¡A trabajar! Parte 1.

 

 

Es gracioso que después de todo, Chase se vistiera como un nerd para poder ser oficialmente novios. Para su suerte, no andaba con la cámara a mano para haberle tomado una fotografía y chantajearlo de por vida. Sin embargo, soy una chica benevolente.

 

Huston, la mentalidad malvada de Anne me está poseyendo lentamente.

 

Chase prometió vengarse, ¿de qué forma? Ni idea, pero estoy alerta.

 

 

—¿Por qué te vengarás de mí? —le pregunto cuando el ascensor comienza a bajar hasta el primer piso— Fue papá quien te dijo que usaras eso —me excuso, tratando de no volver a reír. El ascensor abre sus puertas y los dos salimos del edificio mirando el cielo—. Parece que lloverá en cualquier momento...

 

—Pues más vale que tengas tú paraguas a mano —sugirió Chase levantando el suyo—. Nos vemos en Jackson —Chase se acerca a mí, cerrando lentamente sus ojos. Trago saliva, sintiendo los latidos de mi corazón acelerados y cierro los ojos también. Su respiración chocando contra la mía y su mano sobre mi hombro para estabilizarnos.

 

Lo siento cada vez más cerca, hasta que el claxon de Mika nos sobre- exalta.

 

—¡Consíganse un motel! —nos grita Jax, sin dejar de tocar la bocina hasta que Mika lo hace a un lado. Chase rueda los ojos, los cuales recaen en su molesto amigo— ¿¡QUÉ?!

—Tú eres el que menos debería hablar de eso —le refuta en tono obvio, mientras Mika se ríe tras Jax. Chase vuelve a mirarme dando un largo suspiro—. Nos vemos.

 

—Adiós —me despido moviendo mi mano de un lado a otro mientras

 

Chase se sube al auto de Mika.

 

 

Cuando se pierden en la calle, suspiro como si hubiese corrido en una maratón.

 

Al llegar al paradero encuentro a Allek. Por primer vez, no trae ninguna consola en sus manos, sino un periódico del día, abierto y cubriendo la mitad de su cabeza.

 

—Sé qué estas pensando, Wallas —dice sin mirarme, cuando me siente llegar. Comienzo a pensar que Allek tiene un olfato muy desarrollado—. Me despidieron, así que busco un nuevo trabajo.

 

—Lo siento por ti —masculló, encogiéndome de hombros.

 

 

—No lo sientas por mí —cierra el periódico, lo dobla y guarda en su mochila—. Siéntelo por el encargado y su cara.

 

—Creí que no eras alguien... —lo miro de pies a cabeza, tratando de buscar la mejor descripción para alguien como Allek— agresivo.

 

—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Wallas. Y dudo mucho que te interesen —se acomoda el gorro de lana con un pompón rojo y frota sus manos—. De hecho, ni siquiera deberías estar hablando conmigo, después de lo que le hice a tu novio.

 

Esconde sus manos en los bolsillos mirando la calle en busca de sus amigos. Por algún motivo parece que ellos y el bus se ha retrasado.

—Me lo ha dicho —le comento, metiendo mis manos a los bolsillos de mi abrigo—. Y pensé que eras un maldito mal nacido por eso —su inexpresivo rostro no cambio al oírme, como si insultarlo fuese una costumbre que ya no le causa nada—; pero no solo tú tienes la culpa, también la tuvo Ellen. Que ella se haya ido al extranjero fue malo, te dejó toda la carga, así que supongo que Chase te odia hasta ahora por eso. Y no trato de justificarte, sólo quiero entender más el asunto.

 

Asunto del que no tengo derecho de meter mis narices, pero bueno... La curiosidad mató al gato, espero no lo haga conmigo.

 

Un silencio de tumba se levantó por toda la calle, y si no fuese por el motor oxidado del auto de April, hubiésemos seguido en silencio. Los cuatro de segundo me miran y sonríen por cortesía, yo los imito.

 

Y antes de que April acelere, escucho la voz de Allek meterse por mis oídos y estancarse en mi cabeza. Entonces, los sigo con la mirada cuando se alejan por la calle, sin poder aclarar lo que acabo de oír.

 

"Ella nunca se fue", dijo. ¿¡Acaso es una broma?!

 

 

Avanzo por el pasillo del bus guiada por mis pies, sin pensar hacia dónde realmente voy. Bajo las escaleras y me detengo frente a la entrada de Jackson, entre la multitud. Miro hacia el auto de Mika, encontrando a Chase sentado en el capo, charlando con Jax.

 

—¡SAL DEL CAMINO! —escucho a mi espalda, sobre exaltándome. Al girarme compruebo que un chico robusto le da un empujón a la chica que se sienta a mi lado en el bus— ¡Es la segunda vez que haces lo mismo, Cuatro Ojos! —le gruñe. Ella no dice nada, sino que baja la cabeza avergonzada.

Estoy a punto de dar un paso, cuando Mika se me adelanta y golpea al chico robusto haciéndolo caer al suelo con sus manos cubriendo su gruesa nariz. La chica del bus se hace a un lado horrorizada, mientras todos los espectadores sacan sus iphone para grabar la escena. La mirada del chico robusto sucumbe en miedo cuando al bajar sus manos, descubre que de su nariz corre un hilo de sangre.

 

Entre la multitud, llega Chase y Jax, pero Mika no les dice nada y se adentra al colegio ignorando los rostros atemorizados de los demás estudiantes. Siento una mano sobre mi hombro que me sacude entera.

 

—¿Qué me perdí? —pregunta Anne de forma confidente al llegar junto a mí.

 

—Mika lo ha golpeado —respondo, apuntando con mi cabeza al chico robusto que da gritos desahuciados en el suelo. El profesor Marshall llega a socorrerlo—. Y no parece haber sido por mero gusto —agrego mirando a la chica del bus perdiéndose entre la multitud detrás de Mika.

 

¿Me lo he imaginado o realmente Mika defendió a aquella chica?

*****

 

—Necesito un computador nuevo —les informo a mis padres. Ellos se miran entre sí y vuelven a mirarme—. Mi computadora ya no enciende y tengo que hacer un trabajo, así que... necesito uno.

 

El profesor Marshall nos dejó un informe para su próxima clase, uno bastante interesante. Y siendo yo, con todo el tiempo libre que tengo, decidí adelantar trabajo después de pensar y curiosear toda la tarde con Anne sobre el comportamiento de Mika —quien por cierto, salió impune del asunto contra el chico robusto—. Además, Huston me había convencido de instalar un programa para hablar por webcam. Así que, aproveché la oportunidad del trabajo de Marshall para usarla como excusa y cambiar mi aparato de antaño por un laptop.

 

Con mis archivos guardados en un pendrive y un sutil corte en los cables del monitor, mi computador dejo de ver la luz.

 

Mamá sin quitar la vista del televisor, suelta una risa burlona.

 

 

—Usa los de la biblioteca del centro, Michi. ¿O esperas que te compremos uno? —me encojo de hombros y miro a los lados.

 

—Pues... son mis padres.

 

 

—Jovencita, a tu edad ya me compraba mis cosas. Trabajaba para mis propios bienes —me regaña papá señalándose con el dedo—. Lustraba los zapatos en la calle o le ayudaba al vecino.

 

—Pero mi computadora...

 

 

Bien Michi, muy ingeniosa. Echaste a perder tu estúpida computadora por nada.

 

—Tu padre tiene razón, Michelle —mamá le da la razón—. Si quieres algo, debes ganártelo por tus medios, no estaremos toda la vida para ayudarte y darte dinero.

 

—¡OK! Ya entendí la lección de hoy. Saldré a buscar trabajo mañana.