El concurso. El karaoke.

 

 

—Michelle Wallas. Eres la siguiente.

 

 

El día del concurso llegó más rápido de lo que esperaba. Tras un calentamiento previo con Chase y Huston, sobre cómo actuar frente al público, los nervios respecto al concurso se apaciguaron en cierto sentido. Sin embargo, no he dormido casi nada imaginando éste gran día.

 

Mi corazón ha dado un vuelco cuando he oído mi nombre.

 

 

Antes de salir al escenario decorado como —prácticamente— "celebración de Oscar", Chase me desea buena suerte. Y el profesor Marshall me sugiere que mire un punto fijo. Apenas los logro oír, pues sus voces son opacadas por el tumulto de personas expectantes por ver en qué nos equivocamos.

 

Dios... uno un chico que fallo y, sinceramente, no faltaron las risas del público. Por lo que me repito una y otra vez que no debo fallar. No mirarlos cuando deletree.

 

Mirar a un punto fijo.

 

 

Me detengo frente al micrófono. Escucho la palabra dada para deletrear.

 

 

<<Insecticida>>

 

 

Vaya palabra. Gracias por recordarme cómo me siento en éste preciso momento: como un insecto.

 

La palabra se dibuja en mi mente, como si estuviese escribiéndola en éste instante y la deletreo, procurando no errar. Al terminar, volteo hacia el conductor, quien revisa si lo que he dicho es correcto o no lo es.

Quita su cabeza de la hoja, apega el micrófono a su boca y me dice:

 

 

—Es Correcto.

 

 

Fuera del ring, Michi. Has superado con éxito la primera parte del concurso.

 

Salgo por la puerta al costado del escenario, encontrando a Chase y el profesor Marshall.

 

—¡Oh, Michi! ¡Eres maravillosa! —exclama Chase, entrelazando sus manos y pestañeando reiteradas veces, burlándose de mí.

 

—Silencio, Frederick —lo reprende el profesor, golpeándolo en la nuca—

 

. Lo han hecho bien, chicos. Ahora descansen sus mentes juveniles.

 

 

—Gracias —respondemos nosotros al unísono. El profesor Marshall hace un esfuerzo casi sobrenatural por sonreírnos, pero su intento es un desastre y nos enseña su dentadura amarillenta a causa de los cigarros. Dándose cuenta de su fatídico error, se da media vuelta.

 

—Volvamos a los asientos. Según el protocolo, hay que ver cómo deletrean los demás.

 

Aunque a Chase parece no agradarle la idea de ver como deletrean los demás, yo tengo más interés, pues Huston también concursa para su colegio. Obviamente, a Chase no le pareció buena idea que "fraternizara con el enemigo" y todavía parece tener celos de nuestra relación netamente de amistad, porque lo que Chase no sabe, es que Huston tiene gustos diferentes; desde niños solíamos ver las revistas de chicas, jugar a la peluquería, él pintaba mis uñas, me hacía peinados que ni yo ahora puedo hacerme y siempre fue... bueno, diferente para ser un chico.

En resumen: Huston es gay.

*****

 

—Hey, Michi. Huyamos juntos. Dejemos atrás éste maldito concurso y seamos amantes del destino, por siempre.

 

Chase está frente a mi puerta, con su rostro serio.

 

 

—¿Qué? —pregunto atontada. De repente mi cuerpo entero se ha acalorado.

 

—Te digo que he comprado chocolate —aclara, enseñando la barra de chocolate en sus manos—. Lo he sacado de la maquina del casino —se abre paso para entrar a mi habitación. Deja el chocolate sobre el escritorio y se sienta a los pies de la cama. Cierro la puerta, aún desconcertada por lo que creí oír— ¿qué pasa contigo? ¿Tanto te gusto que apenas me ves te sonrojas?

 

Siento una apuñalada en mi espalda. ¡De nuevo con sus estúpidas tonterías arrogantes!

 

—¡No sean idiota, Chase! No podría salir con un dictador, jum —uso mis manos de abanicos, para disipar el calor.

 

Me siento en la silla con ruedas, para mantener distancia con Chase. Él abre la barra de chocolate y comienza a comerla.

 

—Dije que traje chocolate, no que lo compartiré contigo— aclara, sacando su lengua achocolatada, volviendo a sentarse a los pies de la cama. Estoy a segundos de responderle, pero un ruido desde el balcón nos pone en alerta.

Huston aparece, sonriéndonos y agitando su mano, para saludar. Me aproximo a la ventana para abrirla.

 

—Jah... así que tu amiguito también se salta a tu balcón, ¿eh? —cuando volteo a verlo, gira su rostro hacia otro lado. Blanqueo mis ojos.

 

Al abrir la ventana, Huston me hace a un lado, alza sus manos al cielo y grita a todo pulmón. Él también ha pasado el concurso, así también su compañero.

 

—¡AAAH! ¡CHICOS VAMOS A CELEBRAR!

 

 

Exclama, baja sus brazos y me rodea con ellos, comenzando a saltar, despeinando mi cabello. Chase, se levanta de la cama y con sus manos hace que Huston y yo tomemos distancia. Pero sin darle mucha importancia a su acción, se dirige a Huston.

 

—¿A qué te refieres? —Chase alza una ceja, cruzando sus brazos. Me da dado la espalda.

 

—Pues, que saldremos a festejar —responde animoso mi amigo. Da un paso hacia el lado y me mira esperanzado— ¿Tu vienes, Michi?

 

NO. Definitivamente no iré a festejar en una ciudad que apenas conozco. Ni siquiera sé dónde queda el baño o la recepción del hotel. No, no...

 

—No, no... ¡Esto no está bien! —acudo a la razón, pero es demasiado tarde para arrepentimientos.

 

Cuando caigo en cuenta que no es buena idea salir, me encuentro dentro de la sala de un karaoke, con Huston a mi derecha y Chase a mi izquierda. Unas bebidas y cervezas sobre la mesa.

En la sala hay más adolescentes celebrando su pase a la siguiente fase del concurso. Todos alocados y cantando la canción que uno de ellos canta. La pantalla frente a la sala, indica la siguiente frase para cantar. Todos desafinados, intentan cantar la canción y yo, sólo puedo preguntar

¿Cómo he llegado hasta aquí?

 

 

—¡Vamos, Michi! —me anima Huston, dándome un codazo en el brazo—

 

¡Canta!

 

 

Unas luces de todos los colores del arcoíris causan que el rostro de todos cambie de color. Y a causa de la poca iluminación, extiendo mi brazo para agarrar mi vaso con bebida, pero antes de tomar un sorbo, Chase cubre mi boca.

 

—Ese es mío —dice, arrebatando en vaso de mis manos—. No querrás beber cerveza, ¿verdad? —le da un trago su vaso, hasta vaciarlo. Agarro mi vaso con bebida y lo bebo al seco. Paso el dorso de mi mano sobre mis labios, mirándolo con desdén.

 

—¿Lo dices porque si mamá se entera que he bebido te matará?

 

 

Antes de que pueda responder. Los gritos de los demás chicos le interrumpen, dejándolo con la boca entre abierta. La canción Do I Wanna Know, ha comenzado a sonar y parece enloquecerlos a todos, incluyéndome. Chase se levanta de golpe del asiento y le arrebata el micrófono a uno de los chicos —quien está bastante borracho como para molestarse—. Avanza hasta quedar frente a la pantalla, pero en vez de mirarla, gira hacia mí.

 

Y comienza a cantar, como si me la cantara.

 

 

—"Have you got colour in your cheeks?"

 

Seguramente lo estoy haciendo ahora.

 

 

Todo el mundo parece disfrutar la canción y de la voz de Chase, quien canta como estrella de cine. Y aunque trato de prestar atención a la letra en la pantalla, es Chase quien captura mi atención. Y como si nuestros ojos tuviesen imanes, no podemos dejar de mirarnos.

 

El corazón se estremece bajo mi piel, el cosquilleo en mi estómago vuelve a surgir.

 

Chase, en definitiva, me pone más nerviosa que el mismísimo concurso.