Una victoria que sabe a derrota

 

 

La siguiente fase del concurso no estuvo tan complicada. Excepto por la nueva decisión de jurado sobre los finalistas del concurso; al final, sólo uno debe ser el ganador del concurso, no así la pareja, como se había dicho desde el principio. ¿Qué es esto? ¿Los Juegos de Hambre?

 

No quiero competir contra Chase.

 

 

Chase y yo nos miramos al saberlo, pero no hablamos nada respecto a eso. A eso y a nada. El Profesor Marshall se esmeró para que los dos no estuviéramos juntos en algún momento. "El amor es una debilidad", "El amor nos hace débiles", repetía una y otra vez indirectamente, pero claro está que se refiere a nosotros dos.

 

Mañana será la semifinal y está demás decir que muero de nervios.

 

 

—Tranquilo, Huston, hiciste lo que pudiste —Huston no lo ha logrado. Su palabra le ha provocado un ataque de risa frente a todos—. Yo también me habría muerto de la risa si mi palabra hubiese sido... —carraspeo— bueno, la que fue.

 

—Lo sé, lo sé —dice entre un suspiro. Mira sus pies desanimado mientras le doy golpes suaves en su espalda para consolarlo—. Pero me siento decepcionado con mi fuerza de voluntad. Ya sabes, me dije una y otra vez que debía calmarme, pero no pude.

 

—¿Qué te ha dicho tu compañero?

 

 

—Me ha dado las gracias. Así no tiene que vivir bajo la presión de deletrear bien mañana —se encoje de hombros. Agarra la cuchara con firmeza y la entierra sobre el helado de chocolate que le he comprado para animarlo—. Trataré de ir a verte mañana.

—Será bueno ver un rostro conocido entre el público —confieso, brindándole una sonrisa.

 

—Si Chase y tú pasan...

 

 

—Lo sé. Lo sé —interrumpo. Saco un poco de helado con mi cuchara—. No sé si quiera hacerlo, después de lo que su padre dijo de él —saboreo el chocolate un momento—. ¿Cómo puede dudar de él? Es su padre.

 

—¿Y piensas perder apropósito? Eres graciosa, Michi —Huston entierra la cuchara en el helado, y me mira molesto al no responderle nada. No le ha gustado mi idea—. Desde que lo conoces has intentado ganarle en

los exámenes y ahora, que tienes una oportunidad de ganarle en algo, quieres dejarte perder por las palabras de un viejo que no conoces. Y dices que no te gusta, ¿es en serio? —Asiento.

 

—Aún no es la semifinal —me excuso, sacando un poco más de helado—. Y no metas aquí mis sentimientos. Si llegamos a la final, entonces me dejaré perder, a menos que Chase tenga que deletrear primero, entonces...

 

—Él perderá para que tú seas la ganadora y pases a la final —termina la frase por mí.

 

—Probablemente.

 

 

Me levanto de la cama, espantando a Huston y tirando el helado a un lado.

 

—Iré a hablar con el profesor —le informo a mi amigo.

 

 

Me pongo las zapatillas de lona y salgo corriendo de la habitación hasta la del Profesor Marshall. Después de golpear, él tarda unos minutos en abrirme.

—Señorita Wallas, ¿no debería estar leyendo algún diccionario para mañana? —pregunta con una evidente cara de cansancio. Trato de recomponerme. No sé cuál ha sido el apuro, pero he corrido por todo el hotel para llegar a su habitación.

 

—Profesor, si mañana Chase y yo somos los finalistas, por favor, deje que sea yo la primera en participar. Y no Chase —mi voz se oye suplicante. El viejo Marshall, alza una ceja. Sabe que planeo algo.

 

—Eso no depende de mí, sino del jurado —responde, apoyando su cuerpo en el umbral de la puerta—. ¿Qué es lo que planea hacer?

 

Una corriente eléctrica recorre mi espina dorsal, provocando que me ponga tensa; sin embargo, hago lo posible para no hacérselo notar.

 

—Nada. Creo que siendo la primera, no me pondré nerviosa.

 

 

—Hablaré con el jurado, pero no te prometo nada, niña —asiento repetidas veces. Entonces, el viejo Marshall da un paso atrás y cierra la puerta en mis narices.

*****

 

El colegio de Washington y el nuestro quedan como semifinalistas. Muy por el contrario de las otras competencias, nos han hecho sentarnos en el público, para ver a nuestros competidores. Chase se ha quedado asombrado cuando vio a su padre entre el público, pero audazmente lo ocultó.

 

El colegio Washington es el primero en deletrear, pero al parecer, se han retrasado. El jurado ha estado hablando entre sí, exasperados.

 

—¿Qué ocurre? —le pregunta Chase al Profesor Marshall. Éste, con brazos cruzados y sin mirarlo, pega una carcajada al aire.

—Los rumores han sido reales —dice—. Las ratas de Washington sobornaron a los alumnos de los demás colegios para que se dejaran perder —explica y gira su cabeza hacia mí, lanzándome un mirada que no logro descifrar. ¿Ha de pensar que también he aceptado ese soborno?

 

Antes de que sospeche más de mí, estoy dispuesta a confesarle que también intentaron sobornarme, pero me callo al escuchar la voz de uno de los jurados.

 

<<Los alumnos de Washington High han sido descalificados, siendo los estudiantes de Jackson High los finalistas del concurso de deletreo>>

 

El anuncio adormece mi cerebro y no sé si lo que acabo de escuchar es lo correcto. Me levanto de la silla y me veo obligada a salir por el pasillo, siguiendo a Chase hacia el escenario. Entre abucheos y aplausos, subimos los peldaños hasta estar sobre el escenario, parados frente a los micrófonos, mirándonos.

 

<<Buena suerte>> dice Chase sin emitir voz alguna, pero logro descifrarlo leyendo sus labios.

 

Miro hacia el público. El jurado esta murmurándose entre sí. Huston alza una mano para saludarme y sonreírme. El profesor Marshall nos observa con el ceño fruncido. Más allá está el asiento vacío donde el padre de Chase se había sentado; supongo que no le interesa saber cómo le fue a su hijo.

 

¿Si soy yo la primera en deletrear, debería responder correctamente ahora que el padre de Chase se ha ido?

 

—"Cabe aclarar, que si el primero erra en deletrear, será el otro estudiante el ganador".

Chase y yo asentimos.

 

 

—"Chase Frederick, usted es el primero —maldigo internamente al oír la voz de la representante del jurado. Miro a Chase y él me devuelve la mirada. Entonces lo sé. Sé que se dejará perder—. Su palabra es'divisibilidad'. Puede pedir el significado para guiarse".

 

Chase niega con la cabeza, acerca su boca al micrófono y se dispone a deletrear

 

Y como era de suponerse, aún teniendo todas las posibilidades de ganarme, Chase deletrea de forma errada. Estúpido.

 

—"Incorrecta. Eso quiere decir que la señorita Michelle Wallas, es la ganadora del concurso de deletreo".

 

La líder del jurado sube para entregarme el título y el premio por mi vitoria, mientras los del público aplauden la estúpida victoria que he tenido. Chase aplaude con una sonrisa en su rostro.

 

Es una victoria que me sabe a derrota.