Doce

Marie llamó a Tina la noche anterior y le pidió que reprogramara sus citas de ese día. Después de una noche en vela sabía que no estaba en condiciones para cuidar de sus pacientes. El plan era que Myra y ella se quedaran en casa de Gale, y ya que Tim y Cory tenían que trabajar, sintieron que estar juntas era lo mejor para sus nervios.

Marie durmió inquieta y se quedó tumbada en la cama mirando al techo. Accedió a dormir en el ático que Gale había convertido en dormitorio porque habría sido difícil para Myra subir aquellas escaleras tan estrechas. La habitación era luminosa, con un techo abovedado adornado con claraboyas y las paredes, techo y suelo pintados de un suave blanco. El contraste entre la alfombra azul grisácea y el armario antiguo daban a la habitación el toque perfecto de color. Le encantaba cómo el sol brillaba a través de la antigua lámpara de estilo catedral que colgaba directamente del punto más alto del techo.

Apartó el edredón de rayas blancas y grises que le cubría hasta la barbilla en cuanto le llegó el olor a café recién preparado. Sin pensarlo dos veces, cogió una de las túnicas de Gale, se la puso y bajó cuidadosamente hacia la cocina.

Abrió la estrecha puerta y vio a Gale mezclando algo en un bol. “Buenos días. No imaginé que ninguna estuviese despierta a estas horas.”

Gale sonrió y se sacudió la harina de la camiseta del pijama. “Buenos días, no podía dormir. Echaba de menos a Tim y no conseguía sacar todas esas cosas forenses de la cabeza.” Sirvió una taza de té y la colocó en la mesa frente a Marie. “¿Qué tal has dormido?”

“Igual que tú, inquieta.” Notó la sonrisa maliciosa de Gale y supo en qué estaba pensando. “Sí, echaba de menos a Cory, no hace falta que preguntes. Habría dado lo que fuera por volver a abrazarme a él.”

“Bueno, ¿me vas a dar detalles o no? Le prometí a Tim que se los daría.”

Marie se levantó y abrió la nevera. “¿Dónde tienes la nata?”

“Oh, venga, no te vas a poner tímida ahora. Vale, entonces sólo responde esto. ¿Fue aquello que siempre has soñado?” Gale colocó una sartén grande encima del fogón y lo encendió.

Marie no pudo contener una sonrisa. “Sí, fue increíble...las cuatro veces.”

Gale dejó caer la espátula y salpicó toda la encimera con masa de tortitas. “Cuatro veces, uau tía, eso es genial. Estoy impresionada.”

Myra entró en la cocina vistiendo una túnica demasiado larga de Gale. Parecía completamente perdida con la túnica envuelta  dos veces alrededor de su cuerpo y las mangas remangadas. “Buenos días señoritas. Os veo muy inclinadas a hablar de hombres y sexo esta mañana.”

Gale rió y empezó a verter la masa en la sartén ya caliente. “Sí, Marie me estaba contando cuántas veces tuvieron sexo Cory y ella ayer.”

“Gale, para. Myra es como mi madre, me estás avergonzando.” Marie sonrió a Myra y le sirvió una taza de café. “¿Qué tal has dormido?”

Myra cogió la taza y empezó a añadir azúcar. “Dormí bien, ¿y vosotras?”

“No descansamos nada, echábamos de menos a nuestros hombres y no podíamos olvidarnos de las horribles fotos y los escabrosos detalles de los asesinatos.” Gale dio la vuelta a las tortitas. “No me puedo creer lo explícitos que eran esos informes; incluso Tim parecía un poco mareado.”

“Sí, no sé cómo pueden lidiar con todo eso. Es bastante increíble que fueran capaces de probar que las fibras de cuerda eran iguales en los tres casos. Bueno, al menos en los de Chelsea y Christy, aunque Cory estaba bastante seguro de que con Ellen fue usada el mismo tipo de cuerda.” Marie encontró una jarra de zumo de manzana y decidió servirse un vaso. “No me puedo creer que encontraran ADN en el diente de Christy. Quiero decir, es asqueroso, pero de gran ayuda. Me pregunto si en el momento del forcejeo supo que iba a morir y decidió ayudar a que pillaran al asesino dándole un mordisco.”

“Sí, nunca lo vi de esa manera. Aún no he entendido ese informe en concreto. Quiero decir, la sangre y el tipo de piel eran bastante comunes. ¿Cómo van a encontrarle solo con esos datos?” Gale colocó las tortitas en una fuente y sacó una salchicha que había estado cociéndose en una sartén a fuego lento y la colocó junto a las tortitas.

Myra dio un sorbo al café y añadió más azúcar. “Debo reconocer que fue un poco complicado seguir las explicaciones del Comisario Miller sobre la extracción de cromosomas y la descompresión de las muestras, y luego la medición del patrón de los productos químicos.” Cogió una tortita y tres salchichas. “Es decir, es un poco difícil cuando no tienes ningún sospechoso.”

“Lo sé, en eso estaba pensando. Cory dijo que lo metieron en la base de datos nacional de ADN, pero no apareció nada. Aún así, recordad, siempre hay fallos, y tener esa muestra ayudará a cerrar el caso.”

Gale respondió, “Sí, me pareció bastante dulce lo atento que estaba escuchando todas nuestras descripciones y explicaciones de la sesión. Creo que incluso le asustó un poco que todas oyésemos el nombre de Ellen y la música, y viésemos el humo.”

“Hablando de ello, ¿alguna idea sobre el humo? ¿Qué tiene que ver con todo lo demás?” Marie miró a Gale. “¿Crees que puede estar relacionado con el asesino? Quiero decir, cuando hice esta pregunta anoche, Cory dijo que iba a mandar al equipo forense al parque para que buscaran alguna colilla. Tengo la impresión de que es como buscar una aguja en un pajar. Incluso él afirmó que solía fumar.”

“De todas formas, algo es mejor que nada, ¿no? Me estoy empezando a sentir como una detective. Mola. Nunca se sabe cuándo una pequeña pista podrá desenmascarar al asesino.” Gale se sirvió otra taza de café y le ofreció la cafetera a Myra.

“No, gracias querida, intento limitarme a una taza para mantener la mente despejada. Fue un alivio escuchar que van a abrir un expediente John Doe[4] para no perder el ADN. Así se queda grabado en el sistema y no puede ser rechazado por ningún tribunal.”

“¿Creéis que si fuéramos ahora al parque e intentáramos recrear la escena quizá se nos ocurra algo? Quizá los espíritus se pongan de nuevo en contacto conmigo y pueda saber mejor qué pasó.” Marie terminó de desayunar y se levantó para llevar el plato a la pila.

Myra respondió, “Creo que es una buenísima idea. Deberíamos visitar las tres escenas del crimen, con el permiso de Cory, y ver qué podemos sacar de ahí. Entre las dos, quizá consigamos obtener más información.”

Marie se reclinó contra la pila y sintió un escalofrío. “Debo decir que nunca imaginé que aprendería a controlar mi habilidad en medio de la investigación de un asesinato.” Volvió a la mesa, se sentó, y apoyó la barbilla en las manos. “¿Creéis que Cory nos dejará volver a los lugares del crimen? ¿O incluso irá con nosotras?”

Gale colocó una mano en el hombro de Marie. “Creo que si se lo pides amablemente y pestañeas seductoramente lo hará. ¿Por qué no le llamas?”

Las tres mujeres se sobresaltaron cuando, de repente, sonó el teléfono, y Gale se levantó a responder. “Hola, Stacy.” Gale cubrió el teléfono y susurró. “Es Stacy McRae, de la Plantación Boone; quiere que hagamos una investigación.”

Marie miró boquiabierta a Myra y esperó a que Gale terminara de hablar para obtener los detalles. “No me lo puedo creer, ¿la Plantación Boone? He oído miles de historias acerca de que el lugar está encantado y tiene un montón de actividad paranormal.”

Gale colgó el teléfono. “Bueno, señoritas, parece que vamos a llevar a cabo una investigación en la Plantación Boone. Conozco a Stacy desde hace años y me la encontré hace unas semanas en una gala de etiqueta, así que le comenté lo del SPSI. Le interesó bastante y dijo que me llamaría después de obtener el permiso de la junta. Han estado todos de acuerdo, y ella me ha preguntado cuándo podríamos ir para allá.”

“Creo que deberíamos pasar por la biblioteca y darle nuestro análisis a Jeri antes de empezar otra investigación. ¿Tú qué opinas, Myra?”

“Sí, bien pensado. Llamaré ahora a Jeri para quedar y mostrarle el análisis.” Myra fue hasta su bolso y sacó el móvil. “Luego, ¿por qué no nos arreglamos y vamos a la comisaría a hablar con el Comisario Miller? Me gustaría ir a los lugares del crimen cuanto antes.”

“Buena idea. Pero antes me daré una ducha rápida. Marie, ¿te importaría ordenar esto? Así te puedes duchar en cuanto termine.” Gale salió corriendo de la cocina antes de que Marie tuviese ocasión de responder.

Marie limpió los platos y empezó a inquietarse ante la idea de pedirle a Cory permiso para acompañarlas a las escenas del crimen a hablar con el más allá. Sabía que había sido muy paciente con ella y el SPSI mientras revisaban las evidencias de la biblioteca, y cuando se encontraron la noche anterior para hablar de la sesión. Pero pedirle que fuera con ellas en esto último le hizo pensar que igual las llamaría locas y saldría de su vida para siempre.

Fueron juntas a la comisaría y Gale dio a Marie una palmadita en el hombro. “¿Estás ahí o estás teniendo otro encuentro paranormal?”

“A veces eres tan graciosa, Gale... No, tan solo espero que Cory no nos diga que nos vayamos a casa y luego desaparezca de mi vida. No quiero presionarle con todo el tema paranormal.”

Mary agarró suavemente a Marie del codo. “No hará algo así. Puedo ver que le importas mucho, y que está muy preocupado acerca del asesino en serie arrebatándole la vida a mujeres en nuestra isla. Quiere ver a este lunático entre rejas tanto como nosotras. No te inquietes.”

Marie inclinó la cabeza hacia Myra y sonrió a Gale. “Gracias por todo.”

Gale sonrió. “De nada. Está muy pillado por ti, créeme.”

Entraron en la comisaría y vieron a Cory al teléfono en su oficina. Marie se acercó al despacho del sargento y preguntó al oficial de policía si podían hablar con Cory. El sargento encajaba en el perfil de un oficial, con su metro ochenta de altura y sus enormes brazos. Parecía que podía atravesar una pared con facilidad sin necesidad de dar un solo golpe. Les pidió que se sentaran en el banco, pero decidieron no hacerlo cuando vieron a un hombre sin conocimiento esposado al brazo del mismo.  Llevaba la ropa asquerosa y olía a orín y basura.

Cory se acercó a la cerrada puerta de cristal y apretó el botón para dejarlas entrar. “Buenos días, señoritas, ¿qué les trae por aquí?” Sonrió a Marie. “¿Están aquí para denunciar un crimen?”

Marie se sonrojó y siguió a Gale y Myra a través de la puerta, notando cómo tanto oficiales como detenidos se quedaban mirando a Gale al pasar. “No, no ha habido ningún crimen. Queremos pedirte un favor, pero solo si tienes algo de tiempo hoy.”

Cory las guió hasta su oficina y sacó una silla para Myra. “Bueno, estoy un poco desbordado con las últimas informaciones sobre Ellen Porte, iba a llamaros para comentároslo. ¿Qué tenéis en mente?”

Marie vio la mirada expectante de Gale y dijo, “Nos preguntábamos si sería posible que nos escoltaras hasta las escenas del crimen esta tarde. Queremos tener una idea de lo que le pasó a estas mujeres.”

Gale notó que Marie no se estaba explicando bien y decidió continuar ella en su habitual modo contundente. “Myra y Marie querían ver si consiguen hablar con los muertos y descubrir quién es el asesino.”

Cory se recostó cuidadosamente en la silla. “Ya veo, ¿y creéis que eso es posible?”

Marie suspiró fuertemente y empezó a dar vueltas por la oficina. “Bueno, no estamos del todo seguras, pero supongo que nos gustaría tener la oportunidad de intentarlo. No queríamos hacerlo sin tu permiso y esperábamos que pudieses escoltarnos hasta allí.”

Cory esbozó una media sonrisa y se inclinó hacia delante. “Creo que podemos apañarnos. ¿Qué escena os gustaría visitar primero?”

Gale soltó una risita. “Le dije a Marie que estarías de acuerdo si pestañeaba seductoramente.”

“Gale, para, no estoy pestañeando seductoramente.” Marie podía notar el calor subiendo a sus mejillas. “Pensamos que podríamos empezar siguiendo el orden de asesinatos e ir primero al Estrecho, ¿te parece bien?”

“Sí, está bien. Cogeré el último reporte que recibí de los médicos y podemos ir para allá en el coche patrulla.”

Gale dio un gritito. “Oh, nunca he estado en un coche patrulla. Suena divertido”

Marie le dio un codazo a Gale y ayudó a Myra a levantarse de la silla. “Primero, no puedo creer que nunca hayas estado en un coche patrulla, y segundo, no nos emocionemos mucho, ¿vale?”

Cory escoltó a las mujeres fuera de su oficina y se dirigió al despacho de John. “Voy a llevar a estas señoritas a los lugares del crimen y dejar que observen las áreas.”

John miró a Cory y soltó un gruñido. “¿A que observen? ¿Que observen qué? No hay nada allí para observar. ¿O van a ver si los espíritus les dicen algo?”

Cory ignoró el tono de John y las continuó guiando fuera de la sala. “Si alguien me necesita contáctame a través de la radio.”

John empezó a replicar pero se calló ante la mirada de Cory. “Muy bien, señor. Le haré saber si hay alguna novedad.”

Gale se deslizó en el asiento trasero, junto a Myra. “No cree en nada de esto, ¿no?”

Cory cerró la puerta de Marie, dio la vuelta al coche patrulla y se sentó en el asiento del conductor. “No, Gale. Me temo que el detective Mullican no cree en nada que tenga que ver con lo paranormal, aunque, hasta hace una semana, yo tampoco lo hacía.” Colocó el retrovisor y miró a Marie. “Pero ciertas circunstancias me han ayudado a abrir la mente.”

Gale se rió disimuladamente, “Me pregunto qué habrá podido ser.”

Marie se giró y lanzó a Gale una mirada asesina antes de preguntar a Cory. “¿Puedo ver el último informe sobre el caso Ellen?”

“Claro, a medida que leas vas a ver dónde coinciden las fibras de la cuerda. No hay duda de que esos asesinatos están ligados.” Cory se abrochó el cinturón y arrancó el coche. “Me está costando unir todas las piezas. No me malinterpretes, no dudo que haya conexión con los espíritus que te contactaron durante la sesión. Pero aún no consigo hacerme a la idea.”

Myra se inclinó de modo que Cory pudiese oírla y le tocó el hombro. “Comisario Miller, entendemos su escepticismo. Es natural. Sé que rechazaste en el pasado que te hiciera una lectura, pero creo que se sorprenderá de lo que puede aprender. Por ejemplo, tengo el presentimiento de que perdió una mujer importante en su vida cuando era niño. ¿Es cierto?”

Cory dio un volantazo, casi chocando contra un coche aparcado y enderezó rápidamente el volante. “Vale, sé que hay algo de verdad en todo esto. No tengo ni idea de cómo lo sabe, pero sí, mi hermana pequeña se ahogó a los ocho años.”

Marie tocó el brazo de Cory. “Lo siento mucho, no tenía ni idea. ¿Qué pasó?”

Cory paró el coche en un aparcamiento cerca del Estrecho y apagó el motor. “Mi madre, mi hermana y yo estábamos en la playa en una de nuestras tardes habituales. Esperábamos a que nuestro padre se nos uniera para hacer un picnic. A mí me habían encargado vigilar a mi hermana, pero aparté la vista de ella por solo un segundo. Cuando vi que no estaba entré en pánico. Recorrimos la playa entera tratando de encontrarla. Su cuerpo flotaba del otro lado. Una corriente interna se la había llevado. Nunca podré perdonármelo.”

Myra le dio una palmadita en el hombro. “Siento tanto haberte hecho revivir esta tragedia del pasado, pero debes saber que ella está descansando ahora. No tienes que culparte más por ello, no fue culpa tuya.”

Cory se dio la vuelta y miró fijamente a Myra. “Nunca le había contado a nadie esta historia.”

“Gale se desabrochó el cinturón. “Siento mucho que tuvieses que vivir algo así, Cory. ¿Seguro que estás en condiciones de continuar con esto?”

Marie sintió un extraño dolor en el corazón y se inclinó hacia Cory para darle un beso en la mejilla. “Podemos hacerlo en otro momento.”

Cory sonrió y Marie le cogió de la mano. “No, estoy bien. De hecho, sienta bien contárselo a alguien. Gracias Myra. Vayamos hacia el lugar del crimen. ¿Alguien tiene alguna otra cosa para documentar esto, aparte de mi cuaderno?”

“Tengo mi cámara DVD.” Marie cerró la puerta y se acercó a Gale. “Gale lo va a grabar todo. No estoy muy segura de qué voy a hacer allí, pero Myra, tú vas a ayudarme en esto, ¿no?”

“Por supuesto, querida, creo que entre ambas conseguiremos suscitar alguna actividad.”

Se dirigieron al lugar donde el cuerpo de Chelsea Swail había sido encontrado y Marie sintió inmediatamente un escalofrío recorriéndole la espalda. Siguió a Myra hacia el borde del estrecho. Respiró hondo y cerró los ojos, intentando recordar el proceso de meditación que Myra le había enseñado. Sentía que su cuerpo flotaba, y el murmullo del agua le facilitó el estado rítimico que necesitaba para meditar. De un rápido vistazo, vio a una mujer alzando los brazos hacia ella. Se dio cuenta de que era Chelsea, y parecía estar suplicándole cuando Marie sintió algo alrededor de su garganta que le impedía respirar. Comenzó a jadear por la falta de aire, y las únicas palabras que consiguió comprender la sobresaltaron. Tan rápido como había aparecido, Chelsea se desvaneció, y Marie salió de su estado meditativo.

Cory estaba a su lado, sujetándola por la cintura. “Marie, ¿estás bien? Nos has asustado. No estabas respondiendo a ninguna de nuestras voces. ¿Qué ha pasado?”

Marie estaba desfallecida, y apoyó la cabeza en el hombro de Cory. “Sí, estoy bien. Acabo de sentir el más aplastante sentimiento de dolor y pánico, no podía respirar.” Miró a Myra. “¿Captaste algo?”

Marie se acercó a Marie. “Creo que vi lo mismo que tú, querida. Era Chelsea comunicandose directamente contigo, pero fue muy breve. A veces te transmiten lo que sintieron al morir, probablemente por eso no pudieses respirar. ¿Fuiste capaz de entender lo que decía?”

Marie lanzó una mirada a Gale, que continuaba documentando todos los acontecimientos. “Dijo que estaba sufriendo mucho. Lo único que conseguí entender no tiene sentido.”

Cory llevó a Marie hasta un pequeño tronco y la ayudó a sentarse. “¿Qué es lo que no tiene sentido?”

“Me pareció que decía que yo sé quién es el asesino, y que soy la siguiente.”