La noche del Baile. Parte 1

 

 

Siento una gota de sudor recorrer mi frente. Pato comienza a desesperarse y trato de calmarlo acariciando su espalda. Entonces, desde el otro lado, escucho el rechinido de la puerta. Como si Pato y yo pensáramos igual, nos quedamos inmóviles.

 

—¿Me hablas? —logro escuchar una voz femenina y coqueta. He hablado lo suficiente con Margareth para saber que no es la de ella. ¿De quién es? Muerdo mi labio inferior antes de que Chase responda.

 

—Con nadie. ¿Nunca has intentado hablar contigo misma? Te haría falta... —responde con desdén. Pato vuelve a inquietarse y creo que estoy a segundos de ser descubierta—. Si no te importa, me gustaría vestirme...

 

—Hmm... —la voz femenina me suena a reproche. Finalmente suspira— Está bien. ¡Nos vemos luego! —la puerta se cierra; no obstante, vuelve a abrirse al instante— Revisa tu closet, Chase. Creo que hay algo que quiere salir.

 

Llevo una mano a mi boca. Sea quien sea la persona que estaba afuera, era consciente de mi presencia. Lo peor de todo es que es una chica y no Margareth. Digo, la situación ha tornado un giro extraño: creí que

Chase salía de la ducha como cualquier chico normal para arreglarse e ir a Jackson, pero jamás se me pasó por la cabeza que estaría en el departamento con una chica. ¿Quién es ella? Según sé, Chase no tiene hermanas. ¿Alguna prima? Bueno, una "prima" no entraría a la

habitación de su primo sin pedir permisos antes. Entonces, por conclusión aquella voz femenina debe ser de alguien más íntimo.

 

¿El idiota de Chase tiene una novia?

 

Cuando escucho unos golpecitos suaves desde el otro lado del closet, sé que es mi momento de salir lo más rápido posible y ocultarme en mi habitación. La puerta del closet se abre y me largo a salir lo más apresurada posible de la habitación, lanzo —literalmente— a Pato a mi balcón y éste cae de pie, asustado. Después me subo a la baranda y salto a la mía.

 

Casi no logro distinguir el rostro de Chase cuando salí de su habitación, mas lo hice, y de alguna forma, me habría gustado no haberlo mirado.

*****

 

Después de buscar mi casco, me limito a despedirme de mis padres quienes han preguntando una y otra vez el motivo de mi palidez. Tan desconcertada he quedado que la sangre apenas llega a mi cerebro. Salgo y cierro la puerta a mis espaldas. Avanzo al ascensor encontrando a... —maldición— Chase.

 

La duda se apodera de mí y cuando decido que no entraré, ya estoy dentro, con la cabeza clavada en mis zapatillas de lona rojas. El ascensor se convierte en cuatro paredes de metal que no se detendrán

hasta llegar al primer piso. Sostengo el casco con una mano y abanico mi rostro con la otra.

 

—Escucha —doy un saltito en mi puesto cuando Chase habla—, lo que ocurrió hace rato es incómodo para los dos. Tratemos de olvidar... aunque sé que será difícil para ti —hace una pausa—. La chica de recién no es nada para mí, lo juro. Así que no vayas a ponerte sentimental.

 

—¿A qué te refieres? —frunzo las cejas— ¿Por qué lo haría?

—Bueno, ya que estás locamente enamorada de mí y entras a mi habitación para espiarme... —llegamos al primer piso y bajamos. Una sonrisa egocéntrica se dibuja en su rostro.

 

—Yo fui por mi gato, baboso —blanqueo los ojos—. Si alguna vez comienzo a tener sentimientos por ti, créeme que sería el fin del mundo.

 

Chase lanza una carcajada, mientras salimos al estacionamiento. Él me sigue hasta dónde está mi motocicleta.

 

—Bien, Michi. Es una broma. ¿Te he mencionado que te ves muy linda cuando frunces el ceño?

 

¡PUF! Un rubor salvaje invade mis mejillas y por acto-reflejo me pongo el casco para que no lo note. Le doy un codazo.

 

—¿Qué es esto? —me subo a la vespa— Estás con una chica en el departamento y coqueteas conmigo... ¿No tienes decencia? —vuelvo a escuchar su maldita risa y es como una patada al estómago.

 

—Entraste sin permiso a la habitación de un chico, no tienes moral para preguntar eso.

 

—¿Me sacarás en cara eso siempre, Chase? —enciendo la motocicleta y acomodo mi mochila.

 

—Sólo cuando me convenga —dice y en cuanto lo oigo, acelero.

 

 

Anota, Michi: Hoy Chase Frederick se ha ganado un puesto en mi lista negra

 

¡ESTÚPIDO!

Apenas le cuento mi mañana a Anne, ella comienza a reír a carcajadas

 

¿En serio es para reírse?

 

 

—¿Qué clase de amiga eres, Anne? ¡Siempre te ríes de mis desgracias!

 

—Lo siento. Pero, ¿te das cuenta lo desgraciada que es tu vida? No entiendo qué mierda haces para meterte en tantos problemas.

 

—No lo sé. Debí ser alguna dictadora en mi antigua vida o le he hecho mal a mucha gente...

 

Anne me da unas palmaditas en la espalda y dice algo que no alcanzo a comprender debido a que tiene la boca llena de comida. Hago un gesto

de asco y ella se cubre la boca para que la comida no salga disparada de ésta.

 

Traga con mucho esfuerzo y mira por encima de mi hombro.

 

 

—Mika te está mirando, creo que quiere que lo invites al baile —dice con voz coqueta. Pestañea repetidas veces ladeando su cabeza. Sólo falta

un día para que sea el tan "esperado baile".

 

 

—¡JAH! Él quiere que me mantenga alejada de Chase. Dice que es de su hermana —bufeo resignada.

 

—Entonces más vale que no se entere que te has metido en su habitación y lo has visto desnudo... —le lanzo una mirada que podría partirla en dos—. Bueno, con una toalla —se corrige—, que es casi lo mismo.

 

Me encojo de hombros.

De pronto, siento que una ampolleta se ilumina arriba de mi cabeza; tal vez la chica de la mañana es la novia de Chase. En pocas palabras, quizás aquella chica es la hermana de Mika. De ser así, me considero muerta, porque ella sabía que estaba metida en su closet.

 

*****

La noche de los tan esperados chicos de Jackson High ha llegado. Y como ya me había propuesto, será mi gran noches de películas románticas donde podré soñar despierta con los chicos de ensueño que no se parecen en nada a Chase —Oh, Michi, no arruines tu noche pensando en ese tarado—. Enciendo mi televisor y preparo mi helado de chocolate para plantarme a ver las películas.

 

Estoy a segundos de llevar la primera cucharada de helado a mi boca cuando, desde el otro lado de la ventana, Pato aparece, maullando. Conozco lo suficiente a mi gato para saber que quiere entrar. Sin embargo, cuando le abro la ventana se sube a la baranda del balcón y vuelve a maullar. Salta al balcón de Chase y es el momento preciso en que escucho su voz detestable llamarme.

 

—Michi... —me llama, pero no con ese típico tono sarcástico y arrogante, sino con una voz áspera y débil— Michi...

 

Vuelve a llamar. Arrugo las cejas, meditando. ¿No debería estar en el baile con su novia?

 

—¿Estás bien? —pregunto, pues creo que es la pregunta más coherente que se me ocurre. Insegura, me subo a la baranda y salto a su balcón.

 

—Me siento fatal —responde y luego tose. Camino con paso precavido hacia su habitación, encontrando a un Chase metido dentro de su cama, temblando. Me aproximo hacia él y pongo una mano en su frente. Está ardiendo.

 

—Iré por Margareth.

 

 

—No —me detiene agarrando mi muñeca derecha—. Ella se ha ido de viaje, yo estoy solo —titubea.

 

—Iré por mamá, entonces —aprieta con más fuerza mi muñeca e intuyo que no quiere que lo haga. Regreso a su lado y me siento en la cama. Chase me suelta y vuelve a meter su mano dentro del cobertor.

 

—No te vayas, Michi —formula en un hilo de voz, tan suplicante que ha hecho que el corazón me dé un vuelco—. No me dejes aquí solo...