(PALABRAS DE LA TRIBU)
¿Cómo carajo conseguimos vivir
preguntarse preguntarle preguntarme si
tá bien, yo entiendo, y pero entonces qué querés que haga. ¿Que no coma nunca más? ¿Que me alimente a pan y agua, que solamente coma mijo para mostrar mi solidaridad? Eso tampoco sirve para nada, viejo, es pura pose. Yo creo que de últimas nosotros tenemos que hacer nuestras vidas y si de algún modo podemos ayudarlos tenemos que ayudarlos pero que uno tiene que ocuparse de lo que realmente tiene alguna chance de solucionar, me entendés, que si no al final solamente te sirve para joderte la vida, para sentirte impotente y tampoco le vas a resultar útil a nadie si te sentís la última mierda, también es una muestra de modestia, no, de humildad, de realidad te diría aceptar que hay cosas que nos pasan tan por encima que cualquier tentativa
debería importarnos en nombre de qué idea, qué principio, qué dolor, qué moral
pero si ya lo dice la Biblia, ¿no?, ahí está escrito que en este mundo siempre va a haber pobres. A mí me apena, para qué negarlo, pero si Dios quiere que sea así por algo es, por algo debe ser. ¿O vos te creés que esto puede pasar así nomás, porque sí? Él no da puntada sin hilo: todo lo que hace es para algo. A veces te manda pruebas que vos tenés que vivir, tenés que superar para probar que merecés Su confianza, Su gracia porque ¿quiénes somos nosotros para oponernos a lo que manda Él? No es fácil, no te creas, porque yo sé que si Él hubiera querido que las entendiéramos ya nos habría
que el hambre es el problema ajeno
yo de verdad querría hacer algo. Te lo juro, Mani, cuando los veo me da el ataque, y cuando pienso esa pobre gente ahí con esa angustia de no saber si van a poder comer o no, no puedo creer que no hagamos nada para arreglarlo. Yo vi un documental muy bueno, te lo mostraban sin anestesia, Mani, sin ahorrarte nada, era angustioso, me sentí muy mal, muy conmovida, y desde entonces siempre me acuerdo de ellos, yo siempre pienso en ellos y, te digo, me gustaría hacer algo. A mí lo que me tranquiliza un poco es que somos muchos los que tratamos de ayudarlos. Y no solo personas como yo: están Bill Gates, Bono, el Papa, gente poderosa. ¿No viste que el Papa siempre habla de los pobres y la Iglesia está ahí para ayudarlos? A mí que estén ahí me tranquiliza, me alivia. Aunque también a veces me preocupa, Mani: me pregunto qué puede hacer una chica como yo si esas personas
culpas que van y vienen, en revoleo de culpas
todo bien, hermano, todo bien, pero vos viste cómo vivo yo. No, en serio, ¿vos lo viste o querés que te haga un dibujito? Y a mí nadie me ayuda, eh. Ya bastantes problemas tengo yo como para andar pensando encima en esos pobres tipos de ahí del África o de Calcuta o de esos lugares que ni
del encuentro entre el dolor y la moral, la razón y un principio, roces, choques
yo estoy de acuerdo en que así no puede ser. Sí, claro, como todo el mundo, todos sabemos que así no puede ser. El problema es que ellos, pobrecitos, no saben. Hay que enseñarles; puede ser que les falte un poco de comida pero sobre todo lo que les falta es educación, y hay que enseñarles a que elijan otros gobiernos, otros políticos que los gobiernen porque si siguen eligiendo a los mismos sátrapas ahí sí que no los salva nadie. La lacra son ésos, los que no tienen perdón de dios son esos políticos corruptos, y no quiero ni imaginarme lo que va a ser de ellos, pobrecitos, si nosotros dejamos
y yo no juzgo, enuncio: ¿quién soy yo para juzgar a nadie?
pero un poco termina por agotar, también. Al fin y al cabo uno no entiende lo que quieren. En el mundo siempre hubo pobres y ricos, siempre va a haber y el tema es que si los pobres son pobres es porque no hacen lo suficiente, no lo hicieron; son brutos, son perezosos, son violentos, tienen docenas de hijos que saben que no pueden mantenerlos, son vagos, son todo eso que no hay que ser para triunfar en la vida. Y después quieren que les tengamos lástima. No, no me entiendas mal; yo no digo que tengan que morirse, pero tampoco hay que ser hipócritas y hacer como si fueran lo mismo que nosotros. Al fin y al cabo alguna selección tiene que haber. Si no, romperse el lomo no serviría para
que nos parezca normal, que no nos salte
a veces te aseguro que me dan ganas de salir con una bazooka y matarlos a todos. A todos, me entendés, que no quede ni uno vivo: me subleva ver a esos tipos que se llenan los bolsillos con el sudor de los otros, con el sufrimiento de los otros, hermano, esos tipos que hambrean a millones de personas, ahí parados haciéndose los vivos encima de una montaña de cadáveres, te juro que los mataría a todos, si eso arreglara algo. ¿Pero con eso qué ganas? En serio, ¿qué podés hacer? De verdad, ¿qué podés hacer para que cambie este sistema de mierda? Si tienen todo el poder, todas las manijas, no hay forma de sacarlos de sus búnkers y sus bancos y sus aviones y
lo más fácil, pensar en no pensar, pensar salteado
sí, claro, por supuesto que me doy cuenta de que es muy grave. Pero también hay que decir que estamos mejorando, todavía quedan demasiadas personas en el mundo que pasan hambre pero si lo comparás con lo que era cuando éramos chicos vas a ver. Hay tipos que se quejan porque fulano gana demasiada plata, porque mengano tiene una casa enorme o un yate o lo que sea. Capaz que no tendrían que mostrarla tanto, ahí puedo estar de acuerdo, a veces ofende y es una tontería, pero no hay que olvidarse que si los tipos tienen esas fortunas es porque crearon mucha riqueza, un invento, un negocio, una fábrica, hicieron algo que creó mucha riqueza y si no existieran esos tipos, mi querido, todo estaría mucho peor, mucho más hambre habría, porque son ellos los
depende del punto de vista, eso sabemos
a ver, vamos por partes: si yo te dijera vení corriendo, se está quemando la casa de tus hijos vos dejarías todo, cualquier cosa y saldrías como loco, ¿no? Claro que sí; entonces lo que digo es que no hay que hacerse los boludos y decir que todo te afecta igual, ay la humanidad, ay si una sola criatura no puede comer yo no puedo dormir, esas pavadas que quedan muy lindas para levantarse a una pendeja. Uno sabe que hay cosas que le importan mucho y otras que le importan mucho menos, pero el tema es que igual esas cosas te importan, aunque sea menos, y entonces vale la pena pensar qué se puede hacer, aunque sepas que no está en tu poder cambiarlo y que seguramente las cosas van a seguir más o menos igual hagas lo que hagas, pero por lo menos quedarte con la satisfacción de que intentaste
maneras tan sibilinas del silencio, formas, las frases del silencio
no, yo no digo esos hijos de puta que les importa tres carajos. A esos a veces me dan ganas de matarlos, pienso cómo mierda hacen para vivir así y de verdad no los entiendo. ¿Cómo vas a ser tan insensible que mirás una foto de un chico flaquito con los ojos grandes y esa carita de tristeza y no te importa? No, yo doy, en la empresa tenemos una política que cada cierre de ejercicio entregamos una cantidad a un par de fundaciones que venimos colaborando hace tiempo, porque de verdad no se puede ser tan turro como para saber que pasan cosas como éstas y no hacer nada, ¿no? Sobre todo si vos tuviste suerte, fuiste afortunado y estás bien, tenés algo de plata, una familia. Por eso hay que contribuir, todos tenemos que contribuir, cada uno en la medida de sus posibilidades, para saber que por lo menos no
olvidar que la respuesta más habitual es olvidarse, buscar el modo de olvidarse
bueno, flaco, tampoco hay que tomarlo así, a puro corazón, hay que meterle un poco de cabeza. O sea, te digo: que si hay hambre en el mundo no es por casualidad, no es porque dios sea un hijo de puta o el cambio climático o que los negros sean idiotas o las pelotas de tu abuela sino porque hay una manga de hijos de puta que se la quedan toda, que los llevan explotando siglos y siglos y entonces qué vas a hacer, cómo querés solucionar el hambre de toda esa gente sin cambiar el sistema. No podés, flaco, no podés, y si tratás al fin y al cabo lo que estás es ayudando a que el sistema se perpetúe, se mantenga, ¿me entendés?, en lugar de hacer algo para que esto se termine de una vez por todas lo que hacés
una vida tan restringida, tan cortita, tan dolorosa a veces, tan peleada
el problema es que quieren arreglar todo con la caridad, les parece que con eso ya alcanza. ¿Alcanza para qué? No alcanza para nada, y encima se acostumbran a que les des y claro, siempre quieren más y más y más, al final nada les alcanza, si esto sigue así nos van a odiar cada vez más, y ya vieron cómo se ponen esos tipos cuando odian. No te digo que sean un gran peligro; ni siquiera, porque pobres, no les da ni para gran peligro pero eso es ahora, que si esto
creía que el hambre era lo insoportable, yo creía
aunque no sé, te digo que no sé qué pensar. Sí, unos vienen y te dicen que el mundo está lleno de tipos que no comen suficiente y te ponen estadísticas y números y cosas y hasta te dicen que acá en esta misma ciudad también hay y yo más de una vez he tenido que ir a barrios muy pobres, lugares un poco fuertes y no es que veas a nadie cagado de hambre, se los ve gordos, bien comidos. Debe ser algún tipo de propaganda de vaya a saber qué intereses que quieren vendernos estas cosas; no digo que no pasen, no, capaz que un poco
te comés todo esto, entonces ellos, ergo ellos, por lo tanto ellos
pero también tenés que pensar que ellos no se dan cuenta. No es como para vos, que estás acostumbrado a vivir como vivís, a comer todos los días, a variar, a no preocuparte de esas cosas. Para vos sí que sería terrible, pero para ellos esto del hambre es lo único que conocen, no es que los angustie tanto, ¿viste?, porque su vida
sabiendo que pasan estas cosas?
No sé. Yo no sé. No quiero decir que sepa cómo cambiarlo. Quiero decir que me parece decisivo saber que no sé soportarlo. Es la primera condición —necesaria pero no suficiente.
Pero digo «no soportarlo» como no se soporta el olor a mierda en el zapato, la mentira de un amigo, un dolor de muelas: cuando no soportar es necesitar que algo no sea, hacer algo para que no sea.
entre el dolor y la moral, la razón y un principio