En el observatorio.

 

 

—Feliz Año Nuevo, Chase —digo, apretándolo más en mí con los brazos, rodeándolo con fuerza.

 

—Feliz Año Nuevo, Michi —responde. Me toma de los hombros con aquella mirada particular que tiene cuando está en plan romántico. Nos miramos un momento y nos besamos lentamente, intensificando nuestro beso hasta que, por esas extrañas razones que siempre nos ocurren en los momentos más íntimos, oímos entre los gritos eufóricos de los demás un carraspeo.

 

Al girar para comprobar quién nos interrumpe, descubrimos con sorpresa que es Allek.

 

—Lamento interrumpir su apasionado beso, pero hay algunas cosas que debemos aclarar...

 

Chase, por supuesto, sin pensarlo dos veces, se pone a la defensiva; sin embargo, después de parecer meditarlo, cambia de idea. Es año nuevo y todo lo ocurrido debe olvidarse aunque cueste hacerlo.

 

Entramos a la casa en busca de un lugar más silencioso y el único que encontramos es una habitación del segundo piso. Los dos nos sentamos sobre la cama de dos plazas mientras Allek queda de pie frente a nosotros observando.

 

—Primero debo aclarar —no soy tan idiota como para no darme cuenta que está algo entonado—, que tú nunca me gustaste —dice, mirándome—. Sólo era tu parecido con Ellen —Sí, ¡gracias por recordarlo una vez más!—. Y sea lo que sea que haya pasado aquel día en mi casa fue un accidente, realmente no quise besarte... ni nada por el estilo. No eres mi tipo de chica.

 

—Es grato saberlo —ironiza Chase, apretando los puños—. No obstante, viniendo de ti no es certero.

 

—Cometí un error, Chase —confiesa Allek, cruzando los brazos. Noto que Chase comienza a tensarse, por lo que me atrevo a tomarlo de la mano para tranquilizarlo. Él respira hondo, tranquilizándose—. Y créeme cuando te digo que lo sentí por mucho tiempo... eras mi amigo, pero a Ellen la conocía desde mucho antes y siempre me gustó aunque no lo sabías. La situación se dio una tarde, la tarde cuando nos pillaste, y eso fue todo.

 

—¿Eso es todo? —pregunta Chase con frialdad. Tan cortante como sólo él lo haría. Allek asiente lentamente— Bien, las cosas quedan aclaradas, pero no significa que lo haya olvidado.

 

—¡Oh, vamos! —exclamo. Una gota de sudor recorre mi frente, las miradas que se lanzan estos dos son intimidantes— Es año nuevo, deberían darse las manos y hacer las paces. Tooodos alguna vez en la vida hemos cometido errores y le hemos fallado alguien —me levanto de la cama y miro a Chase—, pero eso no significa que debamos dejar las cosas así, tenemos una segunda oportunidad para perdonar, sentir, amar y... —aquellas miradas asesinas continúan entre los dos... ¡Ni siquiera

me escuchan!— y guardar silencio... también. Lanzo un bufido.

—Michi tiene razón —Batman chasquea la lengua—. No comenzaré el año teniendo rencores —di un aplaudo esbozando una sonrisa.

—¡Bien! Ahora, estrechen las manos entre ustedes —les sugiero, sin poder evitar sonreír como una idiota. Allek y Chase fruncen el ceño. El primero extiende su mano, pero Chase parece contenerse. Finalmente, después de rodar los ojos, extiende su mano cubierta por el guante negro del disfraz, estrechándola con la de Allek.

 

Es entonces cuando la puerta se abre de golpe, sobre exaltándonos a los tres; Sussie se asoma molesta y nos grita:

 

—¡NO SE PERMITEN LAS ORGÍAS! ¡LARGO DE AQUÍ!

 

 

Sussie, después de la extraña reconciliación de Chase y Allek, nos corre prácticamente a patadas de la casa, junto con los demás ¿La razón? Claramente se trata de Jax. Sorpresivamente ha descubierto su identidad. Así que hemos acabado de pie frente a la enorme casa en medio de una helada que parece congelarnos el cerebro. Bueno, el único que se ha salvado de esto es Mika, a quien no hemos visto desde que llegamos.

 

En fin, nuestros caminos deben dividirse.

 

 

Me despido de Anne con un abrazo. No podré verla en todo lo que restan las vacaciones de invierno, pues tendrá que viajar con toda su familia para ver a una tía. A Jax le hago una seña con la mano. Y a Chase lo tomo del brazo, pues nuestra noche aún no termina.

 

—¿A dónde vamos, Chase? —le pregunto cuando nuestro taxi se detiene a las afueras de un terreno cerrado con la puerta de madera pintada de blanco.

 

Al bajar del taxi, despliega una sonrisa y se gira a verme.

 

 

—Es una pequeña sorpresa...

No sé de dónde ha sacado un par de llaves. Miro su disfraz una vez más; no hay ningún bolsillo de dónde pudo haberlas sacado, por lo que vergonzosamente, concluyo que las ha sacado de su ropa interior. Sin hacer mucho escándalo, las usa para abrir la puerta que está cerrada

con candado. Entramos al terreno y me abrazo a él mientras caminamos sobre la tierra siendo iluminados por la luna llena. Después de unos minutos descubro cual es su pequeña sorpresa...

 

Es un observatorio.

 

 

—¡Chase, esto es...! —no puedo formular las palabras, ni concretarlas—

 

¿Có-cómo fue que...? ¡Cielos!

 

 

—Mi tío trabaja aquí, sus llaves desaparecieron por arte de magia —hace comillas en la última palabra—. Pensé en traerte aquí antes en vista de que te gusta espiar personas a través de tu telescopio, pero nunca se dio la ocasión.

 

—Y planeaste traerme para Año Nuevo —alzo una ceja mirándolo con picardía—. Muy conveniente de tu parte, Chase.

 

Entre risas, entramos al observatorio donde tardamos hora y media en descubrir cómo se usa, hasta que finalmente logramos hacer algo provechoso y ver alguno que otro planeta en la distancia. Tras bajar una palanca, una parte del techo del observatorio se abre dejando a la vista el cielo nocturno lleno de estrellas.

 

Por unos minutos quedamos en silencio contemplando el cielo azulado, gozando de la paz que éste nos brindaba, hasta que la apacible voz de Chase interrumpe mis pensamientos.

 

—¿Qué tienes que no puedo dejar de mirarte? —pregunta, descolocándome en todos los sentidos. Siento que mi corazón implora salirse por mis costillas— Incluso cuando aún no éramos vecinos, entre todas las chicas siempre destacabas tú. No importaba con quien saliera, siempre ocupabas un lugar en mi mente, Michi.

 

—Si dices esas cosas, terminaré locamente enamorada de ti... Por el resto de mi vida, Chase.

 

—Entonces que así sea...

 

 

Chase sella mis labios con un dulce beso que correspondo con gusto. Entonces... ¡Entonces! Creo que concretaremos lo que quedó pendiente la última vez...