Aclaraciones en el ascensor.
"Sé qué lo que hice estuvo mal, pero, de los errores se aprende"
Antes de leer, quiero recomendarles la novela de @almeja19 llamada
"La vida de una Nerd" Pasen a leerla y échenle una mano con las lecturas~~*
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—¿Quién eres tú? —Pregunta la mujer de traje. Me pongo en pie de un salto temiendo que me confundir con alguna ladrona, pero cuando los ojos de la mujer bajan hasta el sofá donde Allek duerme, mi temor se va—. ¿Qué le ha pasado? —Interroga acercándose a él. Toca su frente y niega con la cabeza.
—Lo he acompañado hasta aquí... —farfullo encogiéndome de hombros— no se sentía muy bien en el trabajo.
—Oh, ya veo —dice ella, asintiendo lentamente. Voltea a verme enarcando una ceja, como si notara algo extraño en mí—. ¿Ha tomado algo?
—No, creo que no —trago saliva—. Yo debo irme, espero que Allek se mejore pronto —Y que no tenga memoria de nada.
—¿Eres alguna amiga? Allek no trae a una chica a casa desde la secundaria —sonrío por cortesía.
—Soy su compañera, nos conocemos de Jackson —La mujer entre-abre la boca procesando la información que acabo de decirle.
—Gracias por cuidar de Allek, por la mañana se sentía fatal pero no ha querido faltar a clases. Dijo que regresaría después y no iría al trabajo, pero... —unos golpes en la puerta la interrumpen. Y parece
que Lázaro vuelve a la vida; Allek, entre quejidos despierta. La mujer se agacha junto al enfermo Allek— ¿Podrías abrir la puerta? —Me pregunta frunciendo el ceño. Asiento sin más remedio.
Giro la manija de la puerta y la abro, encontrando del otro lado el rostro pálido y sorprendido de Chase. Una ráfaga de terror surge en mi pecho y puedo ver cómo su rostro cambia totalmente de expresión. Ya no parece sorprendido, sino más bien molesto. No sé si es por el frío que hace afuera, pero un escalofrío me recorre entera.
—Chase... —susurro— yo...—muerdo mi labio inferior.
No dice nada... ¿por qué no dice nada?
—¿¡Chase!? —Exclama junto a mí la mujer de traje. Una sonrisa extraña se dibuja en los labios de Chase— Mira qué grande estás... ven, pasa.
—No es necesario, Melissa. Sólo vengo por Michi —Le aclara Chase en tono amable. Por la forma en la que los dos se hablan, puedo deducir que la familia de Allek no tiene idea de lo que ocurrió entre los dos antiguos amigos. Lo que no puedo deducir ahora es en lo que piensa Chase. Lo más probable es que esté odiándome.
¿Cómo supo que estaría en casa de Allek?
—Oh, bueno —murmura la mujer desanimándose. Vuelvo adentro y cojo mi bolso. Le hago un ademán a Melissa y salgo de la casa siendo resguardada de la lluvia por Chase y su paraguas.
Mi corazón late tan fuerte que el sonido de las gotas de lluvia estrellándose contra el suelo se oye más lejano que los latidos de mi corazón. Siento mis oídos tapados, el cuerpo congelado y un remordimiento terrible. Caminamos por la calle en silencio. Al llegar al ascensor me atrevo a hablarle.
—¿Estás...?
—Sí, estoy molesto —me interrumpe en tono seco y cortante. Pulsa el botón para subir hasta el piso 7 respirando hondo—. Me mentiste y me ocultaste que Allek trabajaba contigo. No sé la razón, pero tengo una idea en la cabeza que no me la quitaré.
—¡Te mentí porque sabía que reaccionarías mal! —exclamo con obviedad— Además... tú también lo hiciste —aprieto mis puños—. Dijiste que Ellen estaba en el extranjero, pero Allek dijo que no era así, que ella nunca se fue. Si en este asunto mentimos, entonces los culpables somos ambos.
—¿Q-qué? —Pregunta con incredulidad Chase. Su semblante tenso cambia completamente y, por algún motivo, ese altivo Chase desapareció cuando le mencioné lo de Ellen.
El ascensor se detiene y abre sus puertas.
—No soy ella, ¿sabes? —Por fin Chase logra mirarme a los ojos—. Espero que te quede claro, Chase.
Golpeo la puerta con lo único en mente de meterme a mi cama y dormir por horas; sin embargo, al abrirme Josh y mi pequeño sobrino la idea de acostarme en mi deseada cama desaparece y es reemplazada por el solo deseo de sentarme en el sofá y no escuchar a nadie.
¿Por qué Chase parecía tan sorprendido? Evidentemente, no sabía que Ellen no se mudó. Lo que me deja otro duda existencial: ¿Por qué? Será que se lo habían ocultado por algún extraño motivo o algo más. Chase y sus amigos mantienen unos extraños secretos, no me sorprendería que me haya mentido, pero al parecer, así no fue. Ahora que he abierto mi bocota y Chase supo lo de Ellen... ¿qué pasará?
Oculto mi cabeza con un cojín del sofá mientras Pato se me acerca para que le acaricie la panza.
Hoy ha sido un día de esos.
—¡¿PERO TÚ ERES TONTA?! —Me grita Huston desde la otra línea—
La base de toda relación es la confianza... y tal vez, el sexo.
—¡No era necesario decir lo último, Huston! —Exclamo sonrojándome de pronto— Pero dime, ¿qué puedo hacer? Le digo lo que realmente ocurrió... ¿crees que escuchará mis argumentos?
—Probablemente no. Vamos, Michi, nadie se creería lo de ese "beso accidental" —dice en tono burlón lo último— Menos alguien como tu novio. Encáralo mañana, dile la verdad, lo que piensas y sientes y si es necesario llora un poco, amor.
—¿Llorar?
—Ajá. Ningún hombre se resiste al llanto de una chica—Los golpes en la puerta causan que mi celular caiga al suelo y se le salga la carcasa y la batería. Fin de la llamada... supongo.
—¡VAMOS MICHI, SAL DEL BAÑO! —Grita papá sin dejar de golpear la puerta. Al abrir me mira molesto, se acomoda las gafas y pone el periódico bajo su brazo— Ya era hora, niña. Espero que aún quede desodorante ambiental.
*****
Día: Martes.
Misión: Encarar a Chase.
Lugar de la misión: El ascensor.
Me despido de mis padres y mi prima, para salir del departamento. He calculado la hora exacta para poder toparte "casualmente" con Chase — o así parezca— y así llegar a cabo mi maléolo plan. Aclarar las cosas es lo mejor que podría hacer y ser realmente honesta con Chase es lo adecuado. Sólo espero que él lo entienda, entonces tendría que aplicar mi plan B —el cual no he pensado... Hombre, no puedo hacer lo que dijo Huston y plantarme a llorar como una Magdalena de la nada ¡No soy una maldita actriz!—.
Al abrir la puerta veo que mi plan ha salido a la perfección. Chase camina con las manos en los bolsillos hacia el ascensor, lo sigo por detrás en silencio. Al subirnos al ascensor escucho un crack que nos pone en
alerta a los dos. Nos miramos a la vez, pero luego apartamos las miradas, indiferentes como completos desconocidos.
Las puertas se cierran. Chase le da al botón para bajar y el ascensor hace su trabajo de una forma más lenta de la que esperé. Estoy a segundos de darle al botón rojo para detener el ascensor como lo hizo aquella vez él, pero vuelvo a escuchar ese crack sordo que causa un revoltijo en mi estómago.
Siento que en cualquier momento bajará a toda prisa y me agarro del brazo de Chase.
—Otra vez no —murmuro casi desesperada, mirando la puerta de salida. El ascensor queda en silencio y la luz provisoria nos vuelve a iluminar.
Vele el lado positivo a quedarte encerrada... aclararás las cosas con
Chase sí o sí.
—Bueno... —dice en un suspiro— habrá que esperar —mueve su brazo para que lo suelte y se sienta en el mismo rincón que aquella vez. Muerdo mi labio, sin saber si sentarse a su lado o en otro lugar. Finalmente, me siento frente a él y los dos nos quedamos mirando unos segundos, hasta que aparta su vista.
Respiro hondo, contengo el aire unos segundos y exhalo.
—Ya, escúpelo —gruñe apoyando su cabeza en la pared de metal—. Sé que estás planeando aclarar las cosas. Me he dado cuenta desde que te asomaste por el balcón para ver si aún no me iba. Eres demasiado obvia, Michelle.
¡Vaya! Ha sonado como el Chase normal.
—¿Aún estás molesto por lo de ayer? —Pregunto con cautela, arrugando mis cejas. Él chasquea la lengua negando con la cabeza— ¿Eso es un sí o un no?
—No lo sé, Michi. Sólo explícate, ¿quieres?
Carraspeo como lo haría la profesora Mittler para contar un hecho histórico ocurrido hace años atrás. Chase vuelve a su posición anterior y por algún motivo me siento nerviosa. Mis manos tiemblan y dudo que sea por el frío.
—Allek necesitaba un trabajo y lo contrataron en la cafetería, supongo que por su experiencia anterior. Te juro que no trazamos palabra alguna hasta hoy, porque nos mandaron a buscar unas cosas a la bodega —a Chase parece no convencerle mi historia, pero continúo—. Él se veía fatal, de verdad. Le dije a la encargada de su estado y lo mandó de vuelta a su casa, pero dijo que debía acompañarlo. Lo acompañé a su casa y quedó de prestarme un paraguas porque, bueno, estaba lloviendo, ¿no? —Asiente en silencio. Me pregunto si de verdad cree lo que estoy diciendo...— y cuando fue a entregármelo...
—¿Qué? —Trago saliva.
—Se desmayó sobre mí —Chase agranda sus ojos como platos— ¡No como estás pensando! Pero sí chocamos boca con boca... —suena ilógico de solo pensarlo. ¿Cómo podría creerme Chase? Lanza una risotada chancera que indica que no se ha creído nada—. Desde ese momento no despertó y no podía dejarlo solo allí. De verdad, Chase... créeme.
—¿Sabes lo absurdo de suena eso de "se desmayo y chocamos"?
—¡No-estoy-mintiendo! —Me inclino hacia él para quedar más cerca. Él me mira con ese aire arrogante y déspota con el que suele mirar a los demás—. Pero allá tú, créeme o no. Ya te he dicho todo lo que ocurrió...
—suspiro bajando la cabeza— ¿Qué debo hacer para que me creas?
¿Plan B? —No, claro que no.
Escucho un suspiro pesado por parte de Chase y sus manos revolver mi cabello.
—Te creeré, con una condición —alzo mi vista encontrándolo realmente cerca. Mi corazón se estremece ante el estrecho diminuto que él ha hecho. Una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro, pequeña, pero notoria.
—Tú eres irrefutable, Chase —le comento, negando con la cabeza. Él acomoda un mechón de mi cabello tras mi oreja y sonríe con dulzura—. Siento haberte mentido.
Cierro mis ojos y lo beso.