Cuatro

––––––––

Marie se sobresaltó con el sonido de la campana situada sobre la puerta al entrar en la tienda de Gale. “Enseguida voy,” gritó Gale desde la parte trasera.

Colocó la cartera sobre el mostrador. “Hola, soy yo, he traído café recién hecho y bollitos de plátano y nueces. ¿Dónde estás?”

Gale murmuró. “Estoy quitando de en medio algunas cosas que no tengo grandes esperanzas de vender.” Dio la vuelta al mostrador llevando una antigua veleta de gallo.

Marie se rió, “Vaya, esa es una pieza interesante. ¿También tienes el granero escondido ahí atrás?”

“Muy graciosa. ¿No estás tú muy ocurrente para un lunes por la mañana?” Gale cogió un bollo y se lo metió en la boca.

Marie dejó el café y los bollos en el mostrador y le dedicó a Gale una enorme sonrisa. “No podía esperar más para contarte cómo fue anoche.”

Gale sacó dos taburetes e hizo señas a Marie para que se sentara. “Bueno, no te quedas ahí parada con esa sonrisa tonta en la cara, cuéntame.”

Se sentaron y Marie le dio todos los detalles de su cita con Cory, apenas paró para tomar aliento. Para cuando hubo terminado, la mitad del café ya había acabado y sólo quedaban cuatro bollitos.

Gale preguntó, “¿Quieres decir que no os habéis acostado?”

Marie respondió enérgicamente, “No, no tenía intención de acostarme con él. Me besó en el umbral y esperó educadamente a que cerrase la puerta. Creo que él tampoco tenía intención de pasar la noche.”

Gale se levantó y se colocó la falda vaquera. “Bueno, si tú consideras que fue un éxito, me alegro por ti.”

“Oye, algunos de nosotros tenemos escrúpulos.”

“Qué aburrido.” Gale le guiñó un ojo. “Siento que Cory no fuese tan receptivo como esperabas con lo de tu don.”

Marie se encogió de hombros y suspiró. “Sí, yo también. Pero creo que es lo suficientemente abierto de mente como para aprender sobre ello.”

Gale se dio media vuelta y casi tiró la veleta del mostrado. “Casi se me olvidaba, han encontrado el cuerpo de una chica en el canal ayer por la mañana. Lo oí por el transmisor del cuerpo bomberos.”

“Oh, eso es terrible. Lo lamento tanto por aquellos que no saben nadar en el océano...Espera. ¿Lo oíste desde el transmisor del cuerpo de bomberos?”

Gale comenzó a organizar el mostrador tímidamente. “No creo que fuese un accidente. Y deja de mirarme así, sí, estaba con Tim, ¿algún problema?”

“Vaya, qué buenas noticias. ¿Por qué no me dijiste que estabais juntos? Quiero decir, sabía que estabas loquita por él, pero no más. Creo que es genial.”

Gale se sentó de nuevo en el taburete. “Sí, es genial. Él es perfecto, en todos los sentidos.”

Marie le cogió de la mano. “Para, no necesito detalles.” Su mente volvió de nuevo a la chica muerta. “¿Por qué dices que no crees que fuese un accidente?”

Gale bebió lo que quedaba de café y tiró el vaso a la basura. “Porque cuando Tim volvió a su apartamento me dijo que había oído rumores de que la chica tenía una marca sobre el cuello, y que parecía que había sido estrangulada.”

Marie se reclinó contra el mostrado y sacudió la cabeza.

“Eso es horrible. Cory mencionó que había tenido que salir muy temprano ayer por una llamada, pero no me dio más explicaciones. Además, parecía que tenía algo en mente cuando dijo buenas noches. Me dio la 'orden' de cerrar con llave todas las puertas. Uau, ¿crees que tenemos que preocuparnos por algo?”

Gale respondió, “No lo creo. Podría haber venido flotando desde cualquier parte.

Cortó alrededor de las líneas con cuidado de no arrugar el artículo. Sí, era un titular perfecto. La hija de Swail encontrada muerta en el canal. Lo pegaré en la pared. Colocó el artículo hábilmente junto a un recorte amarillento de periódico de 1996. Tenía una gran colección. Sonríe ante la vieja fotografía. “Chelsea se parecía a ti, solo que era más lista y escuchaba mejor, hasta que empezó a gritar. Qué pena que no tuviésemos más tiempo para hablar.” Se levantó y admiró las paredes antes de salir de la mohosa habitación y cerrar la puerta. Se estaba empezando a sentir nervioso de nuevo, así que decidió que era el momento de otro viaje por la costa.

––––––––

Marie entró en la repleta sala de espera de la clínica. Sonrió a la recepcionista, Tina Johnson, y notó su pálida cara y su labio prieto. “¿Tina, estás bien? Siento llegar tarde. Deja que me lave las manos y puedes hacer entrar al primer paciente.”

Tina agarró rápidamente el periódico y siguió a Marie al aseo. “¿Has visto esto?” Colocó el periódico enfrente de Marie.

Marie leyó el titular. “Oh, Dios mío, no, no lo había visto. No recibo el correo en casa durante la semana. Gale y yo hemos estado hablando sobre esto pero no sabíamos quién era la chica. ¿La hija del alcalde Swail? Qué horror.”

Tina se apoyó en el lavabo mientras Marie se lavaba las manos. Su corta falda rosa y su blusa de corte bajo se adherían a su delicado cuerpo. Su pelo rubio se debía a un blanqueado de raíz y el esmalte verde lima de sus uñas se estaba quebrando en los extremos. “Todo el mundo habla sobre ello. Jimmy Thomas trajo el periódico después de traer el agua. Me encanta cuando descarga todas esas botellas de casi 20 litros.”

Marie sonrió y puso los ojos en blanco. “Tina, me maravilla la rapidez que tienes para cambiar de tema. Venga, vamos a concentrarnos más en nuestros pacientes y menos en Jimmy Thomas.” Salieron al pasillo y Marie cogió su carpeta. “Por favor, entrégame el informe de Jasper y dame cinco minutos antes de hacerles pasar.”

Vio a Tina alejarse por el pasillo mientras su mente volvía a las terribles noticias de la familia Swail. Quizá sí que había algo de lo que preocuparse. Encontrar a un local en el canal no era algo para tomar a la ligera. Tenía que acordarse de llamar a Gale en el próximo descanso y preguntarle si había leído el periódico.

Cuando finalmente llegó la hora del almuerzo, Marie decidió estirarse en la silla de cuero negro reclinable de su oficina y comerse la ensalada. Le encantaba la forma en que los cojines vibraban y le relajaban los músculos. Tomarse un descanso para comer era importante, aunque fuese en la oficina.

Cerró los ojos y empezó a quedarse dormida cuando oyó la voz de un niño que la hizo erguirse de golpe. Con los ojos como platos, Marie vio al mismo niño de otras veces de pie en la esquina junto a una mujer sin rostro. Ambos estaban vestidos con ropas del siglo diecisiete. El niño llevaba unos calzones que le llegaban hasta debajo de las rodillas, donde se encontraban con las altas medias. Vestía una camisa de manga ancha bajo un chaleco. La mujer llevaba un gorro y un volante de encaje alrededor del cuello que se unía a un vestido simple con un delantal que llegaba al suelo. Sus voces eran amortiguadas, y Marie solo era capaz de entender una de cada tres palabras. Tenía el pulso acelerado y el sudor le corría por la nuca.

Se inclinó hacia adelante y preguntó, “¿Quiénes sois y qué intentáis decirme? No os entiendo.”

El niño y la mujer continuaron emitiendo sonidos que retumbaban en los oídos de Marie. Se sentía en trance. Preguntó de nuevo qué estaban diciendo cuando el teléfono sonó y la mandó de vuelta a la realidad. Cuando miró de nuevo hacia la esquina, habían desaparecido.

Marie estaba aturdida cuando contestó al teléfono. “¿Sí? Hola, Gale, iba a llamarte.”

Gale preguntó, “¿Estás bien? Tienes voz de dormida.”

“Estoy bien, es solo que esta vez el niño ha venido con una mujer.” Marie se volvió a apoyar en el respaldo de la silla.

“¿Qué? Oh, no, ¿le has vuelto a ver? ¿Y había una mujer? ¿Te han dicho algo?”

Marie se frotó las sienes. “Sí, pero sonaba un caos tremendo en mi cabeza. Aunque, ahora que lo pienso, parecía que decían algo sobre salvar a alguien. No sé, era todo confuso e incoherente.”

“Uau, ¿qué coño significa eso? No es que quiera cambiar de tema, pero, ¿has leído el periódico? La chica muerta era Chelsea Swail.”

Marie trató de centrarse. “Sí, por eso te iba a llamar. Y nosotras pensando que era un cuerpo cualquiera, no puedo sacármelo de la cabeza.” Recogió sus mensajes de la mesa y los leyó. “Oye, estoy viendo mis mensajes y tengo una llamada de Myra. Parece ser que alguien la ha contactado para una posible investigación.”

“¿En serio? Si estás ocupada puedo llamar a Myra y obtener los detalles. Quizá podamos quedar para cenar y hablar sobre ello, digamos que a las seis en la Taberna de Poe?”

Marie se levantó y caminó alrededor del escritorio para comprobar su horario. “Sí, suena bien. Mi última cita es a las cuatro, así tengo tiempo de ir a casa y ducharme.” Se sentó de nuevo en la silla y se apoyó en el escritorio. “Gale, ¿qué piensas sobre lo de Chelsea Swail?”

Gale respondió, “No estoy segura. Pero creo que haré caso al consejo que te dio Cory y cerraré las puertas, ¿y tú?”

Marie estrujó su pelota antiestrés. “Creo que tienes razón. Nos vemos a las seis.”

“Hasta luego. Ah, Marie, creo que es momento de compartir esas visiones con Myra, es muy buena en lo suyo, ¿sabes?”

“Lo sé, necesito algo de ayuda con esto.”

Colgó el teléfono y respiró hondo antes de su siguiente cita. Quizá Myra podía ayudarla a controlar su habilidad. Dios sabía que no le estaba yendo muy bien por su cuenta.

––––––––

La Taberna de Poe estaba cerca de la playa, a un agradable paseo de la casa de Marie. Hacía honor a Edgar Allan Poe y tenía unas hamburguesas maravillosas. Marie vio a Gale y Myra sentadas en la terraza del bar. Sonrió al ver los pies de Myra colgando del alto taburete. Ellas se dieron cuenta de que Marie ya había llegado y saludaron. El lugar estaba lleno, como de costumbre, con muy poco espacio libre para subir las escaleras de la terraza. Podían oírse los aplausos de los universitarios animando el partido de su equipo favorito que retransmitían los televisores de pantalla ancha.

Gale le dio a Marie una botella de cerveza. “Te he pedido una cerveza. Imaginé que no estarías interesada en un margarita teniendo en cuenta tu resaca de la última noche.”

“Gracias, buena idea. ¿Tenemos ya mesa?” Marie besó a Myra y Gale en la mejilla y se sentó en un taburete que había libre.

Myra respondió, “Sí, le diré a Lacy que estamos listas. Creo que voy a pedir otro vaso de vino. Gale, ¿quieres otro Merlot?”

“Claro, pero esperaré a que estemos en la mesa. Ahí está Lacy.” Gale llamó con la mano a Lacy Meyers, que vestía unos vaqueros y una camiseta de Poe.

Lacy las guió hasta su mesa situada en el porche delantero, con una vista completa de las palmeras y de Middle Street. Una ligera brisa traía el olor a hamburguesas de la parrilla y el aire salado del océano.

Marie dio un trago a la cerveza. “Y bien, Myra, ¿quién te contactó para una posible investigación?”

“Jeri Potts, de la biblioteca, me llamó. Dijo que ha habido acontecimientos desde que se mudaron a Battery Gadsden en 1977. Cuando se enteró de que estamos empezando un grupo paranormal, quiso que le documentemos cualquier actividad paranormal.” Myra sonrió a Lacy cuando esta le trajo otro vaso de vino.

Gale respondió, “No me extraña que haya actividad allí. Esa vieja batería de artillería lleva ahí desde el siglo diecinueve.”

Marie leyó detenidamente el menú y se decidió por la hamburguesa Gold Bug. “Necesitaremos juntar a todo el mundo y acordar un momento adecuado para hacer la investigación. Myra, ¿puedes darme el número de Jeri? Veré cuándo puede dejarnos entrar en la biblioteca. Todavía estamos esperando para registrar nuestro nombre, pero no creo que haya problemas en que hagamos la investigación.”

“Sin problemas, aquí lo tienes.” Myra le entregó a Marie una nota.

Gale pidió otro vaso de vino. “Ya que hablamos de temas paranormales, Marie, ¿por qué no le preguntas a Myra sobre lo que estuvimos hablando hoy?”

Myra dirigió la mirada hacia Marie y alzó las cejas. “¿Y bien, querida?”

Marie respondió, “A ver, ya sabes que he vuelto a ver y oír espíritus. Hoy durante el almuerzo tuve otro episodio. ¿Sería posible que me ayudaras a controlar mi habilidad? Nunca he sido entrenada en esa área. Les veo moviendo los labios y hablándome, pero solo oigo palabras sueltas.”

Myra le dio una palmadita en la mano. “Por supuesto que puedo ayudarte. He sido bendecida con el don de la clarividencia, querida. Sé que lo has estado reprimiendo todos estos años, pero es tiempo de liberarlo. No tengas miedo de hacerlo, tu tercer ojo puede protegerte a ti y ayudar a otros.”

Gale preguntó con una risita, “¿Tu tercer ojo? ¿Qué demonios es eso?”

“Es lo que los médiums llamamos el ojo vidente. Está situado justo aquí.” Myra señaló un punto en el medio de la frente, entre los ojos. “Cuando está activado, el ojo vidente emana un haz de luz invisible pero potente que puede atravesar las barreras más fuertes y localizar la verdad en sus contornos más claros. Es muy poderoso y no debe ser tomado a la ligera.”

Gale respondió, “Lo siento, suena gracioso, eso es todo. Yo solía tener granos en la frente lo suficientemente grandes como para ser un tercer ojo”

Marie le dio un codazo a Gale. “¿Puedes parar? Fue idea tuya que yo aprendiera a controlar esto.” Volvió a mirar a Myra. “Cuando estos espíritus se me aparecen entro en un estado como de trance. A veces me olvido dónde estoy cuando se van, ¿es normal?”

“Oh, cielos, claro que lo es. Eso es exactamente lo que ocurre. Yo puedo ayudarte a controlar tus procesos corporales, la respiración, y las pulsaciones hasta un nivel en el que tu energía corporal es similar a la paranormal. Puedo ayudarte a sintonizar con la longitud de onda del alma del muerto como si sintonizara una radio.”

Gale miró fijamente a Myra. “Uau, esto me está empezando a dar escalofríos. Creo que es hora de pedir mi taco de atún amarillo.”

“Sí, sé que puede asustar un poco, pero solo si lo permites.” Myra observó a Marie de nuevo. “Siempre supe que eres sensible, Marie. Reunámonos de nuevo pronto, me encantaría ayudarte con tu don.”

Marie respondió, “Gracias. Quizá seas capaz de ayudarme a descubrir lo que están tratando de decirme.” Bebió otro trago de cerveza. “Ahora, vamos a pedir, me muero de hambre.”

Gale alzó su copa de vino. “Creo que deberíamos hacer un brindis por la oportunidad de hacer nuestra primera investigación. Suena bastante interesante.”