Un millón de gracias a la persona sin la cual este libro nunca habría llegado a ver la luz. Mi mujer ha sido un apoyo fundamental y una fuente constante de inspiración e ideas para el desarrollo de la historia, además de mi primera y más audaz correctora.
Gracias a Jorge Centeno, a Ignacio Tinao y a José Herrera, por tener la paciencia de leer la primera versión completa y el valor de ofrecerme su sincera opinión, además de útiles consejos y comentarios.
A mis padres y a mis dos hermanas, que leyeron los primeros manuscritos, propusieron interesantes mejoras y me animaron a continuar.
A Guillermo Berguecio y a Carlos Martínez, por sus meticulosos análisis de partes clave de la historia y por sus certeras propuestas que me ayudaron a reproducir un escenario plausible.
Y gracias a Soraya Andújar, por su perseverancia y buen hacer a la hora de plasmar el mapa de Galatea sobre el papel.