Capítulo 9


Jamie estaba sentada en la sala revisado su correo al momento que Irina entró al departamento. Se levantó de inmediato y se acercó a ella.

—¿En dónde diablos estabas? ¡Irina que inconsciente eres! Me hubieras avisado que no vendrías a dormir.

—¿Inconsciente? Estaba en el hospital con una congestión alcohólica Jamie, si te hubiera importado un poco me habrías buscado ahí. Sabes bien que no bebo y me excedí, no debí hacerlo pero perdí el control de la situación. Me siento tan estúpida.

—¡Oh Irina lo siento! —dijo Jamie acercándose a ella.

—Necesito descansar y aclarar la mente.

—¿Pero ya estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Quién te llevó al hospital?

—Scott estuvo conmigo. Estoy bien, solo necesito descansar.

—Al parecer esta muy interesado en ti...jamás imagine que él fuera tan dedicado.— dijo con un toque de sarcasmo. —¿Te gusta?—

—Hablas como si lo conocieras Jamie...

—Solo juzgo lo que veo.

—Necesito descansar, me voy a mi recamara —dijo molesta.

—¡Irina! —gritó Jamie haciendo que se detuviera de golpe.

—¿Qué sucede Jamie?

—Vi a Enrique en la fiesta.

—¿Te molesta que lo haya invitado? —Jamie movió la cabeza negando la situación—. ¿Entonces hablaste con él?

—Algo así, removió emociones que creí ya no existían. Fue extraño... —Jamie bajó la mirada—. Nos besamos y...

—¡Jamie! ¿Acaso estás loca? Sabes que él no busca nada serio.

—Tampoco yo. La próxima semana me iré a Colombia a una sesión fotográfica, espero regresar antes de fin de año.

Irina no dijo nada,  se dio la vuelta y se metió a su recamara. Se dio un baño mientras pensaba en todo lo que había ocurrido. ¿Había sido una alucinación ver a Joshep? Sabía que no podía preguntarle nada a Scott, ya bastante bochorno sentía de saber que la vio ebria. 

Su celular sonó, distrayéndola de su meditación. Contestó apresurada al número desconocido pero nadie respondió del otro lado. Colgó molesta. Salió de la bañera, se puso un suéter marfil y unos leggins,  se recostó en su cama.

Los gritos de Jamie diciéndole que saldría con Enrique se escucharon por todo el departamento. Irina gritó que estaba enterada. Se colocó unos audífonos y sin darse cuenta quedó sumida en un profundo sueño.



Jamie entró al departamento de Enrique. Se quitó el abrigo dejando al descubierto sus hombros y parte de su espalda. Recorrió el departamento hasta llegar a la ventana desde la cual se observaba la empedrada calle.

—¿Cómo lo tomó Irina?—

—Mal. Se enojó pero vamos, ambos estamos de acuerdo en esta relación. A diferencia de la primera vez.

—Quedamos de olvidar el pasado guapa.

Enrique se acercó con un par de copas en la mano. Le dio un beso a Jamie y después ambos brindaron por su reconciliación.

El cerrojo de la puerta giró, las risas se escuchaban en los pasillos. Joshep y Marion entraron al departamento. 

Jamie palideció, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Él estaba vivo, Irina tenía razón, no había muerto. La mujer con la que entró al departamento parecía muy entusiasmada con él. Cuando Joshep se percató de la presencia de la joven se turbó, soltó a su acompañante de la mano y guardó silencio como si le hubieran cortado la lengua de repente.

—¡Estas vivo! —dejó la copa de lado y se acercó hasta quedar frente a él provocando los celos de la joven quien de inmediato se puso frente a ella—. Veo que no perdiste el tiempo.

—Ella es una amiga.

Marion lo miró con recelo.

—Estaré en mi habitación —dijo la mujer de larga cabellera y enormes ojos negros. Sus rasgos orientales llamaron la atención de Jamie. 

—No es lo que parece déjame explicarte —dijo Joshep apenado.

—¡No tienes nada que explicarme Joshep! Es a ella, a Irina, a quien tienes que darle una explicación. ¿Cómo pudiste hacerle esto? ¡Cinco años Joshep! ¿Qué clase de monstruo eres? —gritó molesta—. Y tú Enrique, ¿por qué no dijiste nada? Pero claro, se divirtieron con el jueguito, ¿no?

—¡Jamie Basta! ¡Déjame explicarte! Las cosas no son como parecen.

—Menudo lío en el que nos has metido tío. Te dije que tarde o temprano las cosas se te vendrían por la borda.

—¡Basta los dos! Jamie, hay una explicación a todo esto créeme.

—Entonces te escucho, quiero saber cuántas mentiras más vas a inventarte para cogerte a Irina.

—Yo no le mentí.

—¡Ah! ¿Quieres decir que tu muerte no fue una mentira? —preguntó sarcástica—. ¿Y qué me dices de esa vieja con la que duermes? ¡Cuánto amor le tenías a Irina!

—No duermo con Marion. Es una amiga.

—A la que te coges para consolarte por no tener a mi amiga.

—El día del atentado en los trenes un sujeto me robó mis cosas. Lo perseguí por las calles hasta que intentó entrar al subterráneo. La explosión fue tan intensa que ambos salimos volando por la calle. Quien murió en el atentado fue él, como llevaba mis cosas pensaron que se trataba de mí. La embajada me dio por muerto, estuve inconsciente varios meses en calidad de desconocido hasta que...

Enrique lo interrumpió abruptamente.

—Hasta que yo lo encontré. Su madre se negaba a reconocer el cadáver que le entregaron como su hijo y me pidió que buscara en todos los hospitales a Joshep.

—Cuando Enrique me encontró ya habían notificado mi muerte a la universidad. A mi madre le pareció  conveniente darme por muerto para salir de la vida de Irina.

—Pasaron meses para que Joshep se recuperara por completo. Cuando eso pasó, mi padre nos ayudó con el papeleo para repatriarlo y que pudiera recobrar su identidad. Regresó a San Miguel buscando a Irina.

—Pero Matt me dijo que ella se había ido. Que la dejara en paz porque había rehecho su vida —dijo Joshep.

—Pero no fue cierto. Todo se trató siempre de apartarlos. Todos estaban en contra, la familia de Irina y la de Duncan —dijo Enrique. 

—Lo único que nos dijo Matt fué que se había mudado a la capital.

—Pero sabrás tía que no se trata de un pueblito de dos cuadras. Cuando llegamos nos topamos con una aguja en un pajar.

—No puedo creer que Matt haya hecho algo así —susurro desconcertada.

—Marion es una amiga. Fue mi enfermera, ella estuvo a mi lado cuando estuve inconsciente y durante mi rehabilitación. Le tengo estima –dijo Joshep cruzando los brazos.

—¿Y por eso la trajiste a vivir contigo?—

Enrique y Joshep se lanzaron una mirada de complicidad, algo ocultaron respecto a la visita de la enfermera.

—Vino de vacaciones. Comprenderás Jamie que dado el apoyo desinteresado que me brindó no puedo apartarla de mi vida.

—¡Bastante desinteresado!  ¡No seas cínico! se nota por cada poro de tu piel que te gusta y a ella no le eres indiferente.

—Ideas tuyas. No quiero estar con nadie más que con Irina.

—Claro que ahora nos enfrentamos a un nuevo problema —dijo Enrique—. Ese tío, el tal  Scott.

—¡Que ironía! —dijo Jamie sentándose en el sillón—. Justo ahora que ella comenzaba a olvidarte reapareces.

—A Enrique le dijo que no estaba interesada en él.

—Bueno pues una cosa es lo que ella pueda decir y otra lo que en realidad pasa por su corazón. La he visto diferente, Scott es muy guapo, rico y...

—El dinero que pueda tener es lo de menos, ella jamás fue interesada.

—Ella no anda tras su dinero. El tipo sabe cortejar a una mujer, sabe esperar, es como un león acechando a su presa. Déjame decirte que entre más tiempo pase sin que te acerques a ella estás perdiendo oportunidades.

—No quiero causarle una impresión.

—¡Que considerado! —dijo sarcástica. 

—Si no me he acercado a ella es porque tengo miedo a que me rechace por todos los mal entendidos que ha habido. Sabes bien que desde el comienzo hemos tenido problemas.

—Supongo entonces que quieres mi ayuda.

—Bueno, no quiero asustarla. El incidente del antro me dejó preocupado y luego ese tipo...

—¿Qué pasó en el antro? —preguntó intrigada.

—Joshep estaba parado en la barra, esperaba el momento ideal para presentárselo a Irina pero en cuanto ella lo vio se desvaneció.

—Y entonces apareció ese tipo, Scott—. Dijo Joshep con total seriedad. 

—Pensé que se había desmayado por la congestión alcohólica. Irina no toma y esa noche se bebió como diez mojitos. Pero no me queda claro cuál era su plan, ¿presentarle a Joshep como si fuera otra persona? ¿Y así quieres que confíe en ti? ¿Con mentiras nuevamente?—

—¿Una congestión? ¿Está bien? —preguntó Joshep preocupado y desviando la atención de la joven.

—¡Claro! Scott la llevó al hospital, pasó toda la noche a su lado cuidándola —interrumpió su explicación al ver el rostro de Joshep.  Supo de inmediato que había hablado demasiado.

—¿Entonces crees que hay algo más entre ella y Scott? —preguntó Joshep lleno de celos.

Jamie lo miró sin decir una palabra. Sabía que su amiga seguía amando a Joshep pero por otro lado estaba ese hombre tan sexy, Scott, que ya había provocado el interés de Irina.

—Yo solo digo que entre más tiempo pase más crece la mentira. Yo en tu lugar buscaría la manera de acercarme a ella.

—¡Es que no sé cómo hacerlo!



El teléfono sonó incesante haciendo que Irina despertara. Contestó aún semi dormida.

—Es difícil dar contigo, creo que cambiaré de abogado —dijo una voz masculina con tono sarcástico.

—¿Quién habla? —preguntó adormilada.

—Y encima de difícil, mi abogada tiene mala memoria.

—¿Brandon? ¿Cómo conseguiste mi teléfono privado? —miró su celular, diez llamadas perdidas de él.

—Te hablo para recordarte que el lunes es mi audiencia en el juzgado. Algo me dijo que tenía que llamarte, por si acaso lo olvidabas.

Irina se tocó la frente con la mano, lo había olvidado por completo. Ya no trabajaba para el bufete, sin embargo no le pareció ético dejar a su cliente desprotegido.

—Verás, la cosa es que renuncie el viernes —antes de que terminara su oración él la interrumpió elevando el tono de voz.

—¡Cuánta ética profesional! Dejarme a media defensa.

—¡Espera! Aunque ya no trabajo en el bufete te prometo que te veré en el juzgado.

—¿Por qué?

—¿Acaso no me hablaste para que fuera?

—Sí pero si ya no trabajas para la firma que me defiende no tienes ninguna obligación de ir, ¿por qué lo haces?

—Tú mismo lo dijiste, mi ética no me permite abandonarte así como así.

—Bien, entonces te veré el lunes.



Brandon colgó el teléfono. Salió de su habitación, bajó las escaleras hasta llegar al estudio donde su padre se encontraba hablando con Scott. Sin tocar irrumpió en el lugar.

—¡Así que corriste a mi abogada! ¡Vaya forma de decirme que me pudra hermanito!

Scott y Bruno voltearon de inmediato, y ante los reclamos de Brandon, se levantaron de sus asientos.

—¿Acaso esa es la manera de entrar a un lugar jovencito? —dijo el señor Parker.

Brandon se acercó amenazante a Scott.

—¡Dices que me quieres, pero a la primera oportunidad que se te presenta me hundes!

—¡Ella renunció! No estaba en mis manos detenerla —contestó Scott exaltado.

—¿De qué rayos hablan? —preguntó confundido Bruno.

—La abogada que estaba en el caso de Brandon renunció el viernes. Olvidé por completo que tenían una audiencia el lunes papá. Yo iré en su lugar —contestó dulcificando la voz.

—¡Acabo de hablar con ella e irá! No todas las personas son tan podridas como tú.

—¡Cuidado con lo que dices jovencito!

—¡Cuánto lo siento padre! Ofendí a tu hijo consentido —dijo sarcástico.

—¡Te estás pasando de la raya Brandon! —gritó Scott quien ya se había colocado frente a él  retándolo.

—¡Se calman los dos! Parecen unos niños inmaduros —intervino Bruno separándolos.

—¡Brandon, que no deja de hacer las cosas mal! Siempre se está metiendo en líos.

—Por si no te has dado cuenta, han pasado treinta días sin que me haya metido en líos. Todo se lo debo a Irina,  me intimidó lo que me dijo.  Además creo que logró un buen trato con el juez en el que por primera vez no salía perdiendo.

—¿Irina? ¿Acaso es tu amiga o por qué le faltas al respeto de ese modo? Para ti es la Licenciada Brooks —dijo con un tono de reclamo—. Además  ella ya no trabaja para nosotros. Que te quede bien claro que no puedes depender de ella. Ese trato que hizo con el juez puede que se anule así que no te hagas ilusiones.

—¡Eso está por verse! —Brandon salió molesto del estudio azotando la puerta.

—¿Irina Brooks, la hija de Jack? —preguntó Bruno Parker.

—La misma.

—¡Vaya coincidencias! Jack y yo queriendo presentarlos y ustedes ya se conocen. ¿Por qué renunció?

—Es una historia muy larga papá. El hecho es que ella... estoy tratando de convencerla de que regrese al bufete pero no sé, a veces es muy arrogante.

—Lo sacó de su padre. Jack siempre ha sido impulsivo y arrogante. Aunque debo admitir que la mayoría de las veces él me ha sacado de problemas. Dime, ¿estás enamorado de ella? —preguntó intrigado.

—¿A qué viene la pregunta?

—Bueno es una joven realmente hermosa, de buena familia, inteligente aunque un poco rebelde, creo que a Jack se le fue de las manos cuando huyo con... —Bruno hizo una breve pausa—. Pero no me has contestado, ¿estás enamorado de ella?

—Ella y yo estábamos saliendo pero, créelo o no, ella no sabía quién era.

—Explícate, no te entiendo.

—Ella solo sabía que me llamaba Scott. Nunca le dije mi apellido, ni siquiera sabía que era su jefe o algo así. Pensaba decírselo pero entre más pasaba el tiempo era más difícil. Cuando fue mi nombramiento se enteró sin que yo pudiera darle una explicación. A la mañana siguiente no se presentó a trabajar, era su cumpleaños así que fui a buscarla a su departamento y ahí me dijo molesta que prefería renunciar. Estoy seguro que no le soy del todo indiferente.

—Vaya, jamás creí que volverías a perder la cordura por una mujer. No después de lo que pasó en Japón.

—Lo sé. Irina es una mujer muy interesante, inteligente, hermosa y me vuelve loco.

—¿Entonces qué harás?

—No sé cómo retomar el tema de lo que pasó entre nosotros.

—¿Qué tal la audiencia del lunes? Es un buen pretexto para iniciar una conversación.

Scott miró a su padre tratando de ocultar una sonrisa.



Irina estaba sentada en la terraza leyendo un libro mientras tomaba un cappuccino. Jamie la vio y de inmediato salió a su encuentro.

—¿Y bien? —dijo esperando que Irina la cuestionara.

—¿Y bien qué? —dijo desinteresada y cortante.

—¿No me vas a preguntar cómo me fue ayer con Enrique?

—Supongo que bien ya que no regresaste sino hasta la madrugada.

—¿No saliste para nada anoche?

—No, me quedé en el departamento, ¿a qué viene la pregunta?

—Curiosidad. Creí que habías salido con Scott.

—No, quedó de llamarme pero no lo hizo y la verdad creo que fue lo mejor. No estaba de humor, necesito pensar en muchas cosas.

—¿Cómo qué?

Irina la miró dudando si contarle o no lo que sentía y lo que había pasado. Finalmente se decidió.

—Scott me besó en la fiesta, creo que mi subconsciente lo deseaba. Me comporté de una manera tan desinhibida que lo provoqué. Estar cerca de él fue algo tan intenso, sentir sus labios sobre los míos. Fue como si una corriente eléctrica recorriera cada fibra de mi cuerpo.

—¿Estas enamorada de él? —preguntó inquieta al observar la manera en la que Irina se perdió al narrar los hechos.

—No lo sé Jamie. Me gusta, me gusta mucho pero por alguna extraña razón no puedo dejar de pensar en Joshep. Es como si lo estuviera traicionando.

—Dime algo, ¿qué harías si él no estuviera muerto?

—¿A qué te refieres?

—A Scott.

—Bueno en primer lugar, supongo que no estaría aquí y en segundo lugar aunque trabajara para él de ninguna manera hubiera permitido un acercamiento de ese tipo. Pero hay algo en él que me hace comportarme de una manera completamente distinta. Es como si la niña boba desapareciera y solo estuviera la mujer deseando su cercanía. Es que Jamie, me descontrola de una manera tan extraña.

—¿Lo deseas?

—¡Jamie!

—¡Vamos Irina! déjate de tonterías. Deseas a Scott, niégame que quisieras que te arrancara la ropa y te hiciera suya pero antes de contestarme mírame a los ojos.

Irina se sonrojó, se levantó de la silla y se acercó al barandal, dándole la espalda lanzó un suspiro y prosiguió viéndola de frente.

—No. Quisiera no sentir esto por él. Es un hombre interesante, no deja de sorprenderme con sus detalles, guarda muchos secretos y cuando me mira siento que soy la única mujer en el mundo. Me hace sentir deseada de una manera tan erótica como si todas mis emociones se consumieran en sus ojos.

—Si tuvieras que decidir entre tu amor por Joshep y la pasión que sientes por Scott, ¿qué escogerías?

—Joshep está muerto Jamie —dijo cortante.

—¿Si no lo estuviera?

—Amo a Joshep, ¿tú qué crees que escogería? —preguntó irónica.

—En fin, Enrique me dijo que se verán mañana.

—¡Cielos! Lo olvidé por completo. Mañana tengo muchas cosas que hacer, ¿podrías decirle a Enrique que lo veré el martes?

—Claro, le diré.



Irina salió a caminar esperando que Scott la llamara. No podía negar que no le era del todo indiferente. Ese beso removió en ella sentimientos que no creía tener hacia él. La tarde cayó sin tener noticias de él, se sintió estúpida por la vulnerabilidad que mostró cuando la llevó a casa el sábado y por estar esperando su llamada.