Matt giraba en la silla de piel de su oficina. Pensaba en la manera más sutil de decirle a su tío la relación que mantenía con Mary.
Cuando las puertas del elevador se abrieron y Jack apareció, la chica rápidamente le avisó a Matt que su tío había llegado. De inmediato él salió a encontrarse con Jack en el pasillo y caminaron hasta su oficina.
—¡Tío! Quisiera hablar contigo —dijo Matt.
—¿Tiene que ser ahora? —preguntó apresurado.
—Es importante —insistió.
Jack abrió la puerta y Matt entró. Se sentó en la sala mientras su tío acomodaba sus cosas en el escritorio.
—Te escucho —dijo Jack nervioso.
—Estoy enamorado.
—¡Que agradable sorpresa! —Jack sonrió, interrumpió lo que estaba haciendo y se acercó a abrazar a su sobrino favorito— ¿Quién es la joven afortunada? ¿Alguna hija de un banquero? ¿De algún cliente? No me digas que la suiza esa...
—Es Mary.
—¿Mary? Mary qué... —preguntó intrigado.
—Tu secretaria.
Jack se enfureció. Se alejó de él y lanzó un grito.
—¡Qué diablos estabas pensando! ¡Es una simple secretaria!
—¡Tío! Sigue estudiando. En unos cuantos meses se titulará de contadora.
—¿Y luego qué? ¡No tiene tu clase!
—¡Por favor! ¡A mí no me salgas con esas tonterías! No me importa la clase y no te estoy pidiendo permiso. Lamento que lo hayas visto de ese modo.
Jack lanzó una carcajada descontrolando a Matt.
—No eres como tu madre. Sacaste mi carácter. Eres fuerte, firme en tus decisiones. Terco, igual que Irina.
—La amo. En ella encontré una atracción no sólo física. Me completa.
—¿Quién soy yo para oponerme? Eres un hombre, si así lo quieres adelante.
—¿Por qué no actuaste de la misma forma con Irina?
—Porque ella era una niña. A los 17 no puedes decir que amarás a alguien para toda la vida —dijo burlón—. Mucho menos al hijo de un criminal ¡Fue solo un capricho!
—¿Habría cambiado en algo que su novio no hubiera sido un Duncan?
—Quizá. Pero eso no lo puedo cambiar. Además, ahora ella esta con Nicholas Parker y se casarán.
—¡Claro! El anuncio en la fiesta de fin de año. Creí que se volvería loca. Estaba muy molesta.
—¿Te dijo algo?
—Ni una palabra. Pero, no te pareció extraño que al día siguiente se marchara.
—¡Con él por cierto! —dijo sarcástico—. Nicholas no le es del todo indiferente. Conozco a mi hija, es orgullosa. Necesitaba un empujón. A las mujeres les gusta que los hombres las cortejen, les hagan creer que ellas tienen el control cuando en realidad las están sometiendo.
—Tu comentario es sumamente machista y retrograda. Perdona que te lo diga pero no puedes manipularla toda la vida —añadió molesto.
—Mientras este en mis manos haré lo mejor por su bienestar.
—O más bien lo que crees es su bienestar.
—Creí estabas de mi lado.
—Solo quiero que sea feliz.
—¿A qué viene todo este reclamo?
—Leí las cartas que Joshep le envío. Nunca las destruí como me lo pediste —Matt sacó de su abrigo un paquete de cartas y se las dió a su tío—. Creo que ese capricho del que hablas, fue amor verdadero. Deberías leerlas. Tal vez eso te cambie el panorama acerca de Joshep.
—¡Tonterías! Ese tipo y su padre son unos desgraciados. Además, ella está ahora con Nicholas. Ya se le pasará el berrinchito de la cena.
Jack tomó las cartas y las aventó sobre su escritorio.
—Irina está confundida tío. Si supiera que estas cartas aún existen. Si viera las cosas desde otra perspectiva y no la cegara su resentimiento. Pasaron muchos años sin que ella tuviera noticias de él, no precisamente porque él le haya ocultado que estaba vivo. Fue una terrible sincronía de acontecimientos en los cuales ya no quiero involucrarme. No quiero ser partícipe de su infelicidad. No después de leerlas y saber todo lo que sufrió Joshep para regresar a su lado.
—¿Por qué entonces no se las devuelves tú? ¿Tienes miedo de que te odie por ocultarle la verdad? ¡Quieres seguir siendo el primo comprensivo ante sus ojos! ¡Me sorprendes Matthew! Creí que eras valiente, que tenías carácter. Veo que eres igual de sensible que tu madre. Sin embargo agradezco tu participación —dijo sarcástico—. Hiciste bien tu parte. Mantuviste alejado a Joshep cuando volvió. Metiste cizaña entre ellos, muy probablemente él le habló de las cartas que ella nunca recibió. Eso es más que suficiente. Nicholas se encargará del resto —dijo sarcástico.
Matt sabía que su tío tenía razón. Él también fue parte del engaño, los separó y destrozó la vida de su prima.
—No deberías interferir en su vida de ese modo. Ella ya es mayor de edad. ¡Déjala tomar sus propias decisiones, cometer errores!
—¡Joshep Duncan nunca será parte de la vida de Irina! Ni muerto lo dejaré acercarse a ella.
—¿Cómo harás eso? ¡No seas ridículo!
—Nicholas se encargará de no permitirlo. Él está totalmente enamorado de mi hija. Dime, ¿qué harías si supieras que tu esposa reencontró a un viejo amor?
—Aún no están casados.
—¡Pero lo harán! ¡Contesta! ¿Estarías dispuesto a dejar a la mujer que amas para que sea feliz con otro? –gritó.
—Si de verdad la amo y ella no siente lo mismo por mí, la dejaría ir. Pero dudo que Scott haga algo así, no lo conozco bien pero me da la impresión que su amor está más orientado a la posesión que a la felicidad.
—¿Desde cuándo eres psicólogo?
—Será mejor que me vaya, tengo varias cosas que hacer y no quiero pelearme contigo. Aún te respeto.
—¿Me respetas o me tienes miedo?
—Hablaremos después tío.
—¡Matthew!
Él se detuvo en la puerta pero no volteó.
—¿Dime?
—Confío en que cuidarás bien a Irina.
Matt sonrió incrédulo y salió de la oficina dejando a Jack solo en su oficina. Jack odiaba a Lucas y para él sería una humillación que su hija se quedara con Joshep.
Irina caminó apresurada por la calle. Planeaba una cena romántica para Scott por el día de los enamorados.
La tarde comenzaba a caer y un ligero aire cálido soplaba.
Entró a una pequeña tienda gourmet en el centro. Tomó una canastilla y recorrió los estrechos pasillos en busca de trufas y un buen vino. Llevaba el cabello suelto pero el estrés por no encontrar lo que buscaba le provocó calor.
Colocó la canastilla en el suelo y se sujetó el cabello.
—Me gustas más con el cabello oscuro.
Irina volteó, pálida al escuchar la voz de Joshep lo miró sin decir nada, recogió la canastilla e intentó salir de la tienda pero él la siguió.
Antes de que pudiera abrir la puerta él la tomó de la mano.
—¿Por qué huyes así? —preguntó Joshep—. Creí que podríamos ser amigos, después de todo tenemos algo en común.
—¿Qué?
—El pasado.
—Tengo que irme de aquí. Scott me espera —dijo nerviosa.
—¡No! ¡No te vayas por favor! —La miró fijamente a los ojos—. Quiero conservar este momento en mi memoria. El tenerte cerca, aquí junto a mí. Siento que será la última vez.
—¿Por qué haces esto Joshep? —preguntó con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Por qué apareces cuando intento olvidarte, rehacer mi vida! —dijo reclamando.
—Porque no puedo resignarme a la idea de perderte. Hay tantas cosas que me gustaría contarte y sin embargo me detiene el miedo.
—¿Miedo a qué? De cualquier forma ya me perdiste.
—Se bien que eso no sucederá. Una parte de tu corazón me pertenece y no importa con quien estés. Siempre pensarás en mí.
—¡No seas arrogante! ¿Qué pensaría Marion si te escuchara decir eso? ¿Acaso crees que no la vi en el hospital? —dijo molesta—. ¿Crees que no me doy cuenta que sientes algo por ella?
—¡Ella estaba ayudando a cuidar a mi padre!
—¡Claro! Siempre tiene una participación importante en tu vida.
—¿Es por eso que te fuiste sin decir nada?
—Eso ya no importa.
—A ella no la amo como a ti, pero si es lo que quieres escuchar te lo diré. Me gusta, ¿contenta? —respondió cansado de la insistencia.
Ella lo miró molesta, tomó la canastilla y se dirigió a la puerta.
—Me llamó un abogado de la firma Parker. Está ayudándome con los trámites de liberación de mi padre.
Irina se detuvo, miró angustiada a Joshep. Scott había cumplido parte del trato y ella tenía que hacer lo mismo si quería que liberaran a Lucas.
—Me da gusto por tu padre. Si me disculpas tengo que irme —dijo cortante.
Irina abrió la puerta, se detuvo al escuchar la pregunta de Joshep.
—¿Qué te pidió a cambio? —preguntó enojado.
—¿Perdón?
—¡Qué le darás para que libere a mi padre!
—No sé de qué me hablas —dijo fingiendo indiferencia.
—Se perfectamente que mi padre saldrá libre gracias a las influencias de tu novio. Dime, ¿el amor se puede fingir?
Irina cerró la puerta y se acercó nuevamente a Joshep hasta quedar frente a él. Lo miró a los ojos.
—¡Dímelo tú! Al parecer eres experto en eso —respondió enojada.
Joshep la tomó de la mano y la jaló intentando besarla pero a cambio recibió una cachetada.
Nuevamente la jaló del brazo y con ambas manos sujeto las de Irina hasta quedar frente a frente, intentó besarla nuevamente pero ella giró su cara.
Molesto, la retrancó contra la pared, sujetó sus manos por encima de su cabeza liberando una. Tomó delicadamente su rostro, lo observó detenidamente como trazando un lienzo en su memoria. Le dio un profundo y apasionado beso.
Al verse correspondido la soltó. Ella rodeó su cuello y lo besó con el mismo deseo. Cada una de las fibras de su cuerpo vibró ante la sensación de sentirlo, intenso, ardiente.
Él se separó de ella haciéndola tambalear. Le robó el aire, se sintió mareada, sofocada. Ella lo miró inquieta sin saber qué hacer.
—Adiós Irina —dijo Joshep sin mirarla, ysalió de la tienda dejándola fría, sin palabras, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón roto.
Irina intentó seguirlo, pero su orgullo y la promesa que le había hecho a Scott la fijaron al suelo.
En un segundo había amado y había perdido el corazón.
Se secó las lágrimas, salió de la tienda tragándose sus emociones y caminó rumbo al parque Lincoln.
Mientras meditaba su situación en el parque, recibió una llamada de su padre. Le extrañó que la llamara a su celular.
—¿Papá, estas bien?
—Quería decirte que estoy orgulloso de ti. Eres una buena hija a pesar de todo lo que pasó.
—¿A pesar de lo que pasó? —dijo reclamando.
—Ambos sabemos que cometiste un error al haber fincado tus esperanzas en una relación sin futuro.
—¡Hubiera tenido futuro si tú no hubieras intervenido!
—Yo no tuve nada que ver. Sabes perfectamente que fue su decisión irse a España. ¿No creerás que tuve algo que ver en el "supuesto" atentado?
—¡No! —dijo cortante—. Pero sí creo que si nos hubieras dado la libertad de amarnos, otra cosa hubiera sido.
—Me hubiera gustado que maduraras hija. Que no buscarás responsabilidad en los demás y asumieras tus culpas.
—¿De qué culpa hablas? —preguntó burlona.
—El muchachito sólo te usó para vengarse por lo que le hice a su padre. Él no te amaba en realidad. Es un hombre sin futuro que sólo busca arruinarte la vida. ¿No se te hace extraño que aparezca cuando estas rehaciendo tu vida?
—¿Sabes qué? No quiero hablar de eso. ¿Necesitabas algo más?
—Saluda a Nick de mi parte, dile que —hizo una pausa—, dile que espero te haga muy feliz.
—¿A qué viene eso?
—Me tengo que ir.
—Te llamaré después.
Irina colgó el teléfono. Cuando su padre trataba de ser cariñoso siempre terminaba reclamándole algo.