¿Vamos de fiesta? Parte 2.

 

 

—Feliz cumpleaños —sonrío con incomodidad, acariciando mi brazo—. Vine con una amiga —Anne me agarra del brazo, saluda a Ashley sacudiendo su cabeza. Ella esboza la sonrisa más falsa que vi en mi vida. A pesar de toda la música alrededor, siento que hay una burbuja cubriéndonos, que nos envuelve en un silencio incómodo.

 

—Chase también está aquí —Ashley lo señala, como si fuese un objeto que promocionan en un comercial de pasta dental. Y él ni siquiera hace un gesto. Sólo está ahí, mirándome, probablemente preguntándose qué rayos hago aquí—. Iré a retocarme un poco... no tardo.

 

Abro mi boca para saludarlo, cuando siento un brazo musculoso rodear mi cuello y apretujarme.

 

—¡Aquí estás! —dice uno de los amigos de JJ, creo que se llama Kyle. Me mira y luego inclina su cabeza para observar a Chase— ¿Interrumpo algo? —pregunta con todo inocente, volviendo a mirarme.

 

—Sí, amigo —responde Chase, cabreado. Aparto el brazo de Kyle de mi cuello; uno, porque creí que Chase lo haría por mí. Dos, porque ya me estaba asfixiando—. Quiero hablar con ella.

 

Kyle vuelve a mirarme, pidiendo una explicación con su mirada. Me encojo de hombros.

 

—Somos vecinos y compañeros.

 

 

—Ahhh... bueno, los dejo solos —dice Kyle. Bebe de su cerveza y desaparece entre los demás chicos que bailan.

Miro a cada lado, buscando a Anne. Apenas me fijé que había desaparecido —¡HA ROTO SU PROMESA! ¡QUE QUEDE REGISTRADO!—.

 

—¿Quién era ese? —pregunta Chase, mirándome con suficiencia, los brazos cruzados y las comisuras de sus labios relativamente hacia abajo. Su expresión me causa risa, pero intento no hacerlo— ¿Qué haces aquí?

—¿Acaso eres mi madre? —Contraataco, imitando su expresión. Chase me sonríe—. Creo que no te debo explicaciones, Chase Frederick.

 

—Ven —agarra mi brazo y me guía entre la multitud hasta unos columpios vacios al final del enorme patio. Me sorprende que Chase no quiera bailar; sin embargo, me sorprende más que se vea tan sumiso frente a los demás—. Alejémonos antes que la loca de Ashley no vuelva a soltarme.

 

—¿Soltarte? Pero si tú estabas bien agarrado de ella —me siento en uno de los columpios, Chase lo hace en el otro. Lo que he dicho se me ha escapado y parece no haberle agradado mi sarcasmo—. Eres un hombre sucio...

 

—La agarré porque chocamos con un troll de vestido azul —con su cabeza señala mi vestido—. ¿Acaso estás celosa?

 

—¿Debería estarlo?

 

 

Chase mira sus zapatillas, meciéndose en el columpio. Hemos guardado silencio, pero no es uno incómodo. Busco a Anne desde mi puesto, pero me veo distraída al escuchar hablar de nuevo a Chase.

 

—Pensé que no eras del tipo que sale de su casa a fiestas.

 

—No lo soy —frunzo el ceño y volteo para mirarlo—. La idiota de Anne pidió que la acompañara, pero me ha dejado con un dictador.

 

—Si ese dictador soy yo, entonces tienes suerte. Parece que Anne se ha olvidado de ti.

 

La música cambia drásticamente sonando un lento. Todos los que bailaban, comienzan a abrazarse y bailar juntos. Entre ellos diviso a

Anne y JJ, besándose y mirándose con ternura. Un escalofrío escurre por mi espalda, viéndome tentada a voltear para ver a Chase, pero no lo hago. Lo miro de reojo, siguiéndolo con la mirada hasta que él se para frente a mí.

 

—¿Bailas? —pregunta.

 

 

El corazón me late a mil y mis manos están sudorosas como las de tía Molly. La respiración se me acelera y un rubor decora mis mejillas, que por suerte nocturna, Chase no lograría ver. Con estas piernas temblorosas no podría ni bailar la cucaracha.

 

—Soy realmente mala haciéndolo —titubeo, pero me obliga a levantarme y en un par de pestañeos, me encuentro frente a Chase, con mis manos en sus hombros y sus manos agarradas de mi cintura—. ¡Uhm!

 

—¿Estás nerviosa, vecina? —interroga en voz baja— No es la primera vez que estamos así e cerca, ¿no?

 

¿Qué estás haciendo, Michi?

 

 

Chase está cerca. ¡Más que cerca! Puedo sentir su tibia respiración chocando contra la mía. Habíamos estado así antes, frente a la tabla de notas, pero en un contexto completamente diferente. Y yo no me sentía tan nerviosa como ahora, a pesar de que para entonces, le tuviera un respeto temeroso a Chase y los demás. Al mirar a Chase, lo noto aún más cerca, desconcertándome su cercanía.

 

Dentro de mi desesperación lo único que hago es pisar su pie, tan fuerte que nos separamos al instante.

 

—¡Necesito ir al baño! —me excuso y salgo corriendo.

 

 

No sé como lo he hecho, pero me he mentido al baño y he cerrado la puerta para que nadie pueda entrar. Me apoyo en la puerta. Una mano

en mi pecho delata el rápido palpitar de mi corazón. Eso no es bueno. La sensación que siento no es buena. Al cerrar los ojos, lo único que veo es el rostro de Chase cerca.

 

Muero mi labio. Sólo quiero que me trague la tierra.