Capítulo 23


Irina entró corriendo al hospital empujando a los reporteros que hacían guardia en la entrada. Totalmente perdida, volteó para todos lados buscando un rostro familiar. Llegó a la recepción. Tomó una gran bocanada de aire intentando recuperarse y preguntó por Jack Brooks.

Corrió por el pasillo hasta el piso donde se encontraba su padre. Scott y Matt sostenían una conversación afuera del cuarto de Jack. Cuando ella los vio se detuvo. Entró en pánico, le temblaron las piernas, pero se aproximó a ellos.

Con la ausencia de Irina, los lazos entre Matt y Jack se habían fortalecido. Jack siempre lo vio como a un hijo pero la confianza que le tenía se había incrementado con el paso de los años. Él se había tomado la libertad de hablarle a Bruno Parker para contarle la situación. De inmediato mandó a su hijo para que los ayudara.

Matt tuvo que sostenerla para evitar que la chica se desvaneciera cuando finalmente llegó a su lado.

—¡Irina! ¡Tranquilízate! Tu padre está en buenas manos.

—¿Qué sucedió? —preguntó asustada.

—Debes tranquilizarte. Scott está resolviendo su situación legal, las cosas se complicaron porque...

—¿Por qué? ¡Dime Matt no te quedes callado!

Matt tomó a Irina del brazo pidiendo una disculpa a Scott y la llevó al otro extremo del pasillo. 

—¿Qué pasó?

—Kyle Norman hizo una denuncia formal contra Jack. Presentó las verdaderas escrituras de la hacienda Parker. Tu padre vendió esa casa hace años con documentación fal... —hizo una larga pausa.

—¿Falsificada? —murmuró exaltada.

—No lo juzgues, él tuvo sus razones para hacerlo. Bruno y él acordaron hacer un trámite legal con un notario en San Francisco...

—¡El viaje a San Francisco! Lo recuerdo, no fue una conferencia inmobiliaria como dijeron. ¡Tú lo sabías! Sabías que esos asuntos no eran legales y aun así lo permitiste.

Matt se quedó callado.

—Será mejor que veas a tu papá. No reclames nada, no es el momento de juzgar Irina. Su condición no es favorable.

Ambos caminaron de regreso. Scott se acercó a ella, la tomó de la mano y  acarició su mejilla.

—Todo estará bien, te lo prometo. Estoy y aquí y no dejaré que lleven a Jack a prisión —susurró.

La enfermera que cuidaba a su padre salió del cuarto.

—Puede pasar.



Irina abrió la puerta y entró al cuarto en el que se encontraba su papá. Lucille sostenía devotamente su mano.

—¡Hija! ¡Gracias a Dios estas aquí! Tu padre te necesita —se levantó y la abrazó—. Te dejaré sola con él.

Irina se sentó en la silla donde había encontrado a su tía.

—¡Papá! ¡Perdóname! Todo esto es mi culpa, yo no debí involucrarme en el caso. No creí que hubiera tantas cosas en el fondo —se llevó las manos a la cara y secó sus lágrimas—. No puedo creer que hayas falsificado las escrituras. Que las cosas que dijo Norman en su artículo sean ciertas.

En ese momento, el cardiólogo entró a la habitación.

—¿Usted es?

—Irina Brooks, soy hija del señor —dijo con la voz entre cortada.

—La condición de su padre es grave señorita Brooks. Tiene una cardiomiopatía. A menudo este tipo de padecimientos son silenciosos. El paciente puede vivir una larga vida saludable sin que aparezcan síntomas pero en el caso de su padre. La presión alta y el estilo de vida favorecieron a que presentara un infarto. Le colocamos un parche de nitrógeno pero es de suma importancia que se opere lo más pronto posible. Deberá evitar cualquier tipo de impresión o agitación.

—¿Qué pasaría si no se opera?

—Bueno, los pronósticos son desfavorables. Si él no se opera, le doy máximo dos meses de vida.

—¡Qué! ¡Eso no puede ser cierto! Mi padre nunca ha tenido problemas de salud. Es un hombre fuerte y saludable. Estoy segura que hay un error.

—Entiendo su angustia. Créame que nada me gustaría más que darle buenas noticias. No gano nada ocultándole la verdad. Es mejor que esté preparada para todo.

Irina se resbaló en la silla. Palideció y se quedó sin palabras. El doctor salió sin que ella se diera cuenta. Matt y Lucille aprovecharon la salida de él para entrar.

—¿Qué te dijo el doctor? —preguntó angustiada su tía.

—Mi papá... él —contuvo sus palabras. Un incómodo silencio inundó la habitación. 

—Hablaré con el doctor —dijo Matt y salió del cuarto.

—¡Cálmate hija! Todo saldrá bien. Jack es muy fuerte —tomó de los hombros a la joven.



Irina se quedó a cuidar a Jack en el hospital. A pesar de las diferencias que tenía con él, lo amaba.

Jack despertó agitado en medio de la noche. Irina dormía a su lado sosteniendo su mano.

—¡Hija! –susurró. Apenas tenía fuerzas para hablar.

—Papá no te agites, debes descansar. Todo estará bien. ¿Te sientes mal? ¡Llamaré a la enfermera!

—Estoy bien. Debes calmarte.

—¿Cómo quieres que me calme? ¿Por qué no me dijiste que tenías problemas de salud?

—Ni siquiera yo lo sabía. El doctor habló conmigo. Se todo, no tienes que mentirme.

—Es necesario que te operes de inmediato.

—Si no muero aquí, moriré en la cirugía. De igual forma ya no tengo remedio.

—El hombre que me crío no se rinde tan fácilmente.

Él la miró, acarició su rostro como jamás lo había hecho.

—Quiero que tengas siempre lo mejor. Las cosas que he hecho han sido por tu bien.

—¿Por qué lo dices? ¿Por Norman? ¡Es un hombre sin escrúpulos! Jamás le daría la razón, ni aunque me presente pruebas.

—No quiero irme dejándote desamparada. Nada me complacería más en este momento que verte casada, formar una familia.

—Me gustaría complacerte pero no tengo a nadie para hacerlo.

—¿Y Scott? Es un buen hombre. En cuanto se enteró que tenía problemas vino a ayudarme.

—No era necesario que viniera papá, para eso estoy yo.

—Él te quiere.

—Sé adónde quieres llegar papá. Scott me agrada, sé que es lo que dices pero no lo quiero. No de la misma manera en que quiero a... —se quedó callada y fijó su vista en el suelo.

—En que quieres a ese muchachito —interrumpió decepcionado.

—Lamento no cumplir con tus expectativas. Será mejor que hablemos en otro momento, ahora necesitas descansar.

—Ahora es el momento. Lo es porque en mi condición mañana puede ser muy tarde. Prométeme algo Irina.

—¡Lo que quieras!

—Desde que la familia Duncan apareció en mi vida no ha traído más que desgracias. Primero perdí a tu madre y luego te perdí a ti.

—No me perdiste. Aquí estoy.

—Las cosas entre nosotros no volvieron a ser las mismas. Intentamos cambiar pero solo fue cuestión de tiempo para que él volviera a aparecer y nuevamente peleáramos.

—Sé que no debí tomar el caso. Fui muy obstinada, lo acepto. Perdóname.

—No te estoy reprochando eso. Sólo quiero que te alejes de él. No me gustaría que echaras a perder tu vida con un hombre como él.

—No pienses en él ahora.

—Prométeme que te alejarás de él.

—Papá...

—Es mi última voluntad Irina. De otra forma no podré irme en paz.

—¡No digas eso! No irás a ningún lado —ella se paró de la silla y dio de vueltas por el cuarto—. No hablarás en serio.

—¿Por qué? ¿Necesitas más pruebas de que esa familia solo nos hace daño?

—¡Basta papá! —dijo en voz alta—. Lo siento no quise levantarte la voz. Será mejor que duermas, debes descansar. Hablaremos mañana.

—Piénsalo Irina. Pon en la balanza los hechos. Scott o Joshep. ¿Quién jamás te ha mentido, quién ha estado cuando más lo necesitas?

—Joshep podría estar a mi lado en este momento de no ser que su padre también está en el hospital.

—Lo sé. Lo leí en el periódico.

—No hablaremos más. Debes descansar, necesitas energías para reponerte.

Irina pensó lo que su padre le dijo. Por alguna razón siempre había mal entendidos en torno a Joshep. Scott por su parte, le había ocultado que su padre era dueño de P & H Asociados pero más allá de eso, siempre había mostrado un interés puro en ella.



Daniel Soto llegó despavorido al hospital. Se abrió paso en medio de los reporteros que hacían guardia afuera del hospital. Antes de llegar a los elevadores vio a Irina en la administración. Corrió a abrazarla. Ella tramitaba el alta voluntaria de su padre.

Daniel aprovechó para interrogarla respecto a la salud de Jack. Le explicó por qué no estaba en San Miguel y finalmente la puso al tanto de la situación legal de Jack.

—Scott es un abogado muy hábil. Jamás se me hubieran ocurrido los argumentos que él le dio al fiscal. Además presentó una contrademanda. La noticia le caerá como un balde de agua fría a Norman. ¡Esa sabandija sin escrúpulos! En fin, se pagó una cuantiosa fianza para que le otorgaran la libertad provisional mientras se lleva a cabo el proceso. Tu padre es un hombre libre Irina.

—Gracias Daniel.

—No me las des a mí, dáselas a Scott. Por lo general éste tipo de procesos son engorrosos, tediosos y hartantes. Todo se facilitó de tal modo que Jack puede respirar tranquilo, no irá a prisión. Al menos no ahora.

—¡Nunca!

—Tienes razón. Nunca. ¿Quieres que te ayude con los trámites?

—Preferiría que lo acompañaras. Esta solo en el cuarto.

—Descuida, iré en seguida. Avísame en cuanto todo esté listo. Scott me pidió que le llamara para que montara una guardia de seguridad afuera del hospital. En estos momentos los comentarios desatinados de los reporteros solo traerían más estrés a tu padre.

—Ya veré que hago con eso –dijo sonriendo.

Para sorpresa de Irina los gastos de hospitalización de su padre habían sido cubiertos. Se sintió molesta por la intervención de Scott. Decidió llamarlo pero en ese momento, él apareció justo atrás de ella.

—Todo esta listo. Tu padre puede salir cuando él quiera. Mis guardias están custodiando la salida de atrás, no dejarán que ningún reportero se acerque.

—Gracias Scott. Te pagaré los gastos de hospitalización, no era necesario que hicieras ese gasto.

—No te estoy cobrando nada.

Irina lo miró seria. A pesar de todo lo que había pasado tenía una preocupación más en mente, Joshep.

—Lo sé...

—Irina, hay algo que me gustaría decirte. Sé que te prometí ayudar a Lucas Duncan a salir de prisión pero dadas las circunstancias considero que no es prudente.

—Sí, creo que tienes razón. Hablaré con Josh.

Scott la miró desilusionado, molesto. Tomó un respiro y continuó.

—El juez nos dio 48 horas para reunir las pruebas necesarias a favor de tu padre. Mi padre ya está en eso, está trabajando con abogados de la ciudad y quedó de llamarme antes de las dos. A pesar de la terrible condición física  en la que se encuentra tu padre, será imposible que no pise el juzgado.

—¿Qué hay de Norman?

—Ese... —hizo una pausa y cambió el tono de su voz—. Te aseguro que tendrá su merecido. Norman es un hombre ventajoso, desleal y sin escrúpulos. Traidor. Estoy seguro que envió una documentación falsificada con tal de sacar a la luz los malos manejos de la inmobiliaria. De evidenciar a tu padre y por supuesto al mío. Lo que no entiendo es de dónde sacó la idea de las escrituras.

Irina palideció. No podía decirle que Brandon estaba inmiscuido sin antes hablar con él.

Será mejor que vaya mi padre, debe estar ansioso por irse.

—Te esperaré. Hablé con el director general, es amigo de mi padre. No tuvo inconveniente en que usáramos las salidas especiales del hospital.—

—Nuevamente gracias por todo.



La casa de Jack tenía un peculiar aire sofocante para Irina. Desde el momento en que entró al lugar, sintió una terrible opresión en el pecho.

Subió a su recamara y algunos recuerdos le vinieron a la mente. Desde la vez que ella y Joshep hicieron el amor por primera vez hasta la vez que tomó sus cosas y se marchó.

Jamás se había sentido tan liberada como cuando salió de ese lugar y comenzó a vivir. El haber regresado por causas de fuerza mayor le provocaba un conflicto interior. Por un lado sentía la obligación de estar al lado de su padre y por el otro quería huir de San Miguel.

Abrió la puerta de su closet para sacar algo de ropa, una caja cayó al suelo. Dentro de ella estaba un álbum de fotografías. Lo tomó, sacudió un poco el polvo y se sentó en la orilla de la cama.

Jamás había visto las fotografías que en él se encontraban. Sus padres cuando eran jóvenes y ella aun siendo una bebé. Notó que tenía un inmenso parecido a su madre aunque ella tenía el cabello rubio.

Irina se levantó de la cama y se acercó al espejo, se miró fijamente y recogió su cabello. Una idea le vino a la mente,  teñirlo de rubio.  

El ruido de un auto en marcha la hizo acercarse a la ventana. Se ocultó atrás de las cortinas para poder ver de quién se trataba. Scott se marchaba dejando a uno de sus escoltas al cuidado de la casa. Bajó de inmediato buscando a su padre. 

Jack hacía una llamada en el despacho. Irina alcanzó a escuchar las últimas palabras de la conversación antes de colgar el teléfono.

—Sé que será fácil. ¡Haz lo que sea necesario! ... Sí, te llamaré en cuanto tenga noticias del juicio —dijo con un tono de voz alto a Bruno.

Ella entró haciéndose notar.

—¿Con quién hablabas papá? ¿Qué hacía Scott aquí?

—Necesitaba hablar con él. Regresaré a descansar. Mañana quiero ir a la inmobiliaria.

—No debes salir. El doctor dijo que...

—¡El doctor dijo tonterías! No me voy a amarrar a una cama cuando tengo tantos pendientes.

Jack salió del despacho dejando a Irina con la palabra en la boca. Se sentía asfixiada estando en esa casa, tomó el teléfono y llamó a Jamie.

—¡Irina! ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu papá? Vamos rumbo a San Miguel. Daniel me contó todo.

—No es necesario que vengan, todo está bajo control.

—Joshep está muy preocupado. Te ha llamado pero no le contestas.

Irina buscó el celular en su bolsa, estaba apagado.

—Lo llamaré más tarde. ¿Cómo esta Lucas?

—Lo pasaron a un cuarto. Parece que esta fuera de peligro.

—¿Has sabido algo de Brandon Parker? ¿No me ha llamado al departamento?

—Querrás decir Scott.

—No, él está en San Miguel.

—¡Vaya! Ese tipo no pierde el tiempo. En fin, no hay mensajes en la contestadora. Tampoco ha ido a buscarte. ¿Para qué lo necesitas? ¿Por qué no le preguntas a su hermano?

—Es un asunto privado.

—Últimamente no me cuentas nada —dijo reclamando.

—Jamie es un asunto delicado que preferiría no tratar por teléfono. ¿Cuándo llegan?

—Esta misma noche aunque muy tarde, iremos a verte mañana temprano. Tengo que darte una noticia importante.

—De acuerdo, hablaremos a tu llegada.



Irina despertó al escuchar la puerta principal cerrándose. Se asomó por la ventana y logró ver a su padre yéndose. El guardia permanecía cerca de la casa. 

Bajó apresurada intentando alcanzarlo pero fue inútil. Tomó sus cosas y salió de la casa rumbo al centro comercial seguida del guardaespaldas de Scott.

Dos horas después regresó. Se dio un largo baño de burbujas para relajarse y se maquilló de la misma manera en que lo hacía su madre. Eran idénticas. 

El ruido de un auto estacionándose la hizo asomarse a la  ventana. Nuevamente se ocultó atrás de las cortinas para poder ver quién llegaba. Brandon bajó del auto y caminó hacía la entrada.

Bajó corriendo las escaleras y justo cuando tocó el timbre ella abrió la puerta. Él estaba parado en el pórtico, daba de vueltas hasta que la vio.

—¿Qué haces aquí? —dijo molesta, casi gritando.

—Necesito hablar contigo. A penas me enteré supe que tenía que aclarar contigo el malentendido.

—¡Estás loco! ¿Cuál mal entendido? ¡Le entregaste a Norman las escrituras! ¡Dijiste que no lo harías y aun así lo hiciste! ¡Mi padre tuvo un infarto gracias a tu imprudencia y a Norman!

—¡Oye escúchame por favor!

—No le he dicho nada a Scott pero créeme que ganas no me faltan. Estoy muy molesta contigo.

—¡Irina basta! Yo no le di las escrituras a Norman. El me...

—¿Tu hiciste qué? —gritó Scott, quien apareció sorpresivamente. Ninguno de los dos se había percatado de su presencia—. Me parece increíble Brandon. ¡Cómo pudiste entablar una relación con ese mal nacido de Norman!

—¡Será mejor que me vaya! Hablaremos después Irina.

—¡Tu no irás a ningún lado hasta que aclaremos las cosas! —gritó Scott tomándolo del brazo.

—¡No es a ti a quién debo darle una explicación!

—¡Eres un insolente! Papá hizo mal en consentirte demasiado.

—¿Consentirme? Te equivocas hermano. ¡Tú eres el consentido! ¡Tú eres su único hijo, el orgullo! Para mí sólo ha tenido desplantes, malos tratos, gritos.

—¡Tendría más consideraciones para contigo si fueras un poco más responsable!

—¡Tan responsable soy que mamá me dejó las escrituras de la hacienda a mí!

—¿Qué? —su tonó de incredulidad hizo que se alejara de él—. Papá tenía las escrituras, por eso vendió la casa.

—¡Vamos Scott! ¡No seas iluso! Bien sabías los problemas que papá y mamá tenían desde hacía años. ¿Acaso olvidas quién fue la culpable de su separación? ¡Claro que no! —dijo sarcástico—. Estabas a favor de esa relación. ¡Tanto que conservaste a Ana!

—¡Eso no es verdad!

Irina se sorprendió al escuchar la participación que Ana tenía en la familia Parker.

—¡Da igual! Estabas dándote la buena vida, viajando por Europa. Convenientemente después  de eso volviste a huir. ¡Qué sabes tú de los problemas que ellos tenían!

—¡Más de lo que te imaginas!

—¿No me digas? —dijo Brandon de forma sarcástica, provocando la ira de Scott—. ¡Te escucho, tengo todo el tiempo del mundo!

Scott estaba tan molesto que le dio un puñetazo en el rostro a  Brandon. Él respondió de la misma forma.

—¡Basta los dos! —gritó Irina asustada—. ¡Dejen de pelear! ¡Auxilio!

Uno de los escoltas que llegó con Scott acudió a ayudar a la joven. Intentó separarlos.

—¡Él empezó! —gritó Brandon—. ¡Nunca ha soportado que le digan la verdad, por eso está rodeado de lame botas!

—¡Ya cállate de una buena vez! No me hagas darte otra paliza.

—¡Cuando quieras! Pero esta vez no traigas quien te defienda.

—¡Tranquilos! No pueden seguir así, son hermanos.

—¡Brandon nos traicionó! ¿Cómo quieres que reaccione? —gritó molesto Scott—. ¡Mi padre sabrá lo que hiciste, esta vez no pienso solaparte!

—¡Ah sí, pues corre! ¡Y no omitas ningún detalle, incluido el hecho que yo no le entregué nada a ese tipo!

—¿Entonces cómo supo lo de las escrituras? —preguntó Scott gritando.

—Yo le di a entender que la propiedad me pertenecía. Pensaba enseñarle las escrituras pero le prometí a Irina hablar con ella antes de hacer algo.

—¿Quieres decir que tú tienes las escrituras? ¿Qué tiene que ver ella en todo esto? —preguntó molesto.

—Sí, aún las tengo. Y ahora que pasó esto no pienso darle nada. Mucho menos entablar ninguna relación con Norman. 

—El daño está hecho Brandon —dijo Irina resignada—. Mi padre tuvo un infarto, su reputación esta por los suelos y estamos metidos en un grave problema.

Scott volteó. La miró totalmente embelesado por su nuevo aspecto, hipnotizado por su belleza y con un tono suave prosiguió.

—Despreocúpate, como te dije yo me haré cargo de todo —Scott volteó a ver a Brandon—. En cuanto a ti —cambió el tono de su voz—, tú y yo tenemos que hablar.

Se despidió de ella dándole un beso en la mejilla no sin antes alagarla por lo hermosa y sofisticada que se veía. Ambos se marcharon.