El Sr. Patterson tomó su bate, escaló sobre las pilas de libros y los desechos y se colocó tras su mostrador. Se paró por un momento, agitado, y se sujetó del mostrador como para no perder el equilibrio. Luego desamarró su corbatín y lo tiró al suelo.
Kara nunca había visto a su jefe tan angustiado. Era incómodo ver lo mal que estaba. Por primera vez desde que lo había conocido, parecía perdido. Y si estaba perdido, ¿qué pasaría con el resto de ellos?
David, Peter y Jenny parecían igualmente confundidos.
Kara caminó hacia el mostrador.
"Sr. Patterson, ¿está bien?"
El anciano levantó la cabeza, "No, ni remotamente".
"Díganos qué es lo que esto significa", dijo Kara, intentando ocultar la urgencia en su voz.
El Sr. Patterson cerró los ojos y sacudió la cabeza distraídamente. "Los archidemonios fueron expulsados de nuestra realidad hace miles de años. Los arcángeles los recluyeron a una dimensión estéril".
"¿Se refiere al inframundo"? Preguntó Kara.
"Sí y no”. El Sr. Patterson abrió los ojos.
"Existe otro plano más allá del inframundo; otra dimensión, un lugar de fuego y sombra más oscura que incluso el más allá. Y es allí a donde los archidemonios fueron exiliados. Todo este tiempo pensamos que los habíamos desterrado con éxito, y que era imposible que escaparan".
“Pero no han escapado, aún no", dijo Kara. "Si los imps buscan la llave, significa que los archidemonios todavía están encerrados".
El anciano tenía una expresión seria. “Sí, pero el hecho de que estén conscientes de la existencia de la llave y que sepan dónde encontrarla, significa que están planeando algo".
“¿Y si consiguen obtener la llave?” inquirió Peter, tamborileando sus dedos sobre el mostrador, "¿Pueden abrir su prisión? ¿No les suena demasiado fácil? Si los archidemonios son tan peligrosos como dicen, ¿por qué no se ocupó la Legión de cuidar mejor a dónde y cómo les desterró? ¿Por qué no simplemente destruyen la llave? ¿O por qué no destruyen a los archidemonios?"
"Eso es exactamente lo que estaba pensando", dijo Jenny. Se inclinó sobre el mostrador junto a Peter y tomó una esfera de cristal de la vitrina.
"Porque no podíamos", dijo el Sr. Patterson.
Observó a Jenny y tomó la bola de cristal de entre sus manos para colocarla de nuevo en su lugar.
"Eran demasiado fuertes, demasiado potentes. Lo único que podíamos hacer era desterrarlos, para evitar que hicieran más daño. Eso fue lo que hicimos".
“¿Y la llave?" Preguntó Kara.
"La clave es parte de ello", dijo el Sr. Patterson. "Necesitarán más que la llave para liberarse de su prisión. Hay otros elementos que deben juntarse para romper el campo de fuerza que los delimita. Nunca pensamos que fuera posible que lo lograran".
El Sr. Patterson golpeó el mostrador con el puño. "Todavía no entiendo cómo pueden siquiera contemplar la idea del escape".
"Bien, pues lo están pensando", dijo David. "Deben pensar que pueden escapar. Han enviado a los segadores, ¿cierto? Eso sólo puede significar que están preparándose para salir".
Kara sabía que David estaba en lo cierto. Si los archidemonios habían liberado a sus segadores para retirar a los mortales y a los ángeles de su camino, estaban preparando su escape, y sabían que podían lograrlo de alguna manera.
Kara se dirigió a su jefe. "Entonces, ¿cómo evitamos que escapen?"
El Sr. Patterson se retorció, inquieto, y sostuvo su mirada. "No deben conseguir la llave nunca. No importa lo que pase".
"Suena bastante fácil", dijo David. "Vamos a mantenerla oculta…"
Un grito estridente de una persona siendo atacada hizo eco desde afuera.
El Sr. Patterson se dirigió a Kara, la sujetó por el codo y la volteó para verla de frente.
"Los imps han vuelto, y esta vez habrá más de ellos".
“¿Por qué no me sorprende?" dijo David perezosamente.
"No puedo mantener la llave conmigo", continuó el anciano con tono urgente. Su puño apretaba el brazo de Kara. "Ahora ellos saben que la tengo. La llave debe estar oculta y en secreto si queremos salvar nuestro mundo".
"Está bien, le ayudaremos". Kara asintió con su cabeza vagamente, un poco confundida. "Sólo díganos dónde está, y nosotros le ayudaremos a esconderla en alguna parte…"
"¡No!" dijo el Sr. Patterson. "La llave debe ser transferida a otro guardián. Es la única manera de mantenerla a salvo".
Kara vio de cerca el Sr. Patterson. "¿Dijo transferida?"
Pero antes de dar una respuesta, el Sr. Patterson agarró un trozo de vidrio en el mostrador y cortó su brazo desde la muñeca hasta el codo. En vez de la esencia brillante, blanca, que Kara estaba acostumbrada a ver en las heridas de los ángeles, una luz plata se derramó del corte. Su brazo desapareció bajo la brillante luz plateada.
Él trabajó rápidamente. Tiró el fragmento de vidrio y abrió su piel con sus dedos. Buscó dentro de su brazo como si fuera una bolsa de equipaje de mano y estuviera tratando de encontrar su cepillo de dientes.
"¡Deténgase!" gritó Kara. Ella trató de agarrar sus manos, pero él se retorció, evitándolo. "¿Se ha vuelto loco?"
Y entonces el Sr. Patterson retiró una llave de cristal brillante de su brazo. Era del tamaño de la palma de su mano y tenía un escudo grabado en ella. Parecía el símbolo del arcángel de dos alas esculpido en un arco. Los bordes estaban grabados con símbolos y letras escritos en un lenguaje que no entendía.
"Esta es la llave", dijo el Sr. Patterson.
David maldijo a gritos, y Kara la observó con curiosidad.
"Apuesto a que eso dolió", dijo Kara.
El Sr. Patterson sujetó su muñeca y ella sintió una pequeña descarga eléctrica. Antes de que ella pudiera preguntarle lo que planeaba hacer, él tomó la espada del alma de David.
"Mantén firme tu brazo, Kara". Kara le miró, sorprendida.
"¿Disculpe?"
"Eres el nuevo guardián", dijo simplemente. "Sostén con fuerza tu brazo, rápido, no tenemos mucho tiempo".
Kara esperaba que David la salvara de la locura repentina del Sr. Patterson, pero él simplemente le dio una breve sonrisa y un guiño. Jenny y Peter asintieron con la cabeza. De alguna manera, había un acuerdo silencioso entre ellos sobre que ella debería de ser el nuevo guardián.
Kara sabía que no podía renunciar a ello, pero no estaba segura de ser el mejor candidato.
"Sr. Patterson," Kara comenzó, hablando tan rápido como pudo. "Hay algo que no le he dicho. Desde que volví, no sólo perdí mi memoria, también he estado experimentando dolor… "
"¡No hay tiempo ahora!" El Sr. Patterson miró sobre su hombro como si estuviera esperando que una nueva horda de imps irrumpiera en su librería en cualquier momento. "¡Dame tu brazo! ¡Date prisa! ¡Date prisa!"
Kara tendió su brazo y se encogió cuando el Sr. Patterson le cortó la parte interior del antebrazo. Su esencia de ángel se derramó como la luz del sol. Ella sintió un tirón y vio, paralizada, como él escondía la llave de cristal debajo de la piel de su traje M.
Sacó sus dedos, y Kara sintió un repentino dolor candente. La llave le quemaba por dentro.
"¡Me está quemando!" Gritó y sacudió su brazo violentamente. La llave salió disparada fuera de su brazo y cayó al suelo.
Sr. Patterson saltó alarmado y recuperó rápidamente la llave del piso.
"¿Qué acaba de ocurrir?" preguntó David al Sr. Patterson. "¿Es eso normal?"
El Sr. Patterson miró a Kara, ella sabía lo que iba a decir.
"La llave te ha rechazado, Kara", dijo el Sr. Patterson, y miró a Kara con curiosidad, como si hubiera algo en ella que él no estaba diciendo. Algo lo confundía. Si la llave la había rechazado sólo podría significar que de alguna manera ella estaba mal.
Kara hizo presión sobre su herida. "Pero ¿por qué? ¿Por qué me rechaza la llave?"
El Sr. Patterson estudió la llave de cristal, miró a Kara y dijo: "No estoy seguro".
Y justo cuando ella pensaba que iba a explicarle algo más, sujetó el brazo de Peter y lo cortó. Peter gritó en señal de protesta, pero el Sr. Patterson empujó la llave en su brazo, justo como lo había hecho con Kara.
Todo el mundo hizo silencio, esperando a ver si la llave rechazaría a Peter también. Cuando no sucedió nada, el Sr. Patterson lo dejó ir y dio un paso hacia atrás.
"¡Listo! Eres el nuevo encargado”, dijo, aliviado.
Peter no parecía del todo aliviado. Se sentía profanado. Miraba la herida en su brazo como si fuera una infección enorme.
Kara se preguntaba por qué la llave la había rechazado y había aceptado a Peter.
El Sr. Patterson hizo presión sobre la piel de Peter para que su esencia dejara de chorrearse.
"Penny, toma ese corbatín y envuélvelo alrededor de su brazo", dijo señalando el brazo de Peter con su cabeza. “Tan fuerte como puedas. No queremos que la llave se caiga accidentalmente antes de que la piel tenga tiempo de sanar. Apresúrate”.
Jenny sujetó el corbatín por los extremos, como si estuviera a punto de estrangular al Sr. Patterson. "Es Jenny, no Penny".
Rápidamente, envolvió el corbatín alrededor del brazo de Peter hasta que lo vendó totalmente, y su esencia de ángel dejó de escaparse por el cote.
“Listo..." El Sr. Patterson dio un paso atrás y admiró su obra. "¿Cómo te sientes?"
Peter movió su brazo y pasó sus dedos a lo largo de la venda de corbatín. "Como si hubiera sido violado. No duele, pero lo siento. Siento un objeto extraño dentro de mi brazo, como un tumor".
"¡Perfecto! La llave te ha aceptado como su nuevo guardián", dijo el Sr. Patterson, y luego agregó: "¡Rápido!"
El Sr. Patterson saltó sobre los montones de desecho y se dirigió hacia la puerta. Kara sostenía su brazo con su mano. Se sentía un poco molesta, incluso sentía envidia de que, de alguna manera, no era lo suficientemente buena para ser el guardián de la llave, y que Peter era un mejor guardián, uno sin falla, uno que no estaba contaminado.
"¿Estás bien, Kara? Te ves como si estuvieras a punto de golpear a alguien o como si desearas golpear a alguien”.
El sostuvo un cordón de zapato viejo y sucio en el aire.
Cuando vio la expresión perpleja de Kara, añadió. "De uno de los zapatos del anciano. Huele a cebolla, pero funcionará".
"¿Qué es lo que harás?" Preguntó y frunció el ceño. David había atado el cordón alrededor de la herida de Kara. Lo envolvió firmemente, lo suficiente para evitar que la mayor parte de su esencia que se saliera.
Kara pasó su mano sobre su brazo atado. “Gracias, David”.
"Ahora no podrás decir que nunca he hecho nada por ti", dijo, sonriendo.
Su expresión se puso seria otra vez y dijo, "Sé lo que estás pensando".
Kara levantó sus cejas. "¿De veras?"
"Estás pensando en que la llave no te acepta porque estuviste marcada, y que de alguna manera esto te ha hecho diferente; que tú siempre serás diferente".
Kara deseaba estar en su cuerpo mortal con David, solos y lejos de la llave, los duendecillos y los segadores.
"Ya veo", dijo, un poco avergonzada. "Soy como un libro abierto para ti…"
"Los imps no tardan en volver”, dijo el Sr. Patterson repentinamente.
"Vendrán con un nuevo plan y con refuerzos. Los imps son los embaucadores más intrigantes de todos los mundos. Su capacidad de caos y destrucción es ilimitada". Su voz se elevó, y agitó su mano en el aire. "La energía de la tierra está cambiando. “¡Dense prisa! Ustedes deben irse, ¡ahora!"
Kara no tenía idea de cómo su jefe podía sentir que la energía del mundo estaba cambiando, pero ella le creyó.
Los otros corrieron a la puerta y hacia la calle. Kara se detuvo cerca de la puerta y se paró junto al Sr. Patterson.
"¿Qué hacemos con la llave ahora?" Peter continuaba agitando su brazo. No podía acostumbrarse a la sensación de la llave alojada dentro de él. Parecía un conejo delante de una serpiente. Estaba aterrorizado.
El Sr. Patterson vio a Kara. "Manténganla a salvo. Y hagan lo que hagan, no dejen que descubran que Peter la tiene. Es mejor no decirle a nadie, hasta que no averigüe que debo hacer ahora”.
Él la despidió, "Váyanse, ¡ahora!"
Kara sintió un escalofrío. Estaba preocupada por el anciano. “¿Qué hará usted?”
El suelo tembló y retumbó. El camino se abrió como una boca gigante, y en una explosión de rocas, un monstruo del tamaño de un autobús salió del agujero. Parecía un cruce entre un ciempiés y un escorpión, y escupía pedazos de pavimento como si fueran hechos de harina. Tenía filas de ojos rojos bulbosos y mandíbulas afiladas como espadas.
La criatura silbaba, rociando hilos de saliva amarilla como un aspersor, y donde caía la baba, el pavimento chisporroteaba y se disolvía.
Como si eso no fuera suficiente, miles de furiosos imps comenzaron a arrastrarse fuera del orificio, detrás del monstruo.