Capítulo17
Un almuerzo en el jardín
Era un maravilloso día de primavera y la mesa estaba puesta en el jardín trasero. Andy miraba con cierta tristeza la parcela donde ahora se levantaba un parque infantil. Hacía no mucho tiempo aquella fue la casa de Ellen Cistar. Un donante anónimo se había ofrecido a construir allí un bonito parque que se bautizó como parque “Eddie Norman”. Esa había sido su única condición. Aquel olor maravilloso a tarta de manzana y limón lo sacó de su ensimismamiento.
—Es un parque precioso, ¿no te parece, Cathy? Creo que Ellen estaría contenta –reflexionó Andy con sinceridad.
—Lo está, Andy. Debes estar seguro de eso. ¿Un trozo?
—preguntó Cathy McCallister.
—Sí, por favor. Glen, ¿tú también quieres uno? -preguntó Andy a su vez al comisario Michaels.
—Claro que sí, Andy. Llevo semanas oyendo hablar de esta tarta. He llegado a soñar con ella –respondió divertido el comisario- Por cierto, ¿has avanzado mucho en el caso Hammon?
—La verdad es que sí. Hemos recuperado el dinero de todas las cuentas. Entre Hammon, Mathewson y Gabo acumularon casi once millones de dólares. Es una cifra extraordinaria, la verdad.
—¿Y se ha conseguido esclarecer alguna desaparición más?
—pregunto Cathy.
_Sí. Ya hemos documentado y contrastado cinco secuestros más entre EEUU y Canadá. Las familias de los receptores han confesado y han negociado un trato. En Europa, la Interpol ha conseguido tres casos más y creo que han aparecido un par de casos más en Japón. Pone los pelos de punta –confesó Andy.
—Es cierto. Estás haciendo un buen trabajo, Andy.
—Por cierto, Cathy, ¿cuándo me darás la receta de esta tarta? Es espectacular.
—Es cierto, señora McCallister. Es soberbia.
—No te la pienso contar nunca, Anderson Harper. Si lo hiciese, a buen seguro que dejarías de venir a verme.
—Eso desde luego, Cathy –respondió Andy mientras todos empezaron a reír con todas sus fuerzas.