Capítulo 32


La noche previa a la ceremonia se llevó a cabo un elegante baile de máscaras. 

Bruno había ordenado reforzaran  la seguridad y no dejarían entrar a nadie sin invitación. Rick se mantuvo con bajo perfil desde el incidente en el antro, no quería que Irina lo viera. La vigilaba sin que ella se diera cuenta, cualquier movimiento que hiciera sería reportado a Scott. Tenía órdenes de que nadie se le acercara sin su autorización.

En medio de velas y diminutos focos blancos, las luces iluminaron el jardín  que poco a poco iba oscureciendo con el ocaso.



Doscientos de los amigos más importantes de la familia acudirían. Todos disfrazados con máscaras, antifaces y elegantes trajes del medievo.

Era difícil reconocer a las personas debajo de los antifaces y máscaras. Irina llevaba un precioso vestido azul marino con marfil y un antifaz que le cubría la parte superior del rostro. 

Recorrió el jardín en busca de Scott. En medio de la noche y entre la multitud le pareció verlo. 

Él estaba vestido de negro, tenía el cabello relamido y usaba un antifaz que cubría más de la mitad de su rostro. En sus manos llevaba una gardenia. La miró y sonrió. Ella corrió a su encuentro, lo abrazó.

Él le entregó la flor,  la tomó de la mano y la internó en el jardín hasta llegar a los viñedos. Le pareció que lucía más delgado pero pensó que se trataba del color de la ropa.

Bajo la luz de la luna, la sujetó del rostro y le dio un apasionado beso que erizó cada poro de su cuerpo. Esos labios que la trastornaban no pertenecían a Scott. Se apartó de inmediato, asustada al darse cuenta de quien se trataba en realidad.

-¡Qué haces aquí! ¿Cómo entraste? -preguntó asustada.

-El château ciertamente es una fortaleza. Estaba merodeando en el camino, un tipo me vio, me preguntó que quería, le explique más o menos la situación y se ofreció a ayudarme.

-¿Le contaste tu vida a un completo desconocido? ¡Bravo Joshep! Eso fue muy brillante ¡Pudo haberte secuestrado, matado! ¿Estás loco?

-¿Eso te hubiera importado? -preguntó emocionado.

-¡Cielos! A veces eres insoportable.

-No tanto como sujetar tu mano con ese anillo en tu dedo.

Irina se miró la mano.

-¿Qué tiene de malo? -preguntó intrigada.

-Es muy grande para tu delicada mano.

-Y supongo que todo ese viaje desde Madrid se enfoca en reclamarme sobre lo molesto que te resulta mi anillo -dijo sarcástica-. ¡No debiste venir! -gritó reclamando.

-No. De hecho pude aprovecharme de la situación y llevarte lejos de aquí. Si no te hubiera besado no te habrías dado  cuenta que no era él.

-Tus manos... la forma en que me sujetas es diferente -dijo mientras las acariciaba.

-Sabías que era yo -dijo entusiasmado.

-¿Qué quieres?

-¡Necesitaba verte! -dijo quitándose la máscara-. ¡No te cases por favor! -suplicó.

-¡Joshep, no me hagas esto! No ahora.

-Se bien que no lo amas, que no llegarás a amarlo ni la mitad de lo que me amas a mí. ¿Entonces por qué te casas con él? ¿Por qué tan pronto? ¿Cuál es la prisa?

-Joshep, tú y yo terminamos. ¿Qué querías que hiciera? ¿Esperarte otros cuarenta años a ver si decidías volver?

-¿Estas embarazada? -preguntó inquieto.

-¿Qué? No -respondió molesta-. Las cosas se dieron y... ¡tú te fuiste! ¿Acaso olvidaste la manera en que saliste de mi vida? Aquella tarde en la tienda -dijo melancólica.

-Te juro que todo tiene una explicación, que ese comportamiento errático tiene una razón de ser, yo no quería atraerte por lástima.

-¿Lástima? ¿De qué hablas?

-Irina yo...-Joshep interrumpió su explicación al escuchar que gritaban el nombre de Irina.

-¡Tengo que regresar!

-Te amo -dijo sosteniéndola de las manos.

-¡No! No lo digas si no lo sientes.

-Jamás sentiré algo así por nadie más. Te amo hoy Irina Brooks -dijo sujetándola tiernamente del rostro.

-Es muy tarde. Me casaré mañana.

-¡No! No es tarde. ¡Vámonos de aquí! ¡Huyamos a donde nadie nos conozca, comencemos una nueva vida tú y yo! –suplicó.

-No puedo hacerlo, no le puedo hacer eso a Scott. Toda su familia y amigos están aquí.

-¿Sacrificas tu felicidad por miedo al ridículo?

-Es muy tarde Josh. No hay nada que hacer, le di mi palabra, le hice una promesa -dijo recordando que una de las condiciones para sacar a Lucas de prisión era alejarse de Joshep.

-¿Me amas? Respóndeme viéndome a los ojos, si me dices que no, te juro que jamás volveré a buscarte.

Scott, había sido alertado por Rick sobre la presencia de un extraño que había conducido a su novia dentro del viñedo.

De inmediato corrió a buscarla. Se ocultó al verlos en medio de la oscuridad, la tenue luz de la luna como testigo, había una conexión entre ellos.

Jamás había visto a Duncan. Se sorprendió al ver que se trataba del mismo hombre que la sostuvo entre sus brazos el día que se desmayó en su fiesta de cumpleaños. Se llenó de celos, sintió que perdería el control pero contuvo sus ímpetus. Respiró, observó cada uno de los movimientos de su prometida.

-No sé -dijo mientras se le quebraba el corazón, rogando porque sus ojos no la delataran.

Joshep la conocía muy bien, a pesar de haberla perdido cinco años, sabía que estaba mintiendo así que le robó un beso. 

Justo en el momento en que Scott estaba a punto de lanzarse contra aquel intruso y romperle la cara, Matt lo detuvo sujetándolo del hombro. Sintió una terrible rabia, los celos lo consumieron al ver la pasión con la que ella correspondía a sus besos. Esa escena era demasiado para él. Ambos regresaron a la fiesta, Scott entró al Château en busca de Rick.

Finalmente Irina se apartó de Joshep, se sintió culpable por aceptar su beso y triste por seguir amándolo.

-Te esperaré esta noche en la estación, cuando salga el último tren. Si no llegas, entonces te juro que entenderé, no te volveré a buscar nunca más. Sabré que te perdí.

Ella sonrió tímidamente y se marchó perdiéndose entre los viñedos. Joshep se colocó la máscara y caminó hacia el extremo contrario.



La cena de ensayo se llevó a cabo poco después de las diez de la noche. Irina se mantuvo ansiosa y Scott callado. Le pareció extraño, sin embargo no le dio importancia. Sabía que con tantos invitados y con las máscaras, habría sido imposible que alguien los viera. Y él estaba demasiado ocupado atendiendo a sus amigos como para darse cuenta que ella no estaba. 

Se dirigió a su habitación y sacó una maleta de su closet. Guardó sus cosas y se cambió de ropa. Sin embargo notó que la seguridad del château era extrema, tal como le había dicho Joshep. Sería difícil salir de ahí sin que nadie la viera. La única forma de huir quizá sería por los viñedos.

Abrió la puerta y se asustó al ver a un hombre enmascarado custodiándola. Era uno de los guardias de Scott.

-¿Iba a algún lado señorita?

La voz se le hizo familiar pero era difícil reconocerlo con el rostro cubierto. Irina se asustó. Lo ignoró e intentó salir de la habitación pero él le cerró el paso.

-¡Déjame pasar! ¡No puedes retenerme en contra de mi voluntad! -gritó molesta.

-Tengo órdenes de no dejarla ir a ningún lado fuera del château. De ser preciso la mantendré en su habitación.

-¡Eso es secuestro! ¡Quítate! -intentó empujarlo.

 El hombre la empujó haciéndola rebotar contra la pared golpeándose la cabeza. Cayó al suelo de inmediato, inconsciente.

La resolana se coló por su ventana, entre abrió los ojos ante la molesta luz blanquizca, una profunda desesperación invadió su alma, había amanecido.

Lloró desconsolada al saber que él se había marchado para siempre de su vida. Que se había ido creyendo que el amor entre ellos había terminado.

Que ingrato había sido el destino. Las circunstancias estuvieron en su contra. No podía acusar al guardia que la empujó ya que tendría que darle una explicación a Scott. 

Esa mañana decidió encerrarse en su habitación. Se recostó con la mirada perdida. Todos pensaron que sería bueno darle un descanso así que respetaron su deseo de dejarla sola.



La tarde cayó. Quinientas personas habían sido invitadas a la boda que se llevaría a cabo en el château de la familia Parker. 

Cien meseros se contrataron para atender  a los invitados. La planificadora decoró el jardín donde se llevaría a cabo la celebración con lavandas, velas y finos cristales.

En la parte central del arbolado jardín se había colocado un altar donde se llevaría a cabo la ceremonia religiosa. Las sillas Tiffany se colocaron armoniosamente formando un estrecho pasillo, el cual fue recubierto por seda blanca. A los costados, innumerables adornos florales y candelabros custodiaban la entrada hacia el altar.

Irina estaba parada cerca de una de las ventanas que daba hacía el jardín del Château, observando como los meseros movilizaban flores, sillas, piezas extravagantes de porcelana y cristal. 

Lucille entró sin tocar sorprendiendo a la joven que aún no se arreglaba.

-¡Mira nada  más! ¡Es tardísimo y tú aún no te vistes! -comenzó a registrar en el closet, sacó el vestido, los zapatos  y los colocó en la cama.

-Tía -dijo sin voltear a verla- ¿Crees en el destino?

La señora  se detuvo, estaba fría por la pregunta de su sobrina.

-¿Por qué me preguntas eso?

-Creí que mi destino era estar con Joshep. Pero el destino se empeñó en separarnos una y otra vez.

-¿Por qué dices eso?

Irina volteó a ver a su tía.

-Por nada -contuvo sus deseos de contarle que lo había visto el día anterior por miedo a los reproches.

-Dime algo, ¿por qué aceptaste casarte con Scott? -preguntó inquieta.

-¿Tu no lo habrías aceptado? Es el hombre perfecto, guapo, rico, educado. Le di mi palabra y no la pienso quebrantar.

-¿Lo amas?

Lanzó un suspiro ante la pregunta de su tía.

-Siento algo por él. Una extraña sensación que me aferra a sus brazos pero no es el mismo amor que llegué a sentir por Josh.

-Cuando conocí al padre de Matt era muy joven, quizá más que tu cuando conociste a Joshep. Tu abuelo y Jack se opusieron a nuestro amor. Me pareció fácil embarazarme, supuse que de ese modo nadie nos impediría estar juntos pero no fue así. 

-¿Mi padre interfirió?

-Si él de verdad me hubiera querido no habría hecho lo que hizo. Hubiera luchado por estar a mi lado en vez de huir. Fue su decisión.

-¿Qué intentas decirme?

-Si Joshep de verdad te hubiera amado ¿No crees que le hubiera importado un bledo tu padre, la presencia de Scott en tu vida? No te aferres al pasado nena. Scott es tu presente, él está aquí esperándote, amándote. Será mejor que te arregles. La ceremonia será puntual. Algunos invitados comenzaron a llegar.

Lucille salió de la habitación de Irina. Ella se puso un maravilloso vestido de seda. La línea A y el halter drapeado estilizaban su esbelta figura. El vestido estaba lleno de holanes que flotaban cada vez que se movía. Se acercó al espejo y se miró fijamente. Se acomodó el tocado de plumas que decoraba un lado de su cabello. Notó que le faltaba ponerse los aretes.

Se acercó al tocador y buscó en su alhajero. Miró el reloj que le dió Joshep. Volteó la caja y despegó la base, sacó la carta que él le entregó en el lago. Iba a disponerse a leerla, pero tocaron la puerta.

-La cérémonie va commencer -dijo la planificadora.

-Alors je vais aller -contestó Irina.

Observó con nostalgía la gardenía que Joshep le había dado el día anterior. Tomó el ramo de lavandas y salió de la habitación.

Matt apareció al final de uno de los pasillos, la tomó de la mano y le dio un beso en la frente. Ambos se dirigieron al jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia. 

Los violines anunciaron la entrada del cortejo. Ella sintió que se desvanecería. No había marcha atrás y no podía escapar.

Matt la sujetó con firmeza y la jaló para caminar. Con la mirada le dio la confianza para seguir. Ambos caminaron por el pasillo.

Scott, tan atractivo como siempre, se encontraba frente al altar. La observaba atento, sin sonreír, pero satisfecho.

Matt la entregó en el altar. Tomó delicadamente su mano dándole un beso  y después la colocó sobre su brazo sujetándola fuerte.

Mientras se llevaba a cabo la ceremonia permaneció ausente, no pudo evitar pensar en Joshep. Le dio mil vueltas a la idea de qué hubiera pasado si él no se hubiera marchado. Si hubiera tomado el tren, ¿cómo hubiera sido su vida juntos?

-¿Aceptas al señor Scott Nicholas Parker como tu esposo, para amarlo y respetarlo en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe, señorita Brooks?

Scott la jaló haciéndola voltear de inmediato.

-¿Perdón? -dijo sonrojada ante la fría mirada de él.

Estaba tan distraída que no puso atención a la pregunta que hizo el padre. Nuevamente la repitió haciendo que los invitados murmuraran.

-Acepto -dijo resignada.

-No me queda más que declararlos marido y mujer. ¡Felicidades! Puede besar a la novia.

Scott la miró, frío, sonrió hipócritamente frente a los invitados. Le dio un forzado beso en los labios y después la tomó de la mano sacándola de ahí discretamente.



En medio de abrazos y felicitaciones, Jamie  apareció. Irina corrió a su encuentro.

-¡Viniste! -la abrazó efusiva.

-Irina -la miró sintiendo compasión por ella.

-¡Se fue! Esta vez para siempre, así lo juró -susurró desesperada.

-Ven -Jamie la jaló hasta llevarla al lobby. Sacó un sobrecito de su bolso y se lo dio discretamente -me pidió que te diera esto, dijo que tu entenderías.

-¿Me odia?

-No puede hacer eso. Te ama demasiado, supo perder.

-¡Jamie! Todo fue un mal entendido yo iba a ir pero...

-El pasado no existe -dijo mirándola angustiada-.Tal vez no era el momento de que tú y él estuvieran juntos.

-Nunca es el momento -susurró ahogando su tristeza.

-¡Sécate las lágrimas! Si Scott te ve así sospechará.

-Estaré bien, ¿verdad? -preguntó angustiada.

Jamie abrazó a su amiga. Aprovechó la distracción de Scott para subir a su habitación. Abrió el sobre que Jamie le había dado.

Su promesa de amor, la llave, finalmente le había sido entregada. De inmediato sacó la carta de su alhajero y la leyó.


"Irina, mi amor:


Aún no ha terminado el semestre, faltan muchos meses. Se me ha hecho una eternidad estar lejos de ti. No te lo había contado antes porque nada era seguro pero ayer me lo confirmaron.

Sé que entenderás y estarás de acuerdo con mi decisión porque es para beneficio de los dos. Me ofrecieron quedarme dos años. Están muy interesados en que desarrolle el prototipo de un programa que presenté en un concurso durante mi segundo semestre.

Dos años son mucho tiempo, lo sé y lo entiendo. Pero también sé que nuestro amor es más resistente que cualquier frontera, espacio o tiempo. Te amo con todo mi corazón y te lo he dicho en repetidas ocasiones mi amor.

Me mudaré a la universidad, ellos subsidiarán mis gastos.

De ese modo podré ahorrar lo suficiente para cuando regrese, nadie más lo sabe.

Sé que tenemos muchos planes, que me fui con la promesa de regresar y poder vivir juntos. Lo haremos cuando regrese pero antes de eso quiero darte la llave que abre el reloj que te regalé, la promesa de mi amor.

Lo más convencional sería escribirte un e-mail pero de esa forma le quitaría lo romántico a la propuesta.

¿Quieres casarte conmigo?

Esta carta te llegará en una semana, te llamaré en cuanto la hayas recibido esperando tu respuesta.

Con amor, Joshep"

 

Tomó entre sus manos el reloj y lo abrió con la llave.

Le sorprendió la inscripción que tenía en el interior, no entendió lo  qué le quiso decir Joshep.


 "Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo"

Benedetti.


Una lágrima se deslizó por su mejilla. La idea de que jamás estarían juntos la atormentaba.



Continuará...