojos marrones de Ashley la veían con rabia. Ella era unos años mayor que Kara y llevaba su largo cabello rubio tirado hacia atrás, en una trenza. La trenza hacia que sus rasgos se vieran aún más afilados y simples.
Sasha era una chica con aspecto de ratón, flaca con cabello a los hombros color paja y grandes ojos negro mate. Raymond estaba parado del otro lado de Ashley, él era un pesado pelirrojo con una cara como de vampiro, y Ling se ocultaba detrás de Ashley. Ling siempre ponía inquieta a Kara. Le recordaba a una sanguijuela con su cara delgada, pelo negro grasiento y ojos vacíos. 
Su hostilidad se sentía como una repentina nevada alrededor de los tanques de vega, y Kara suprimió un escalofrío. Una pequeña adolescente de más o menos la misma edad de Kara, con cabello purpura estilo pixie gritó al verla y se precipitó sobre ella. 
"¡Wow, te ves como un holograma!" dijo Jenny. 
Una sonrisa gigante se esparció por sus rasgos afilados y puntiagudos. Parecía una adolescente típica, excepto por sus pulidas botas púrpuras y chaqueta estilo bombardero del mismo tono. Llevaba un carcaj plateado con un arco y una multitud de flechas de plata atado a su espalda.
 "Es súper extraño poder mirar a través de ti. Es como ver a través de una nube o un parche de bruma. ¿Te duele?
Pasó sus dedos delicadamente por entre la cola de caballo de Kara. Sus ojos grandes y verdes resaltaban contra el kohl negro y sus sombras púrpuras.
"No," dijo a Kara. "Y tampoco me siento diferente. Simplemente me veo diferente".
Jenny saltó a los brazos de Kara y la abrazó fuertemente. "¿A quién le importa? Ya te echaba de menos". 
Kara se relajó un poco y sonrió. “Yo también te extrañé, niña loca".
Cuando Jenny soltó a Kara de su abrazo de oso, un flaco adolescente con gafas y una cara ratonil luciendo un holgado uniforme de combate que se veía dos tallas demasiado grandes para él, extendió su mano. 
"Qué bueno que estás de vuelta, Kara", sonrió Peter. "Realmente podríamos utilizar tu ayuda con esto".
Kara sacudió la mano de Peter y sus ojos se dirigieron a David.
“Sí, David dijo algo acerca de una situación. ¿Qué situación? ¿De qué me he perdido?"
 "Algo que la Legión esperaba nunca tener que enfrentar", dijo una voz.
Kara miró sobre el hombro de Peter. Una impresionantemente alta mujer caminó hacia ellos. Su piel color moka se mezclaba maravillosamente con su uniforme negro de la DCD. Estudió cada pulgada del semitransparente y misterioso cuerpo de Kara, y Kara se sintió aún más incómoda. Kara podía darse cuenta de que el Arcángel Ariel nunca había visto a un guardián fantasma. No esperaba que Kara se viera así.  Nadie sabía lo que estaba mal con ella, y eso agravaba su sensación de incomodidad. 
"Es bueno verte otra vez, Kara", dijo el Arcángel Ariel. A Kara le parecía que Ariel se veía cansada. 
“¿Estás lista para una misión? Realmente podría utilizar tu ayuda y habilidad en nuestra actual situación". 
Había un sentido de urgencia a su voz. "No tenemos suficientes agentes de campo capacitados en este momento. Los que están en formación, bueno, pues no están listos todavía, no como para enfrentar una misión peligrosa como esta". 
Ella vaciló, observando minuciosamente el cuerpo de Kara otra vez.
“¿Puedes trabajar así? ¿Crees poder hacer el salto vega? Te necesito en el equipo, pero no quiero añadir más... más daño a tu padecimiento, sea lo que sea".
A pesar de la extrañeza de la situación, Kara estaba emocionada, y sonrió. "Raphael parece pensar que si puedo, pero me aconsejó que no exagere, por si acaso. Sin embargo, me siento bien".
Era raro estar de vuelta tan pronto, más aun así, con un aspecto medio fantasmagórico, pero no había nada en el mundo que deseara más que ser de nuevo un ángel guardián. En ese momento, ella se dio cuenta de que esto, ser un ángel de la guarda, era lo que deseaba ser la vida entera. Esto explicaba la sensación de vacío que había experimentado como mortal. Era lo que había intentado explicarle al Sr. Patterson, sin mucho éxito. Ella estaba destinada a ser un ángel de la guarda, a salvar vidas.
Kara levantó la barbilla, y añadió con más confianza. "Yo puedo hacer esto. Estoy lista".
"Bien", dijo Ariel. "No tienes tiempo de cambiare, así que esas prendas tendrán que servirte por ahora. No sé qué tan efectivas resulten en la misión, pero estoy segura de que las harás funcionar”.
Kara se miró a sí misma. Nunca se imaginó que sus vaqueros, camiseta blanca y chaqueta negra fueran útiles para nada. Simplemente eran cómodos. Aunque no eran precisamente un traje para luchar contra los demonios, ella podría maniobrar fácilmente con ellos.
"Kara", dijo Ariel, "estarás en el equipo de Jenny con Peter y David. Ashley ya tiene su equipo listo…”
"Ella no debería estar en ningún equipo", dijo Ashley repentinamente. 
Su tono era frío y lleno de odio. "Es decir, mirarla. Todo lo que va a hacer es atraer la atención a nosotros. Va a ponernos en peligro".
Todos los ojos estaban ahora sobre Kara, pero ella se enderezó aún más, con una actitud desafiante. 
"Cállate, Ashley", gruñó David.
"Sí, Ashley", reafirmó Jenny. "Nadie pidió tu opinión".
"Mi opinión es tan importante como la de ustedes, Jenny. Yo soy un líder de equipo", continuó Ashley en un tono de superioridad, estirando el cuello. "No nos ha dicho por qué se ve, así, ¿cierto?, ¿sabemos acaso cuáles son sus motivos? No es como que podamos leer su mente. ¿Cómo sabemos de qué lado está realmente? No podemos saberlo, ¿o sí? Todo lo que sabemos con certeza es que una vez estuvo marcada por los demonios, y ahora me parece que  la han vuelto a marcar”.
David hizo un movimiento hacia Ashley, pero Kara lo detuvo, sacudiendo su cabeza. Lo último que quería era que David fuera suspendido a causa de ella. 
"Juro por Dios que te voy a callar si no te callas tu sola", dijo David airadamente. 
Ashley estudió las caras de sus compinches, y sonrió con confianza.
"Saben que tengo razón. Cada uno de ustedes sabe que estoy diciendo la verdad. Ustedes simplemente no tienen las agallas para decirlo, pero yo sí". 
Ella miró a Kara e hizo un gesto de disgusto.
Kara se sintió desinflada. Buscó el rostro de sus amigos y se preguntaba si las palabras de Ashley podrían reflejar un poco de verdad en ellas. ¿Tendrían miedo de que ella pudiera ponerlos en peligro?
"Habla por ti misma", bufó Peter frunciendo el ceño. “Yo quiero a Kara en mi equipo. Es una excelente guardiana, y no podía pedir una mejor compañera.  Kara relajó los hombros y se sintió un poco mejor. Al menos Peter no creía las palabras que se derramaban de la insoportable boca de Ashley.
Ashley se dirigió a Peter pero apuntó hacia Kara. 
"Se ve falsa. Ella es falsa, y no confío... no sabemos si quiera llevarnos a una trampa, o a una emboscada. Hasta que lo sepamos con certeza, ella debe permanecer con el arcángel Raphael para que pueda ser supervisada", agregó, sacudiendo la cabeza. "No debería estar con nosotros. Es una amenaza para nuestra misión, nunca estaremos seguros con ella alrededor".
  Ella miró a Kara con una expresión retorcida, como si quisiera darle una bofetada.
"¿Sabes?", dijo Jenny, caminando hacia adelante. "Pueden suceder todo tipo de accidentes en el trabajo", agregó,  sonriéndole malvadamente. "Yo podría confundirte con un demonio…"
"Basta ya", dijo Ariel. "No tenemos tiempo para esto".
Kara no escuchó al arcángel. Ella podría luchar sus propias batallas. 
Antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo,  caminó delante de Ashley y se puso frente a frente con ella, su rostro a unos pocos centímetros. "Aquí estoy. ¿Tienes algo que decirme? Dilo en mi cara".
Ashley se enderezó y aguantó la determinada mirada de Kara. "No confío en ti. Estás contaminada, ambas sabemos que no perteneces aquí. Es sólo una cuestión de tiempo antes que el resto de la Legión se dé cuenta de su error”.
"Tengo tanto derecho a estar aquí como tú", espetó Kara.
Ashley se echó a reír. “Pero claro que no. Simplemente no lo sabes todavía".
 Kara apretó los puños. "Vas a desear nunca haber dicho eso".
 “¿Qué?" se burló Ashley, "¿Que estás contaminada?" 
Sus compinches se echaron a reír. 
Kara levantó sus puños. "Tú vas a ser la que esté contaminada cuando termine contigo".
 "¿Es eso una amenaza?" rio Ashley otra vez y agudizó  su mirada. "Dudo que siquiera puedas lanzar un golpe decente así como estás. Mírate, débil y patética. Ni siquiera eres real, eres un fantasma, un producto de lo que solías ser. No eres nada, deberían haberte encerrado en el Tártaro".
 Kara se contuvo, su expresión era como de piedra. Ashley nunca sabría cuánto daño le habían hecho sus palabras. 
"Si, probablemente me tiren en el Tártaro después de que termine contigo". Kara se inclinó hacia adelante. "Y creo que voy a empezar con tu cara, ya que es lo más cercano".
 "¡Deténganse ahora mismo!"
Ariel separó a las chicas, regañándolas. "¿Se han vuelto locas? ¿Han olvidado que la camaradería es la primera regla de la Legión?, somos una gran familia, una hermandad. ¿Cómo pueden tratar a su familia de esta forma? Es ridículo. Están todos en el mismo equipo; todos y cada uno de ustedes pertenecen al mismo equipo. Ustedes son iguales". 
Ariel los veía a la cara, desafiándolos. "Yo confío en todos ustedes, y eso debe ser suficientemente para todos ustedes. ¿Entienden?"
 "Claro, entiendo", respondió Ashley apartando su pelo rubio del rostro. "Está bien, de veras. No quería infectarme con ella de todos modos." 
Se dio la vuelta riendo, y sus seguidores estallaron en una carcajada, junto con ella.
"Te lo advierto, Ashley", amonestó Ariel. "Una palabra más de tu parte… y estarás fuera de la misión, ¿entiendes?"
Ashley cruzó sus brazos. “Sí, Arcángel Ariel. Lo entiendo", resopló, y volteó a ver a Kara con una mirada fría y calculadora, como si la estuviera retando a continuar la pelea en un lugar donde Ariel no las viera.
Estaba claro para ambas niñas que esto no se había terminado. 
Ariel observó a Ashley un momento más y luego abordó al resto del grupo. 
"Ahora escuchen,  no quiero, ni tengo el tiempo suficiente, como para repetirme. Han perdido mucho tiempo como con sus dimes y diretes", dijo, casi gritando. "Kara está aquí porque necesitamos a un guardián experimentado. Kara es una tutora experta y un activo valioso para la Legión. La necesito. Todos la necesitamos, ella es uno de nosotros, igual que ustedes. Somos una familia. Y ¿qué hacen las familias? Las familias permanecen juntas. ¿Está claro?”
 Todo el mundo asintió con la cabeza en un consenso silencioso. Ashley sabía que era mejor que no empezara otra pelea frente al arcángel. Su batalla debería continuar en otro momento y en otro lugar.
"Bien". Ariel se volvió a Kara. "Si no te sientes bien, o si te sientes un poco débil, no debe darte vergüenza decir que no, Kara. Sólo quiero que lo sepas".
"Estoy bien, de veras”, dijo Kara. "Te lo diría si no fuera así".
Escuchó como se burlaba Ashley, pero no le prestó atención. Estaba más interesada en el todo ansioso y de urgencia en la voz de Ariel.
"Pero, arcángel Ariel", continuó Kara, sintiendo que tenía que hacer la pregunta. “¿Qué está sucediendo? ¿Qué es lo que no me estás diciendo?" 
Ella se preguntaba si el arcángel estaba preocupada de que el cuerpo de Kara no sobreviviera el salto del tanque vega. ¿O era algo más?
La boca de Ariel se abrió a la mitad, pero no dijo nada. 
"Jenny te dará los detalles", dijo después, casualmente.
  "Toma", dijo, y le dio a Kara una espada de plata azul, tan larga como su antebrazo. Era más ligera de lo que parecía y estaba fría al tacto. Había marcas pequeñas grabadas en la hoja, en un idioma que Kara no podía descifrar, y tenía diminutas estrellas grabadas en la empuñadura, como huellas dactilares. Era impresionante. Kara supo de inmediato que era una de las espadas personales de Ariel.
"No te acerques demasiado a ellos", dijo el arcángel, y se alejó de los tanques verdes.
"Que no me acerque demasiado… ¿a qué, exactamente?" Kara volteó a ver a David, como pidiendo una explicación, pero él entrecerró los ojos y le dijo en silencio más tarde.
"Rápido", Ariel se veía peor de lo que Kara se sentía; tenía el peso del mundo mortal sobre sus hombros. "Que las almas les protejan".
 Antes de que Kara pudiera siquiera empezar a entender esta nueva amenaza, Ashley y su equipo se adentraron a los tanques vega. Sus cuerpos se desintegraron en brillantes manchas de arena, y luego desaparecieron como si nunca hubieran estado allí.
"Vamos, Kara, nuestro turno", dijo Jenny, y jaló a Kara con ella hacia los tanques. "Yo iré primero".
Kara entrecerró los ojos. “Pero… ¿a dónde vamos?"
“ A Las Vegas, Nevada".
Jenny entró en las aguas verdes y desapareció. Kara nunca había estado en Las Vegas, ni como mortal ni durante su  trabajo como guardián. Ella siempre había querido ir, especialmente para ver los shows, pero este no era el momento para jugar al turista. Por las miradas de que todo el mundo tenía en sus rostros, este no iba a ser un viaje divertido. Empezó a sentir miedo de lo que no le habían dicho.
"Hagamos esto de una vez". David se adelantó y fue seguido rápidamente por Peter. Desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Kara era la única que quedaba. Ella miró a Ariel, cuyo rostro seguía mostrando miedo y un gran sentido de urgencia, y asintió con la cabeza.
 Kara se dio cuenta de lo nerviosa que estaba. ¿Sobreviviría su extraño cuerpo semi transparente el salto?, ¿o se desintegraría en millones de pedazos y desaparecería para siempre? Sólo había una manera de averiguarlo. Con su espada apretada firmemente en su mano temblorosa, Kara se concentró en moverse. Cayó de bruces sobre la pared de aguas esmeraldas y desapareció.