Gale se quitó los auriculares y sacudió la cabeza. “Una de dos, o estoy perdiendo el oído o la cabeza, porque no puedo creer lo que acabo de oír.”
Tim también se quitó los auriculares. “Bueno, ¿vas a compartirlo con nosotros?”
“Sí, solo estoy un poco en shock ahora mismo.” Rebobinó la psicofonía. “Vale, cuando llega a uno veinticuatro punto dieciocho escucha atentamente la voz que parece advertirnos mientras Marie y Myra estaban en el estudio. Está bastante claro que no oyeron nada porque no hablaron de ello.”
Tim se puso los cascos de Gale y esperó hasta que el reloj digital marcara la hora adecuada. “Uau, definitivamente sonaba como si eso no estuviera muy contento de que Marie y Myra estuvieran ahí. Marie, ven a oír esto.”
Marie se levantó de la silla y fue hacia Tim. “¿Puedes ponerlo en el ordenador principal para que lo oigamos todos? ¿O está demasiado bajo?”
Gale negó con la cabeza. “Oh, no, se puede oír sin cascos. Tim, ¿puedes rebobinarlo y volver a ponerlo?”
Una vez el equipo hubo escuchado la grabación, Marie estaba paralizada mirando la pantalla. “Vale, no sé qué pensar. Myra, obviamente no éramos bienvenidas en el estudio. ¿Es la misma voz que oímos cuando Myra y yo estábamos intentando comunicarnos con el niño y la mujer?”
“Sí, creo que sí.” Harry se colocó la corbata e intentó abrocharse el chaleco. “No estoy seguro de por qué este espíritu oscuro está ligado a vosotras. Debe haber una conexión entre vosotras y el niño y la mujer, porque había una razón para evitar que os comunicárais con ellos.”
Marie empezó a dar vueltas alrededor de la habitación. “Tiene sentido, pero ¿por qué hace tanto esfuerzo en evitar que nos comuniquemos con ellos?”
Mimi se encogió de hombros y dijo, “Quizá sea porque el demonio o espíritu oscuro sabía que la mujer y el niño estaban intentando avisarnos sobre la próxima víctima.”
Marie se quedó helada. “Eso es. Tiene que ser eso. Stacy nos dijo que nunca se habían sentido en peligro con nada de lo que había pasado en Boone Hall. Nunca tuvieron ninguna actividad paranormal maliciosa. No fue hasta que llegamos nosotros y tratamos de comunicarnos con la mujer y el niño que el espíritu oscuro intervino.” Marie miró a Gale. “Gale, ¿ha tenido Stacy alguna experiencia mala desde que nos fuimos?”
“No, para nada, cuando le pregunté unos días después si quería que fuese Harry a exorcizar el lugar, dijo que no.” Gale cogió unas patatas del cuenco. “¿No dijistéis Myra y tú que cuando intentásteis hablar con la mujer y el niño desaparecieron como si alguien estuviese persiguiéndoles?”
Myra respondió, “Sí, de hecho, al principio solo vimos al niño, y casi inmediatamente la mujer pasó zumbando al lado de Marie y ambos desaparecieron. Fue entonces cuando oímos la advertencia maligna al poner la psicofonía.”
“¿Y si no era una advertencia? ¿Qué os dijo el espíritu cuando os comunicábais con el niño?” Jim se frotó la barbilla.
Marie respondió, “Que nos largáramos.”
“Así es.” Myra se sentó en la silla y se quitó los brazaletes.
Jim se acercó a la pizarra y cogió un rotulador. “Vale, de modo que primero oísteis al espíritu oscuro ordenando que os largarais, y ahora acabamos de oírlo decir tened cuidado y salid.” Jim siguió escribiendo en la pizarra. “Pero Myra, ¿no dijiste que a veces lo que oímos puede entenderse de una manera y realmente significar algo más?”
Myra asintió. “Sí, tienes razón.”
Jim prosiguió, “Entonces, ¿cabe la posibilidad de que la advertencia de la voz grave sea más bien otra forma de ayudar a Marie? Al fin y al cabo, Stacy afirma que nunca ha habido actividad maliciosa en Boone Hall.”
Mimi se levantó y se aproximó a la pizarra. “Pero, entonces, ¿por qué la mujer y el niño desaparecieron de repente?”
“Puede que haya sido cuestión de tiempo.” Tim miró a Marie. “Marie, dijiste que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. ¿No era en la misma franja de tiempo que la de la muerte de Tina? Quizá fue pura coincidencia que la voz grave os dijera que abandonarais el lugar. Quizá él, o lo que quiera que sea, estaba intentando que os fuerais en el mismo momento. ¿Creéis que también sabía que el asesinato estaba teniendo lugar?”
Myra se levantó y se sirvió un vaso de vino. “Tim, creo que estás acercándote a algo. Lo que dices es, desde luego, una posibilidad. Durante todo el tiempo que he tenido este don, y que he estado haciendo este tipo de cosas, algunas de las voces y frases que oigo son muy confusas. Ha habido veces en las que estaba haciendo una lectura y un ser querido ha aparecido para decirme algo. Cuando se lo digo al cliente no tiene ningún sentido para mí, pero esa persona lo entiende perfectamente. Puede que estemos abordando todo esto de forma equivocada. Sé que los espíritus pueden trabajar juntos para hacer llegar su mensaje. Tiene sentido que una voz más profunda, parecida a la de un demonio, llamara antes nuestra atención.”
Marie empezó a responder cuando oyó un golpe en la puerta del garaje. “Debe de ser Cory. Mientras voy a abrirle, seguid con el análisis y pensad sobre esta posible nueva teoría.”
Gale miró por la ventana. “Oye, el Teniente Mullica se va. Cory está de servicio ahora.”
Marie encendió la luz del garaje y vio a Cory de pie, esperando. Sonrió y abrió la puerta. “Hola, no te esperaba tan pronto.” Se echó hacia delante para darle un largo beso. “Aunque me alegro de que estés aquí. Hemos empezado con el análisis y barajado un montón de teorías interesantes en relación al espíritu demoníaco que oímos.”
Cory la tomó de la mano y la siguió escaleras arriba. “Suena interesante. Mandé a John a casa, si no hay problema.”
Marie paró en lo alto de las escaleras. “Si eso significa que te vas a quedar toda la noche para continuar con la protección, no hay ningún problema.”
Cory le guiñó el ojo y dijo, “Genial, ahora ponme al día de todas esas teorías tuyas.”
Marie guió a Cory hasta la sala. “Mirad a quién me he encontrado en la puerta.”
Todos saludaron a Cory y le informaron de las nuevas teorías sobre el espíritu oscuro. Pusieron de nuevo la psicofonía y continuaron su discusión acerca de cómo los espíritus podían trabajar juntos para comunicarse con Marie. Todo el equipo estuvo de acuerdo en continuar con el análisis y colaborar con Cory en la resolución de los asesinatos.
Cory se frotó los ojos después de ver durante varias horas el DVD situado en el vestíbulo. “Uf, creo que me van a sangrar los ojos.”
Marie le masajeó los hombros. “Lo sé, levántante y anda un poco. No puedes sentarte y ver el vídeo entero sin un descanso.”
Cory estiró los brazos y paró la cinta. “Gracias, eso haré. Voy a coger un poco de café, si no está muy pasado.” Se sirvió una taza y la dejó en la mesa. “Casi me olvido, ¿te acuerdas de cuando te dije que iba a hablar con los forenses sobre algunas de las colillas que recogimos en el parque?”
Marie se reclinó en la silla. “Ah, sí, dijiste que aún no habías recibido el informe. ¿Qué habéis descubierto?”
“Nada, se ha perdido. He buscado en todas partes. John dice que lo trajo de la morgue y lo dejo en mi escritorio.” Cory bebió un trago de café e hizo una mueca de asco. “Puaj, esto lleva aquí mucho tiempo. Es igual, le dije a John que me contactase tan pronto como recibiese el informe nuevo, pero dice que estuvo muy ocupado con unos hombres que trajeron de una redada de droga y se olvidó. Así que ahora el informe está perdido.”
“¿En serio? Eso es un poco sospechoso, aunque, ¿realmente crees que habría probado algo? Me parecía demasiado amplio.”
“Bueno, supongo que en lo que respecta a pistas y ciencia, no hay nada demasiado amplio para mí.” Cory tiró el café y empezó a preparar uno nuevo. “Después de todo, si lo recuerdas bien, tú, Gale y Myra mencionasteis que habíais visto humo en la sesión, tan sólo quería ver si era una buena pista. Y estoy empezando a pensar que sí, teniendo en cuenta que ha desaparecido por completo. Recuerdo que el espíritu de Chelsea os dijo a Myra y a ti que el espíritu podía ser alguien con un puesto de autoridad. Hay un montón de gente entrando y saliendo de mi oficina, así que llamé al laboratorio forense y les pedí que contactaran conmigo cuando redactaran una nueva copia. Voy a ir a recogerlo personalmente.”
Marie se levantó, se dirigió hacia Cory y le besó en la mejilla. “Gracias.” Él la miró sin comprender. “Gracias por creer en mí, en nosotros, y en todo lo que ha pasado con mi habilidad y, bueno, por todo.”
Cory le tocó cariñosamente la nariz. “Es lo que hago.”
“Hey, calmaos, aún nos quedan unas horas de vídeo por delante.” Gale sonrió, se echó hacia un lado y besó a Tim, ante la atónita mirada de Harry. “¿Qué pasa? Si ellos pueden, nosotros también.”
“Oh, oh, creo que hemos captado algo aquí, en la psicofonía de Marie, cuando ella y Myra fueron tras el espíritu del niño.” Mimi se quitó los cascos y los puso sobre la mesa. “Creo que deberías venir todos y escuchar. Prestad atención cuando el reloj marca las once trece y treinta y seis segundos. Suena como una voz de niño.”
El equipo se juntó alrededor mientras Mimi colocaba la psicofonía en el monitor principal y la volvía a poner. Marie miró a Cory mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. “Dice que estaba llorando. Cory, ¿esto no sería en el mismo momento de la muerte de Tina, verdad?”
Cory atrapó con el pulgar una lágrima que se escurría por la mejilla de Marie y la limpió. “Sí, creo que sí.”
Gale se levantó, se acercó a Marie y la miró a los ojos. “Escucha, no puedes hacer esto. No puedes asumir que la grabación tiene algo que ver con Tina. Myra acaba de decir que las cosas que vemos u oímos podrían significar cualquier cosa.”
“Lo sé, pero es demasiada coincidencia oír esa grabación posiblemente en el momento exacto en que Tina estaba siendo ahorcada, y en el que la mujer y el niño desaparecieron tan rápidamente. Debe haberlo dicho antes de que viésemos al niño en el patio.” Marie caminó hacia la ventana y contempló el océano.
Myra se colocó a su lado. “Sé lo que estás pensando, Marie. Y probablemente tengas razón. Pero pronto aprenderás que, aun teniendo esta habilidad, no puedes evitar que las cosas pasen. Es imposible.” Myra se giró hacia Marie y le dio una palmadita en la mano. “Necesitas tiempo para llorar la muerte de Tina, pero pasará. ¿Por qué no centrarte ahora en lo que sí puedes hacer y seguir trabajando con nosotros y con la policía para detener a este maníaco antes de que se lleve la vida de otra mujer, posiblemente la tuya?”
Marie le devolvió la mirada y esbozó una media sonrisa. “Siempre sabes qué decir. Gracias.” Se apartó de la ventana y volvió junto a los demás. “Vale, sigamos con el análisis y veamos si podemos pillar a este cabrón.”
“Oh, sí, allá vamos.” Gale se colocó los auriculares.
Jim asintió y volvió la vista a su pantalla. “Solo me queda una hora de este DVD. ¿Queda poco para terminar? Se me han secado los ojos de mirar la pantalla.”
“Sí, no debe de faltar mucho. Quiero volver a oír las grabaciones de la caja de espíritus. Se oían bastantes conversación en el vestíbulo.” Harry se quitó las gafas y se frotó los ojos.
Mimi cogió otro donuts. “Oh, sí, una conversación muy interesante. Hubo un trozo que no conseguimos entender, así que con algo de suerte lo oiremos mejor al ralentizarlo.”
El equipo pasó otras dos horas revisando el análisis y decidieron dar por finalizada la noche tras diez largas horas de pruebas. Querían seguir trabajando juntos para encontrar más pistas o pruebas del más allá, así que decidieron que se volverían a reunir para una sesión espiritista de grupo. Myra pensaba que estando todo el grupo junto, tendrían suficiente energía positiva como para atraer los espíritus de la mujer y del niño, y posiblemente entablar un diálogo para reunir más información.
Marie se apoyó en la puerta una vez Gale y Myra se hubieron marchado y sonrió a Cory. “Uau, ha sido una noche increíble, ¿no crees?”
“Sí, y ha dado un poco de miedo. Aún no puedo creer algunas de las psicofonías grabadas. ¿Y qué hay de esa caja de espíritus? Quiero decir, tener una conversación real con un espíritu del siglo dieciocho. Se ha abierto ante mí un nuevo mundo.” Cory se inclinó hacia Marie y la besó en la mejilla mientras cerraba la puerta con llave.
“Pensé que no necesitabas cerrar la puerta con llave. ¿Tener al jefe de policía en mi casa no es lo suficientemente seguro para mí?” Marie le devolvió el beso a Cory y le tomó de la mano, guiándole hacia el dormitorio.
“Bueno, nunca se sabe, puede que baje la guardia y no esté preparado para servir y proteger.”
“La única guardia que se va a bajar son nuestras ropas.” Sonrió, le atrajo hacia ella y le besó en los labios.
“Creo que me está empezando a gustar hacia dónde va esto.” Cory la rodeó con los brazos y cerró la puerta con el pie.
––––––––
Marie pululaba por la cocina, sirviendo los zumos de naranja y colocando los vasos en la mesa. Sabía que en cuanto empezase a preparar el café, despertaría a Cory. Ninguno de los dos había dormido mucho desde que empezaron los asesinatos. Entre Cory reuniendo pruebas científicas, y ella recogiendo datos paranormales, no tenían mucho tiempo libre para llevar cabo sus trabajos, y menos aún para dormir.
Cory se apoyó en la nevera y sonrió. “Buenos días, estás increíblemente preciosa y alegre esta mañana.”
“Gracias, tú no estás tan mal.” Marie fue hacia él y le besó en la mejilla. “El café ya casi está, y lo único que tengo son algunas roscas y crema de queso.”
“Está bien, tampoco tengo mucho tiempo esta mañana. He recibido un correo del laboratorio, el informe forense está listo, ya puedo ir a recogerlo.” Cory metió una rosca en la tostadora y sacó un cuchillo del cajón. “Me he comunicado por radio con la estación, el Sargento McDowell te vigilará hoy.”
“Ah, vale. Tengo pensado ir a casa de Myra en unas horas. Queremos reunir de nuevo al equipo para la sesión.” Marie vio que la luz de la máquina de café se apagaba, sirvió dos tazas y las puso sobre la mesa. “¿Le importará seguirme hasta allí?”
“No, esas son sus órdenes.” Cory sacó rápidamente las roscas calientes de la tostadora y empezó a extender un montón de crema de queso sobre las crujientes mitades. “Debería estar aquí en menos de una hora. Le informaré de a dónde vas en cuanto llegue. ¿No tienes citas en la clínica hoy?”
Marie añadió tristemente un poco de nata al café. “No, he decidido cerrar la clínica unos días en honor a Tina. No creo que pueda volver ahora mismo. Voy a tener que contratar a alguien y todo ese proceso me deprime demasiado.”
Cory le cogió de la mano. “Lo siento. Tiene sentido, no deberías volver hasta que estés preparada. Ya oíste anoche a Myra, es importante guardar el luto, ya sanará a su debido momento.”
Marie esparció la crema de queso en su rosca sin tostar. “Sí, esta noche dormí inquieta. No podía dejar de pensar en todo lo que ha pasado, y en cómo organizar todas las teorías de las que hemos hablado. Si hacemos caso a lo que la mujer y el niño me han dicho, junto con el espíritu de Chelsea, y el demonio o espíritu oscuro, parece que hay un lunático ahí fuera con una posición importante a quien no le caigo bien, ni yo ni cualquier mujer que se me parezca, con el pelo rubio largo, ojos verdes, algún tatuaje y que tengan veintimuchos o treinta y pocos años. Suena como una locura. Y además, ¿cómo encaja Tina en todo esto y por qué yo tengo la llave para descubrirlo?”
Cory se levantó de la silla, se colocó detrás de Marie y empezó a masajearle los hombros. “Eso es lo que vamos a descubrir. Hemos reunido bastante información, y con este informe forense, puede que acabemos pillando a ese tío. Me siento mejor sabiendo que tienes protección policial. Hablando de ello, creo que acabo de oír un coche. Tengo que darme una ducha rápida e ir al laboratorio. Haré saber a McDowell cuando me vaya que dentro de un rato irás a casa de Myra.”
“Vale, me parece que me voy a unir a esa ducha. No consigo acabarme la rosca, no tengo mucha hambre.” Marie sonrió, tiró la rosca a la basura y se dirigió al baño. “Voy a ir calentando el agua.”
Después de ducharse, Cory se fue y Marie se vistió y decidió llamar a Myra e ir pronto a su casa. Estaba demasiado inquieta para quedarse ahí más tiempo. En el momento en que estaba yendo hacia el teléfono oyó abrirse la puerta trasera.
“Sargento McDowell, ¿es usted? Hay café caliente, si quiere una taza. La nata y el azúcar están sobre la mesa. Estaba a punto de llamar a Myra Cummings antes de dirigirme hacia su casa. Espero que no le importe seguirme.”
Al no haber respuesta, Marie fue hacia el porche delantero para ver quién había entrado. “Sargento, ¿es usted?”
Antes de que pudiera dar la vuelta a la esquina, sintió que alguien la golpeaba fuertemente en la cara, dejándola inconsciente y tirándola al suelo.